[Crítica] Up In The Air


8/10

Descubrimos gracias a Up in the Air que despedir a la gente es todo un arte. Y si te despide un hombre amable, elegante y disfrazado de buenas intenciones, parece que se disimula el gran dolor de quedarse sin trabajo. No obstante, detrás de esta gran película se esconde una historia de autodestrucción tras empezar a conocer que tu vida puede cambiar de la noche a la mañana.
Un día, eres un ejecutivo de una gran empresa que se dedica a ir por diferentes grupos, corporaciones e industrias despidiendo gente porque los cobardes dueños de esas empresas están más preocupados por seguir alimentando a su propia economía que en el bienestar de sus empleados. Al dia siguiente, llega un programa informático y tu vida puede dar un giro de 180º cuando te ofrecen un trabajo antagónico al tuyo, sin llegar a despedirte.
Up in the Air es la historia perfecta de un hombre que cree que su vida es perfecta como está. No confía en los matrimonios ni concibe otra forma de vida que no sea "en solitario". Huye del matrimonio y huye de cualquiera de las convenciones sociales alrededor del amor y de la compañía femenina. Él es feliz viajando y acumulando millas para poder canjearlas después por comidas, billetes y cualquiera de las ventajas que ofrecen las grandes aerolíneas. De repente, conoces a la que posiblemente sea la mujer perfecta, la mejor que ha entrado en tu cama y hacia la que sientes una terrible adicción. Sigues pensando que la vida es mejor solo, pero te animas a confiar en otras personas. De hecho el personaje de Clooney llega a describir a esta mujer como "una amiga". Todo parece perfecto. Hasta el hecho de trabajar despidiendo gente parece perfecto. Pones cara de compungido y repartes una carpeta donde vienen alternativas para la desolada gente a la que has dejado en la calle. Pero tú sigues tu vida. Sin inmutarte.
Hasta que un día el destino te comienza a jugar malas pasadas. Esa amiga perfecta resulta que tiene un grado bajo de perfección y te produce una sensación de impotencia ante algo en lo que tú creías plenamente y ahora se ha vuelto completamente del revés. Eres un hombre que disfruta viajando, pero en el mismo momento en que más a gusto estás, llega tu jefe y te ofrece otra modalidad de tu empleo. Te "despide" de tu trabajo para mandarte a otro. Ahora eres el cazador cazado.
Con un trío protagonista de nivel más que notable, destaca la interpretación fabulosa de Vera Farmiga, quien llega a robarle algún que otro plano al protagonista de la película: un George Clooney en estado de gracia, un hombre bueno, amable que simplemente hace su trabajo. Y para finalizar, Anna Kendrick, una actriz joven que apunta alto en el mundo del cine y que comienza su carrera después de una serie de pequeños papeles, entre ellos la saga Crepúsculo.
Por otro lado, Jason Reitman teje una de las grandes películas del año destinada a convertirse, por lo menos para aquellos que todavía amamos el cine con buenos guiones y que te hacen pensar después de salir de la sala, en una película de referencia como ya lo fueron sus dos anteriores trabajos: Juno y Gracias por Fumar, ambas grandes éxitos de público y crítica que han consolidado al vástago del director de Cazafantasmas como uno de los directores de referencia de este último lustro.

Cosecha del 2009; las 10 mejores películas del año

A principios de año, pocos son los cinéfilos que se abstienen de recapitular todo aquello que nos ha deparado el curso cinematográfico pasado. Nosotros no vamos a ser menos y a continuación os ofrecemos nuestra lista de las 10 mejores del año.

1. Gran Torino
Un año más, el maestro Eastwood nos rescata del tedio y la mediocridad general del mundo cinematográfico actual para brindarnos una joya llamada Gran Torino. En contra de sus propios propósitos, el incombustible director vuelve a enfrentarse a las cámaras en un papel hecho a su medida; un malencarado ex combatiente de Corea que acaba de perder a su mujer y presencia los profundos cambios que están aconteciendo en su barrio. Eastwood maneja el ritmo de la película, entre la distensión y el conflicto, con la maestría que confiere la experiencia. Su cine es sincero, emocional y directo; una pura experiencia cinematográfica sin concesiones. Ya rozó la perfección con Mystic River, Cartas desde Iwo Jima o El Intercambio, y ahora esperamos impacientemente su nuevo trabajo, Invictus, con el que posiblemente se confirme como uno de los mejores directores de cine del mundo.

2. Up
No es ninguna novedad que los estudios de animación de Pixar conciban éxito tras éxito de forma correlativa; Toy Story, Monstruos S.A, Ratatouille o Wall-e son sólo algunos ejemplos. No obstante, este año su nivel de calidad, tanto técnica como cinematográfica, se ha elevado hasta cotas que rozan la perfección. Up se erige como la cumbre de la animación actual principalmente porque ha sabido construir una historia de enorme belleza centrada en un nostálgico anciano que persigue los sueños que durante su vida se les escaparon como globos de helio. Su obertura muda de unos quince minutos de duración es, sin lugar a dudas, lo mejor que se ha visto este año en los cines. El señor Frederiksen ya ocupa un lugar en el corazón de todos nosotros.

3. Malditos Bastardos

Quentin Tarantino nos regala una de sus mejores películas y una de sus locuras más impactantes de los últimos años y la gran osadía de tener un libro de Historia en la mano y tirarlo al cubo de la basura. Sin ser pretencioso, Tarantino hace que la Segunda Guerra Mundial se convierta en una historia de venganza, amor, locura, drama, traiciones y humor.
De esta forma y junto a un reparto inigualable formado por Brad Pitt (en el papel del vengativo y carismático teniente Aldo Raine), la bella Mélanie Laurent, el genial nazi al cual todos los más sucios calificativos le vienen pequeños interpretado por un enorme Christoph Waltz, la inimitable Diane Kruger, el indefinido Daniel Brühl y los "bastardos", interpretados por Eli Roth, Gedeon Buckhard o Michael Fassbender, Quentin Tarantino ofrece una película que merece ser rescatada de vez en cuando para descubrir como un gran y consagrado director se puede permitir el lujo de no querer hacer una película histórica, sino hacer de la Historia un verdadero entretenimiento.

4. Revolutionary Road

Posiblemente conforman el triángulo perfecto para construir una buena película; San Mendes tras las cámaras y Leonardo DiCaprio y Kate Winslet dando vida a unos personajes desquiciados por una sociedad opresiva y falsamente feliz. El matrimonio que conforman ambos actores se debate en una lucha sin cuartel por hacer preponderar sus ideas sobre el otro, engullidos por la implacable vorágine de una cotidianeidad exasperante que retiene a uno e impulsa como un resorte al otro hacia un lugar tan soñado como abstracto. Mendes consigue captar con realismo la esencia misma del conflicto, desnuda a sus personajes ante la cámara y los lanza hacia un destino oscuro y trágico. Fue injustamente obviada en la pasada edición de los Oscar y por ello, desde aquí, la reivindicamos como de lo mejor del 2009.

5. El caso de Benjamin Button

A mi parecer, fue la gran perdedora de la pasada gala de los Oscar. Con 13 nominaciones, El Curioso Caso de Benjamin Button fue una de las películas más nominadas de la Historia y era la gran favorita. No obstante, una película británica, que aunque muy buena también así como respetable en todos sus aspectos, consiguió alzarse con 8 de los 10 premios a los que optaba. Así, David Fincher y todo su equipo se quedaron con dos palmos de narices al ver como iban escapándose 10 de sus 13 nominaciones.
El Curioso Caso de Benjamin Button es un manual de cómo hacer una gran película a partir de un libro de apenas una veintena de páginas acerca de una fantástica historia en la que un hombre rejuvenece a medida que va pasando el tiempo. Un maravilloso cuento sobre las ocasiones perdidas, el arte de aprovechar al máximo cada momento. Una mágica historia de amor, romance y una magistral obra de arte para todos aquellos que el año pasado nos quedamos con las ansias insatisfechas de verla en lo más alto de los Oscar.

6. Slumdog Millionaire

Precedida por la gloria, concretamente ocho Oscar incluyendo Mejor Película, la aventura india de un director tan inclasificable como Danny Boyle, Slumdog Millionaire fue una grata sorpresa por la originalidad de su propuesta y la vibrante narración de las peripecias de un falso héroe que, tras sufrir lo indecible, se gana a la chica y, además, consigue el premio del concurso. Con una banda sonora potente, una fotografía de gran belleza y una verdadera obra arquitectónica de montaje, la película de Boyle consigue entretener y emocionar a la vez lo que, hoy día, no es cosa fácil.

7. La cinta blanca
La Cinta Blanca es como su director: absorbente, mágica e impactante. Michael Haneke traza un maravilloso relato de la Alemania de principios del siglo XX, en una época en la que el miedo, el pánico y las guerras mundiales estaban en las puertas del viejo continente. Con una fotografía en blanco y negro que quita la respiración, Haneke comienza a dibujar el relato de las causas de los grandes miedos que han azotado al siglo pasado de una manera que jamás habíamos visto. Los jóvenes actores portadores de esa cinta blanca que tantas cosas simbolizan así como las historias que Haneke destapa en la película traen a la memoria una serie de recuerdos nada agradables sobre cómo comenzaron los grandes males de la Humanidad.
Con un guión en el que ocurren una serie de desgracias en un pequeño pueblo y la investigación que sigue el nuevo maestro que llega a la escuela, el gran director austriaco aprovecha la ocasión para darnos una lección magistral y presencial de Historia en imágenes que nadie debe perderse.

8. 500 días juntos

Cada año se cuela en nuestras carteleras un par de películas de corte independiente que consiguen conquistar al público a base de un guión conseguido y un tono amable. Al inicio de 500 days of Summer se nos advierte de que no se trata de una comedia en la que finalmente y tras superar todos los obstáculos prevalece el amor. Esta es una historia de cómo un chico se enamora de una chica y de cómo, meses después, la realidad muestra su lado más triste y llega la hora de la separación; el círculo se cierra y todo parece venirse abajo, pero siempre existe la posibilidad de que un nuevo círculo se abra. Marc Webb concibe en su debut una comedia original, de cierto tono melancólico, y con actores en estado de gracia, que nos provoca, al final, un esbozo de sonrisa de puro placer.


9. Buscando a Eric

Ken Loach siempre es bien recibido. Su cine social es hoy día un referente para todo el continente europeo, por el realismo poético con el que tiñe sus películas y por la tierna fragilidad de sus personajes. En esta ocasión, Loach nos sorprende con una comedia futbolística en torno a la figura de Eric Cantona, o más concretamente a cómo vive la pasión por el fútbol nuestro agobiado personaje; un Steve Evets completamente sensacional. No obstante, la cuestión social no es abandonada por la mera risa fácil y que es a partir de la acostumbrada crítica de Loach (la violencia a la que se ven sometidos, pasiva o activamente, los jóvenes británicos) cuando surge el verdadero componente cómico. No se la pierdan en versión original.

10. Enemigos Públicos

Una de las películas del año. Quizás pasó algo desapercibida o simplemente que la gente se sintió algo decepcionada puesto que se esperaba una película de acción al estilo Collateral o Heat. Pero sin embargo, y en lugar de todo eso, se encontraron con una película "soporífera, aburrida y tediosa".
Nada más alejado de la realidad. Es todo un manual de estilo del estilo de dirección de Michael Mann. No es una película de acción al uso con multitud de disparos, explosiones y escenas de sexo entre el protagonista y su joven y rubia partenaire. Sin embargo y gracias a la presencia de uno de los actores más importantes de los últimos años como es Johnny Depp acompañado del, por suerte, emergente Christian Bale así como la ganadora del Oscar y nueva diva del cine americano Marion Cotillard, la película consigue mantener un suspense nunca visto en este tipo del cine ya que Mann optó por hacer esta película en un estilo documental y cámara en mano que atraerá a más de uno.


La carrera hacia los Oscar: Los críticos americanos (BFCA) reparten sus premios


La fecha de entrega de los premios Oscar se acerca y, como cada año, las predicciones comienzan a inundar los medios de comunicaciones en base a la multitud de galas previas. Redundantemente, los premios Oscar son vistos como el máximo galardón cinematográfico a nivel mundial, sin embargo, son escasas las ediciones en las que las estatuillas hacen realmente justicia a la realidad. Es igualmente cierto que el nivel de las películas es cada año más bajo, en contraposición a la época dorada que vive la televisión con series que cautivan a millones de espectadores. No obstante, la tradición se mantiene y un cierto frenetismo nos recorre al conocer quiénes serán nominados y premiados. Esta noche se entregarán los Globos de Oro, vistos por mucho como antesala de los Oscar, pero antes hemos conocidos los ganadores del año según los Críticos estadounidenses.
A primera vista destaca el fracaso de películas como Up in the Air (que sólo consiguió un premio al Mejor Guión Adaptado), dirigida por Jason Reitman y protagonizada por George Clooney; y Nine, el musical de Rob Marshall, ambas favoritas en las quinielas de los Globos de Oro. The Hurt Locker de Katryn Bigelow se hizo con el premio a la Mejor Película y a la Mejor Directora, mientras que en el apartado interpretativo, Jeff Bridges, por Crazy Heart, y Sandra Bullock/Meryl Streep ex aequo por Julie&Julia y The Blind Side respectivamente, se alzaron con el máximo galardón. Por otro lado, Inglorious Basterds recibió el premio al Mejor Guión, escrito por Quentin Tarantino, al Mejor Actor Secundario para Christopher Waltz, y una mención especial para el reparto al completo. En las modalidades técnicas, el ambicioso proyecto de James Cameron, Avatar, se alzó con la mayoría de los premios, incluido el de Mejor Película de Acción. Por su parte, Pedro Almodóvar consiguió el premio a la Mejor Película de Habla no Inglesa por Los Abrazos Rotos. Igualmente reseñables son el premio recibido por la actriz amateur Mo'nique en la categoría de Mejor Actriz de Reparto por Precious, y por la actriz Saoirse Ronan como Mejor Actriz joven en The Lovely Bones, la última película de Peter Jackson.
Como podemos observar, unos premios muy repartidos que auguran una carrera hacia los Oscar muy competitiva. Esperemos que hoy, nuestras dudas se aclaren aunque sea mínimamente.
Para consultar la lista completa de vencedores, acuda a la siguiente página

[Crítica] Buscando a Eric

7/10

Hoy día nadie duda de la importancia del director Ken Loach en el desarrollo de la cinematografía británica y europea. Son pocos los directores de cine que han sabido plasmar con tanta veracidad la realidad de un mundo suburbano, con imágenes de lirismo descarnado y personajes profundos y entrañables. Desde una de sus primeras películas, Kes, en la que narraba la historia de un niño marginado cuya principal obsesión era un halcón, hasta el retrato de la problemática de los "sinpapeles" africanos y europeos en Reino Unido en la reciente "En un mundo libre", pasando, naturalmente, por títulos tan inolvidables como "Tierra y Libertad", sobre el movimiento libertario español en el comienzo de la guerra civil, o "La Cuadrilla", que trata el despido de trabajadores del ferrocarril; Ken Loach ha trazado una suerte de mapa de los grandes problemas sociales que acucian a la actual sociedad británica y, por extensión, al resto de países "desarrollados" europeos. Con una precisión envidiable, Loach retrata sin ambages ni florituras la cruda realidad ilustrada por personajes con los que se identifica desde su posición moral combativa. Y es que es, a partir de esta condición, desde la que parte todo su cine; es la crítica al modelo capitalista, a la inhumanidad que mana de este y a las enormes contradicciones que se derivan y por la que muchas personas son golpeadas con suma crueldad.
Si bien Loach domina la cámara con pulso frío y analítico en ocasiones, y con cierta ternura en otros, su cine no puede entenderse sin su guionista fetiche, Paul Laverty, quien ha firmado todos los guiones de sus películas. El tándem Loach-Laverty nos ha alertado sobre los problemas de integración cultural en la nueva sociedad cosmopolita, sobre los jóvenes sin rumbo, sobre el paro, sobre los diferentes modos de explotación en diversas zonas del mundo, etc. Y ahora, se atreven con el fútbol. Estrenada el pasado 27 de Noviembre en las salas comerciales, y proyectada anteriormente en los festivales de Valladolid y Sevilla, "Buscando a Eric" es una fábula-comedia de tono distendido, aunque no exenta de la ya acostumbrada crítica social, acerca del mundo del fútbol, más concretamente a cómo este deporte de masas influye poderosamente en la vida de personas ordinarias. Como vértice de la historia, aparece el famoso ex-futbolista Eric Cantona (también productor de la película), quien charla y da consejos de forma imaginaria a un hombre maduro castigado por la vida, nostálgico de un amor perdido, y que convive con dos hijastros problemáticos.
Así pues, volvemos a los barrios proletarios de la Inglaterra profunda, más concretamente al centro del país, en la industrial Manchester, para ser testigos de cómo nuestro peculiar protagonista comienza a tentarle la idea del suicidio para acabar con una vida que, al parecer, le resulta insustancial y acabada. No obstante, cuando su relación con la madre de su primera hija y único amor de su vida se torna prácticamente irrecuperable y sus hijos adoptivos (de los que se hizo cargo tras el abandona de su segunda mujer) le hacen la vida imposible en casa, Eric va a encontrar el consuelo en la persona que siempre admiró; Eric Cantona. El controvertido ex futbolista del Manchester United va a ayudarlo a encontrarse a sí mismo y encauzar de nuevo su vida, centrándose fundamentalmente en reconquistar a su amor juvenil, a la que abandonó cuando nació su hija en un ataque de pánico. Si bien no resultará fácil de entrada, Eric comienza a estrechar lazos, comienza a perdonarse sus errores pasados y permite que ella se los perdone del mismo modo. Sin embargo, los problemas de Eric se incrementarán cuando encuentra un arma en su propia casa que guarda su hijo adoptivo para un gángster local.
A pesar de que este argumento pueda parecer, en primera instancia, un recurso ampliamente utilizado en el cine, la tenencia de armas por parte de adolescentes, que son utilizados por otros jóvenes o adultos con negocios ilícitos para su propia protección, es un problema candente en el Reino Unido a tenor de los casos de apuñalamiento y tiroteos en discotecas y pubs. Con una amplia campaña de concienciación ciudadana, el gobierno británico está poniendo especial énfasis en la idea de que la posesión de armas es un delito penado con la cárcel y que, en estos casos, la implicación colateral de estos jóvenes es indiferente.
Loach no ha dejado pasar la oportunidad de plantear el tema desde un enfoque familiar, desde cómo cada miembro de una familia resulta perjudicado en una situación como esta, tal y como queda puesto de manifiesto en la escena de asalto de la policía a la casa de Eric. En este caso, Loach-Laverty han optado por una salida paródica del problema. Tras la imposibilidad de un acuerdo con el gángster local, Eric busca el apoyo de todos los amigos con los que iba a ver el fútbol para dar una verdadera lección al criminal en un final antológico. Es aquí donde el componente cómico de la película emerge con mayor fuerza, dinamismo y descaro, y dota de un aliciente añadido a la película de Loach.
Y es que acostumbrados al crudo realismo del director británico, una salida de guión como esta es, sin duda, algo que celebrar, fundamentalmente, por la capacidad de Loach de reconstruirse, de no caer en la monotonía y, en fin, de hacer constantemente la misma película. Desde aquí, felicitaciones sinceras por ofrecernos esta entretenida comedia con tintes sociales de gran envergadura que, tras las risas incontenibles, nos hacen reflexionar acerca de la sociedad que lagamos a las generaciones venideras.

[Crítica] Avatar

5/10

Es inevitable que el cine está cambiando. De una forma o de otra, todos los responsabes del Séptimo Arte ya están decidiendo los nuevos códigos que regirán el cine del próximo milenio si es que de verdad superamos el 2012, aunque Roland Emmerich diga lo contrario. Avatar es una de esas películas que uno sale de la sala pensando en que el cine que conocía desde pequeño está tocando a su fin. Y no es para menos.La nueva película de James Cameron es un claro ejemplo de lo que gente con dinero es capaz de hacer. Una película majestuosa a simple vista pero que esconde más trampas de lo que parece. Avatar no es más que un cómputo de efectos especiales anteriormente vistos en muchas películas de Hollywood juntos en una misma película. Por un lado, tenemos las pantallas virtuales que ya utilizó Steven Spielberg en Minority Report. Por otro lado, los efectos de las naves que ya inició George Lucas en la nueva trilogía de Star Wars. Y como olvidarnos del Motion Capture System, sistema de captación de movimientos que Peter Jackson utilizó en El Señor de los Anillos para hacer su Gollum o Robert Zemeckis en Polar Express para hacer que Tom Hanks se pusiera en la piel del revisor del tren. Además, este sistema será utilizado por Steven Spielberg y el mismo Peter Jackson para la nueva película de Tintín, cuyo estreno está previsto para 2012. Puede parecer que lo que escribo es algo negativo. Nada más alejado de la realidad. Aunque el guión no está demasiado trabajado, se suple con un despliegue absoluto de efectos especiales que hacen las delicias de los espectadores. Quizá se echa de menos algo más de profundidad a la historia, lo cual hubiese sido el complemento perfecto para los efectos visuales. Nominada a cuatro Globos de Oro (mejor película dramática, mejor director, mejor banda sonora y mejor canción) y viendo los competidores lo tiene realmente complicado. Y sin embargo, contemos con que estará presente en los Oscars puesto que este año hay 10 películas a competición por la mejor cinta del año. Podemos decir por tanto, que Avatar es un simple entretenimiento para gente que caiga en la red de las películas en 3D y de la diversión fácil basada en la publicidad que tanto efecto ha surtido en miles y miles de personas.
Espero, por la salud del cine futuro, que el 3D no acabe por ser viable.

Que los dioses me oigan.

Crítica de Partir; La "Cárcel Dorada"

7/10
Probablemente derivada de nuestro histórico retraso en diferentes ámbitos de la vida social, cultural y política, en España se conserva una idea más o menos infundada de la supuesta modernidad de la sociedad francesa, ilustrada hasta la saciedad por películas, libros y otras manifestaciones culturales que pretenden retratar los valores de la misma. No obstante, más allá de los convencionalismos propios de la ignorancia, cada país o nación guarda celosamente una realidad que no siempre es envidiable, de puertas hacia dentro, en el cómodo y seguro calor del hogar.
Películas como la que hoy nos ocupa, Partir, se erigen como un mecanismo fundamental de “autoalerta”, es decir, un aviso que nos insta a mirar hacia dentro, hacia nuestros propios valores, creencias y prácticas sociales, obviando, por otro lado, la crítica o el desprecio fácil sobre otros modos de vidas no canónicamente aceptados como los idóneos. Con gran valentía Catherine Corsini, la directora de la cinta, se filtra entre los resquicios de un matrimonio convencional de la clase media francesa que goza de una buena posición económica y social y que se nos presenta aparentemente feliz. La historia nace de una ruptura de la concordia familiar, un hecho inverosímil a primera vista, que se antoja, en último término, como una consecuencia necesaria de una insatisfacción profunda que hunde sus raíces en el propio modelo burgués de la sociedad. Es, en este punto, en el que la figura femenina se constituye como el elemento más frágil. En la cinta de Corsini, Suzanne ha pasado la barrera de los 40, casada, con dos hijos, sin trabajo y, por tanto, con una vida encarrilado a unos cauces previsibles, se rebela contra su propio destino, va a protagonizar un cambio de rumbo sin tener en cuenta repercusiones en su propio futuro.
Sin duda, Corsini acierta plenamente cuando habla de que su protagonista se encuentra encerrada en una “cárcel dorada”; vive en una espaciosa y aséptica casa de las afueras de una bonita villa del sur de Francia con sus dos hijos adolescentes y su marido, médico de profesión. Tras varios años de inactividad, nuestra protagonista se plantea retomar su profesión, la de fisioterapeuta, para lo que el marido le facilita una consulta como si de un capricho pasajero se tratase. En acciones como esta, el marido muestra grandes dosis de condescendencia respecto a su mujer; al fin y al cabo, es él quien sostiene a la familia, mientras que la fisioterapia en algo así como un hobby para su mujer. Todas estas fricciones, aparentemente cubiertas por una cordial relación matrimonial, van a desvelarse bruscamente, de forma radical, cuando la mujer conozca a un amable y atento albañil catalán con el que iniciará una relación cada vez más estrecha, hasta desembocar en una pasión desbocada y prohibida que hace plantearse a nuestra protagonista los propios cimientos de su vida.
La mujer en torno a la que gravita la historia está brillantemente interpretada por la actriz británica Kristin Scott Thomas, a la que su directora no duda en describirla como una mujer dotada de algo “misterioso, de una belleza helada, de aparente dureza y tocada por cierta melancolía que la hace frágil y vulnerable a su vez”. Es probablemente ese halo misterioso y frágil el responsable de que, aun hoy día, con una edad complicada en el mundo del cine, Kristin continúe trabajando en películas de gran interés como Gosford Park, No le digas a nadie o la reciente Hace mucho que te quiero, gran película francesa por la que se alzó con un gran número de premios en el continente europeo. Scott Thomas dota a la película de entereza, de pasión y de bucólica temeridad, lo que hace entrever lo extremadamente difícil que hubiese sido esta película sin ella. La cámara la sigue allí donde va, los planos se acortan cuando se asfixia en su propio hogar junto a su posesivo marido, mientras que los encuadres se llenan de aire, en espacios abiertos como la playa y la montaña, cuando disfruta de su vida con su amante, vida que de cualquier modo, ha decidido probar.
Es de enorme interés asimismo el papel que desempeña el marido de Suzanne, interpretado por Yvan Attal, en el devenir de la película. Tras unos instantes de impacto al tener noticia de la aventura de su mujer con el albañil, el médico se asusta, siente el miedo a la soledad, a la pérdida y, fundamentalmente, a la humillación. En su propio espíritu no puede permitir que un hombre de clase baja, que recientemente ha salido de la cárcel tras problemas de estafa, consiga arrebatarle a su mujer. Es entonces, una vez se ha percatado de que la pasión de los dos amantes es irrefrenable y que los deseos de su mujer efectivamente prevalecen sobre su familia, cuando su carácter se torna posesivo, saca de dentro todos los tabúes y trapos sucios que se escondían en el sustrato subterráneo de su matrimonio y de la propia sociedad. Intenta asfixiar económicamente a su mujer, a al que deja sin consulta, sin ningún tipo de ingresos, con la esperanza última de que ella regrese, sin importar las condiciones en las que lo haga.
No obstante, Suzanne se muestra inflexible. Es incapaz de traicionarse a sí misma y a Iván, su amante, interpretado por el español Sergi López. Lleva a sus últimas consecuencias su pasión, al precio que sea, sin que nadie pueda detenerla, ni siquiera sus hijos, pues apenas se siente culpable. Al fin ha conseguido emanciparse espiritualmente, sin embargo, los problemas económicos y los intentos desesperados de su marido, que incluso consigue encarcelar a Iván, la conducen a una decisión dramática, a un final trágico.
Partir es , en último término, un canto a la mujer, a la libertad de poder decidir su vida, el camino que recorrer hacia la felicidad. Técnicamente bella, con la fotografía de Agnés Varda y la música de las viejas películas de Truffaut, Catherine Corsini consigue realizar una película sólida, intensa, sin concesiones, ambages ni cortapisas; nos cuenta la historia tal y como la siente, critica la sociedad paternalista en la que aún nos encontramos inmersa y nos brinda unas excelentes interpretaciones a flor de piel. Una película, en fin, recomendable por su valentía y sinceridad.

[Crítica] 44 Inch Chest

8/10

En esta edición del Festival de Cine Europeo, al que suscribe le hubiera gustado que le hubiesen entregado todos los premios del palmarés a esta cinta perteneciente al movimiento de los New Brits, y que tan gratamente me sorprendió. 44 Inch Chest, dirigida por el debutante Malcolm Venville, ha sido traducida al español bajo el dudoso título de “110 centímetros de pecho”. No es que tenga nada en contra de título, pero ya sabemos como somos los españoles a la hora de traducir el nombre de las películas extranjeras.
A decir verdad, tampoco conocía demasiado acerca de esta cinta, salvo que Tom Wilkinson y John Hurt iban a intervenir. Jamás me pude imaginar que la combinación de la interpretación de estos dos maestros de la británica escuela fuera tan eficaz. Si a esto le unimos a Ian McShane, actor visto en la exitosa serie Deadwood así como en Scoop de Woody Allen y a Ray Winstone, un actor al que ya habíamos tenido la ocasión de disfrutar en papeles menores como Beowulf o la cuarta entrega de las aventuras de Indiana Jones, obtenemos un producto más que notable. Excelente, diría yo. Y si a este cóctel, le añadimos la presencia de Stephen Dillane, un más que veterano actor con una interesante carrera a sus espaldas forjada a finales de los años 90, entonces obtenemos una película hecha para ser disfrutada.
Tampoco tenía ni idea sobre cual iba a ser la historia a la que me iba a enfrentar. Porque hay que decir que los británicos, o son muy pesados con sus películas o resultan excelentes. Y más cuando se ponen todos de acuerdo y deciden hacer una comedia, en este caso comedia negra, sobre la venganza de un hombre hacia un camarero francés que se ha estado beneficiando a su esposa, la cual lo ha abandonado. El comienzo de la película ya te sitúa en un clímax de suspense sobre la vida o la muerte del personaje principal. Todo ello aderezado con una banda sonora con temas poco conocidos pero sobresalientes de, entre otros, Tom Jones. Música orquestada por Angelo Badalamenti, un músico cinematográfico con una notable proporción de grandes películas en su haber como Terciopelo Azul o la serie Twin Peaks, ambos dirigidos por David Lynch.
Ciertamente no supe nada de esta película hasta que no salí de la sala. Había leído algo con anterioridad a su estreno en un blog de cine, pero lo único que decía era que era una película de gángsters. Bueno, no esta mal. Con estas expectativas, uno sólo piensa en ir a ver una revisión a la británica de El Padrino. Pero nada más alejado de la realidad. 44 Inch Chest es una historia de venganza, de convicciones morales, de sangre, de posesión machista, de pesadillas, etc. Es un relato acerca de la libertad de la mujer, de infidelidades, de adulterio, de relaciones humanas. Es una fábula sobre la amistad y, al fin y al cabo, una caricatura de la sociedad que nos hemos creado nosotros mismos. Todos los personajes tienen algo que decir sobre todo. Está el hombre maduro que todavía vive con su madre. A continuación, el viejo cascarrabias al que todo le enciende la sangre y que siempre tiene en la boca el mismo insulto para todas las situaciones. Seguimos con el hombre engañado pero a la vez culpable de haber hecho que su mujer lo abandone aunque en el fondo desea con todas sus fuerzas que vuelva a ser suya convirtiéndose en el personaje más complicado y con más matices para la historia. Luego tenemos al amigo homosexual que no oculta su condición, algo impensable para el cine de hace algunos años. Aquí se muestra el lado oscuro de esta tendencia sexual a través de los ojos de un hombre de mediana edad que noche sí, noche también sale a buscar a alguna presa. Por último entra en escena, el hombre casado y con hijos que sintetiza el arquetipo de lo que debe ser la amistad. Todos lo hacen, pero este en particular con su forma de entender la situación de su humillado amigo y animándole a hacer lo que sea más conveniente para él, sin pensar a lo mejor en las consecuencias que pueda traer.
La película analiza las relaciones del matrimonio desde este punto de vista y con esta premisa: ¿qué es exactamente un contrato matrimonial y a que están obligados sus firmantes? Por último, hemos de citar al responsable de la historia, al leit-motiv de la venganza, al camarero francés que ha deshonrado al esposo de la mujer a la que estaba amando y que ahora se ve encerrado en un armario con los ojos vendados mientras cinco amigos deciden qué hacer con él.
Disfrutar del cine no significa ir a ver uno de los muchos intentos de salvar al mundo con cientos de efectos especiales con naves que se estrellan o coches que pierden el control y atropellan a un montón de personas que curiosamente tienen todas que ver unas con otras. Disfrutar del cine es encontrar una joya como 44 Inch Chest y saber que todavía es posible ver cine de calidad frente a las nuevas tendencias que están acabando con las formas tradicionales de entender el séptimo arte.
Altamente recomendable tanto para personas que busquen simple entretenimiento como a todas aquellas personas que busquen una buena historia que contar después de salir de la sala de cine.
Seguro que no dejará indiferente a nadie.

[Crítica] La cinta blanca


8/10

Cuando un director hace una película en blanco y negro en estos tiempos, es que insiste en decirnos algo. En una época donde la evolución del cine que trajo el Technicolor allá por finales de los años 30 está a la orden del día, algunos directores siguen creyendo que el blanco y negro dota a sus películas de un cierto aire de lección de Historia en imágenes. Y ciertamente es así. Por citar algunos ejemplos recientes, El Buen Alemán, donde un George Clooney vestido de oficial americano vivía sus historias durante la conferencia de Postdamn, tras la Segunda Guerra Mundial; Buenas Noches y Buena Suerte, donde de nuevo Clooney da un homenaje a un periodista que se esforzó por saltarse las férreas restricciones impuestas a la sociedad americana por el conocido senador Joseph McCarthy o el ejemplo más clásico: La Lista de Schindler, donde Steven Spielberg pone ante los ojos de todo el mundo la cruda realidad de los campos de concentración nazis y las desventuras de su protagonista interpretado por un apasionado Liam Neeson.
Utilizamos la cinta de Spielberg para ilustrar la película que ahora nos ocupa: La cinta blanca, una de las sensaciones del cine europeo y candidata a llevarse más de un premio en los más importantes festivales de Europa e incluso del otro lado del charco. De hecho, ya fue premiada con la Palma de Oro del Festival de cine de Cannes y el premio de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI), el premio a la mejor película y al mejor director en los premios de la Academia del Cine Europeo y una nominación a los Globos de Oro. La película narra una serie de sucesos ocurridos en un pequeño pueblo de Alemania al inicio de la Primera Guerra Mundial con un hilo conductor todos ellos y la investigación que inicia un joven profesor que llega al pueblo. Todo ello aderezado de un ritmo áspero y una bella fotografía en blanco y negro que explican el gran problema de la Europa de principios de siglo.
Entre los más dispares sucesos, se encuentran el tendido de un cable al paso de un caballo con el médico del pueblo en su lomo, un niño que es brutalmente vejado, golpeado y olvidado amén de un granero prendido en absoluto fuego. Será el nuevo profesor de la escuela el que, día a día en su clase, irá descubriendo que nada es lo que parece y que incluso los niños tienen más de un secreto guardado. Estos niños son educados en las más estrictas costumbres. Su vida se basa en la castidad y la obediencia. Si por casualidad, alguno de estos mandatos fallan, las consecuencias para los niños son verdaderamente brutales. Todo ello hasta descubrir el terrible final, un final sobrecogedor, áspero y amargo.
Pero lo que Haneke quiso hacer desprender de esta película es el verdadero origen de cualquier forma de tiranía, terrorismo o monopolio del poder. Y esto se produce cuando alguien cree tener la razón sobre cualquier ser vivo acerca de lo que es realmente justo. Aquí es donde se roza la tiranía, lo inhumano y se convierte en dominación. Por eso, el trasfondo de la película resulta interesante para el estudio del origen de los totalitarismos. El ejemplo más claro está en la familia. El padre domina a sus hijos, a su mujer y a la servidumbre. Si alguien intenta hacer lo contrario a sus designios, el castigo es cruel y representa la propia inhumanidad antes comentada.
Su director, el austríaco Michael Haneke, nunca dejará de sorprendernos. Desde sus primeras cintas allá por finales de los años 80 con ejemplos como El Séptimo Continente así como con El Video de Benny, el director ahondaba en la mente de una persona hasta desequilibrar no solo al propio personaje sino también a nosotros mismos. A lo largo de su decena de películas, Haneke siempre encuentra la fórmula para que el espectador se angustie reflexionando sobre cosas que le pueden ocurrir, no en su vida diaria, sino en algún momento de su vida. Algo bueno que se nos hace rescatar de este director es la facilidad con la que nos hace pensar acerca de temas como la violencia, las normas, el sexo o las relaciones sociales. Todas sus películas hacen mención, al menos, a alguno de estos temas. Bien sea Caché, con Juliette Binoche; ya sea la que quizás se ha convertido en su película más conocida y más internacional: Funny Games, de la cual se llegaron a hacer críticas en todos los sentidos. Desde gente que se esperaba algo más violento como personas que mostraron su aceptación ante tal obra maestra del cine europeo.
A modo de conclusión, La cinta blanca ofrece toda una gama de sensaciones para todos los públicos con estómago para aguantar dos horas y media de lección de Historia enmarcada en la vida de un pequeño pueblo y los acontecimientos que en él suceden. Tanto planteamiento, nudo como desenlace muestran al espectador que el blanco y negro todavía es inquietante. No en el sentido que todos conocemos ni donde nos debemos esperar que el asesino aparezca con un cuchillo detrás de la cortina del salón.
Aquí no hay asesino ni cuchillo. Hay opresión, caos, angustia y desobediencia. Hay una cinta blanca en el brazo de dos niños rubios.

El comienzo de la raza aria.