Festival de Cine Africano de Tarifa; Una ventana a lo desconocido
Películas para dos vidas; Batman (1989)
63º Festival de Cannes; A los pies de Bardem
En ella, Bardem da vida a un personaje de claroscuros, matices irregulares, fantasmas no superados; un vagabundo sentimental que se erige como eje absoluto de la trama escrita por Iñárritu (por primera vez sin Guillermo Arriaga), y por el que ha sido unánimemente aclamado por la crítica internacional. El premio es una recompensa más a la valentía de un actor fiel a sus principios, consciente de que su trabajo no era excusa para que su vida privada fuese difundida como la de un vulgar payaso televisivo, lo que además le ha valido ser injustamente asediado por la prensa más retrógrada de nuestro país. Hoy, Bardem ha dedicado el premio a su novia Penélope Cruz, pues así lo ha querido, sin hacer caso a las presiones de los funestos editores de revistas o de la condenable persecución de esos seres despreciables denominados paparazzi. Por todo ello y muchos más, el mundo cinematográfico debe rendirse hoy una vez más ante un monstruo de la interpretación y un personaje de raza; Javier Bardem.
Más allá del premio a Bardem, por cierto ex aequo con el actor italiano Elio Germano por su interpretación en La Nostra Vita, la 63º edición del Festival de Cannes ha aportado más elementos para la reflexión. Como la Palma de Oro a la película Uncle Boonmee del director tailandés Apichatpong Weerasethakul, la cual ha suscitado un tenso enfrentamiento entre diferentes sectores de la crítica, con concepciones muy diferentes de la supuesta genialidad de un director con una extensa trayectoria en festivales pero que sin embargo no ha podido llegar al gran público, lo que puede dar alguna clave de la clase de cine al que nos enfrentamos.
Por otro lado, el Gran Premio del Jurado fue para la cinta francesa Des Hommes et des dieux, de Xavier Beauvois, donde se narra la compleja convivencia de ocho monjes cirtercienses de un monasterio en el Magreb con sus hermanos musulmanes. Por su parte, el Premio del Jurado fue para película del Chad, Un hombre que grita, una historia sencilla e intimista que pone el punto de color en el festival, teniendo presente la escasa atención que se le presta al cine africano en los grandes festivales internacionales.
Otra de las grandes noticias del palmarés de Cannes es el triunfo de Juliette Binoche, una actriz que continua superándose en cada una de sus películas, por su papel en Copie Conforme, del director iraní Abbas Kiarostami, otro asiduo del Festival y muy valorado por la mayoría de la crítica internacional. Sin embargo, el premio al Mejor Director fue para un novel, Mathieu Amalric, actor francés de inestimable calidad expuesta en películas como La escafandra y la mariposa que ahora se traslada detrás de las cámaras con Tournée.
Así pues, el Festival de Cannes toca a su fin con la vaga sensación de no haber cumplido las expectativas en un velado pero real escenario de crisis que, obviamente, también incide en la producción y oferta de los festivales. Aun así, en él se han podido ver los nuevos trabajos de Ken Loach, Mike Leigh, Nikita Mikhalkov u Olivier Assayas, así como el nuevo proyecto, fuera de concurso, de Woody Allen. Cine por llegar a nuestras pantallas y que desde ya esperamos con ansiedad.
Crítica Two Lovers; La gris (y falsa) despedida de Joaquin Phoenix
Estrenada hace dos años en Estados Unidos, Two Lovers llega ahora a España con el impulso que confiere la polémica ligada a Joaquin Phoenix y el falso documental que próximamente se difundirá (previsiblemente en los cines) acerca del extraño periodo por el que este ha discurrido recientemente. Para aquellos que desconozcan la historia completa, valga decir que Phoenix anunció su retirada del mundo cinematográfico, precisamente con esta película que hoy comentamos, para dedicarse en cuerpo y alma a la música, más concretamente al hip hop, algo que, si bien sorprendió a muchos, no sería nada comparado con el revuelo suscitado por su actitud en público.
El ex actor comenzó a aparecer en programas de televisión, fiestas y actos varios con melena, una barba considerable y gafas de sol, hablando con un lenguaje apenas comprensible y muestras evidentes de estar bajo los efectos de algún tipo de narcotizante (un fantástico ejemplo de ello fue la entrevista concedida a David Letterman que podéis visionar aquí).
Las especulaciones acerca de la caída en desgracia de Phoenix no tardaron en despuntar, más aun cuando llegaron al público sus primeros ‘conciertos’ de hip hop, francamente lamentables. No obstante, hace apenas una semana, la controvertida actitud del actor encontró su razón de ser en el falso documental que ha dirigido su cuñado y amigo Casey Affleck acerca de la vida de Phoenix, titulado I’m still here; the lost year of Joaquin Phoenix, el cual promete añadir más mordiente a la historia ya que se rumorea contiene escenas sexuales explícitas, episodios violentos y revelaciones comprometidas. La duda acerca de la veracidad del documental, así como de la intención descarada del actor de versionar su propia vida interpretando el papel de perturbado del que ha hecho gala, se resolverá, o eso esperamos, con las primeras imágenes de la cinta.
Más allá de las desventuras de Joaquin Phoenix, Two Lovers nos sitúa en la periferia gris de Nueva York, en uno de los anodinos bloques de viviendas que ocupan el horizonte de
La presencia de Sandra, una joven vitalista que conoce a instancias de sus padres, le dota de seguridad y confianza en un futuro plácido y feliz, sin embargo será la misteriosa Michelle, una nueva vecina a la que conoce de forma inesperada, quien lo atraiga a un nuevo bucle de frustración y ciego desenfreno al que queda enganchado sin remisión, aun sabiendo que ésta mantiene una relación con un poderoso abogado que le promete una y otra vez que dejaría todo por ella. Un hombre perdido, pues, entre dos mujeres que le confieren sensaciones opuestas, debatiéndose en la tradicional dicotomía entre el riesgo y las emociones fuertes y el sosiego de un amor limpio (ello nos recuerda la brillante película de Woody Allen Match Point).
Two Lovers se erige así en un melodrama oscuro tratado con una sobriedad aplastante y un uso consciente de la claustrofobia cinematográfica que deriva de la mente y las acciones de su personaje. Su director, James Gray (La noche es nuestra), nos conduce a territorios aborrecibles y deprimentes del ser humano sobre los que surge inesperadamente el amor en un claro intento por contar de forma diferente una historia relativamente convencional. El resultado es una película interesante, intencionadamente aburrida, gris en su planteamiento y ejecución, aunque interpretada brillantemente por Phoenix, ideal en los roles de persona traumatizada, cínica y algo perturbada. Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo de Gwyneth Paltrow, una actriz decididamente acabada desde hace ya algo más de diez años, cuando consiguió el Oscar por Shakespeare Enamorado.
Así pues, película de cierta originalidad en su tratamiento del tema que alcanza su plenitud en un final bastante bueno. No obstante, Two Lovers deja un poso de duda bastante inquietante; y es que parece más que probable que sin la figura de Joaquin Phoenix dando vida a Leonard, la cinta no se hubiese pasado de la mediocridad más absoluta.
Crítica Robin Hood; ¡Calla, que nos acusan de plagio!
Crítica Perdona si te llamo amor; El mundo rosa de Moccia
Para todos aquellos que se hayan encontrado en librerías, hipermercados o en otras grandes superficies que desvergonzadamente venden libros al por mayor, con volúmenes de considerable tamaño y portadas llamativas en las que el título comience con un Perdona, vamos a realizar esta crítica con el mero objetivo de arrojar un poco de luz a este fenómeno editorial, italiano además (y es que no es demasiado común), que ahora deviene en película dirigida por el propio padre del éxito, Federico Moccia.
Aún así debemos reconocer el riesgo que ha adoptado Moccia al ponerse detrás de las cámaras para llevar a la pantalla la historia que él mismo creó. Suponemos las reticencias obvias del escritor ante las ansias de dinero fácil de las gentes del cine italiano; una perla como esta que garantiza la exportación del producto más allá de las fronteras italianas no es algo demasiado común en una cinematografía exangüe a nivel internacional. Y, de hecho, Moccia no sale mal parado. Dirige con cierta agilidad y manifiesta locura mediterránea una bonita historia de amor que roza el infanticidio, con toques de humor y altas dosis de libertinaje; una suerte de oda a la adolescencia femenina. Entendemos, ahora, el éxito entre las jóvenes féminas de las novelas de Moccia. Y es que este ha confeccionado un almibarado relato de lo que toda adolescente sueña con poder realizar; seducir a un apuesto hombre maduro que camina hacia una cuarentena bien conservada y, además, darle lecciones de amor, hacerle replantearse su vida y caer, finalmente, a los pies de la supuesta madurez de las mujeres de 17 años. Quizás por ello, esta película no es especialmente recomendable a hombres con cierto amor propio.
Un amor propio que parece que no tiene el protagonista de la película, abandonado por una autocrática pija insoportable y ahora enamorado de una niña dominada por la locura de las hormonas; en fin, un pánfilo atractivo que ve cómo su vida es reconducida por la frescura de la joven Nicky.
Aunque la historia puede llegar a parecer en ciertos momentos rocambolesca, principalmente por la diferencia de edad, la película es narrada con rapidez, evidente superficialidad y diversión. Perdona si te llamo amor da lo que promete en su título, dosis ingentes de amor libre adolescente acompañado del característico humor alocado italiano. Una fórmula que, según auguro, será repetido en más ocasiones al hilo del resto de entregas del fenómeno editorial de Moccia.
Crítica El Rey de la Comedia; Aunque sólo sea un día...
7/10
En uno de los momentos álgidos de El Rey de
Scorsese, con la maestría que se le conoce, construye aquí una comedia agridulce, extraña, a ratos surrealista, una rara avis dentro de su filmografía y por ello de aún más valor. Y es que, dejando a un lado Jo, qué noche, Scorsese no se ha prodigado demasiado en el género humorístico y cuando lo ha hecho, como en los dos casos mencionados, lo ha hecho administrando a la trama una importante dosis de cinismo, de etiqueta negra.
En El Rey de
Probablemente, uno de los aspectos más importantes de la película sea la interpretación de Robert De Niro. Poco acostumbrado a roles cómicos (aunque en los últimos años los haya explotado en mayor medida con Los Padres de ella o Terapia Peligrosa), en El Rey de
Naturalmente, El Rey de
Crítica Grindhouse; Díptico homenaje al cine desconocido
Crítica New York, New York; Himno a la cultura popular
Dulce Cine de Juventud; Hook, el vuelo perdido de un niño devenido en pirata
8/10
Enmarcada dentro de ese grupo selecto de películas que a pesar de los años y el devenir de la experiencia personal se mantienen indemnes, actuales y deliciosas ante nuestros ojos, Hook continua aportando esa frenética vitalidad con la que fue concebida por el genial Steven Spielberg en su particular intento de continuar lo que un día imaginó, brillantemente, J.M. Barry en su obra Peter Pan. No importa que el VHS que contiene la película comience a dar muestras evidentes de deterioro, o que las cadenas de televisión no cejen en su empeño de programarla al menos una vez al mes; este cinéfilo empedernido no deja de disfrutar una y otra vez con las aventuras de un maduro niño perdido en busca de sus orígenes. Y es que, si bien crecemos y nuestras preferencias cinematográficas se van depurando conforme a la adquisición de los conocimientos y experiencias que la vida nos confiere, una parte de nosotros permanece anclada en la infancia y sigue disfrutando con la misma vehemencia e ilusión del cine que un día llenó nuestras largas de tardes de ocio (ya desaparecidas por otro lado).
La película de Spielberg es un giro de tuerca a la tradicional historia de Peter Pan, inmortalizada en el clásico homónimo de Disney de 1953, planteando un hipotético futuro en el que Peter ha abandonado el País de Nunca Jamás, con los consecuentes procesos vitales ajenos a este fantástico mundo; se ha casado, ha tenido hijos y es un importante hombre de negocios que ha olvidado todo lo que fue en su juventud. Sin embargo, el viaje que emprende a Londres para asistir al acto conmemorativo en honor de una anciana Wendy y, en mayor medida, el rapto de sus hijos por parte del malvado capitán Garfio (Hook), le servirán para iniciar esa búsqueda en su pasado y enfrentarse a los miedos que lastra desde entonces.
Bajo este planteamiento, Spielberg revisa ese mundo dividido entre niños perdidos y piratas (adultos) escenificado por Barry, y ahonda en la naturaleza perdida del protagonista, ahora devenido en pirata, tal y como le recrimina atónita Wendy. El viaje a los orígenes, pues, se convierte en una hilarante aventura de piratas borrachos, niños perdidos y un protagonista escéptico ante todo lo que le está ocurriendo que tiene el deber de volver a creer si quiere recuperar a sus hijos. Spielberg introduce aquí una subtrama recurrente en sus películas, que es la desatención del padre hacia sus hijos, demasiado ocupado por el trabajo. En la película, Peter, además de enfrentarse a su Némesis, deberá recobrar la confianza perdida por parte de sus hijos.
Como reverso oscuro de Peter, encontramos a un obseso capitán nostálgico de un antagonista de categoría maravillosamente interpretado por Dustin Hoffman. Este configura un personaje plagado de tics, anclado en el pasado y que no se resigna a vivir sin su contrincante predilecto; aquel niño soez enfundado en mallas verdes que volaba a placer y acababa con todos sus maléficos planes. Su sorpresa es mayúscula cuando se topa con un Peter maduro que ha olvidado volar y ha perdido su imaginación. La tarea de los niños perdidos es, pues, ingente.
Peter debe dejar a un lado todo aquello que ha aprendido y hecho suyo a lo largo de los años y regresar al núcleo de su ser, a su infancia. Debe volver a creer en la imaginación como motor vital, ejemplarizado emocionantemente en la cena multicolor junto a los niños perdidos, quizás una de las mejores escenas de la película. A partir de ahí, el proceso es mucho más fácil pues, despojado de todo lo circunstancial y abierto a un mundo de fantasía, sus recuerdos brotan inconscientemente; sabiendo quién es todo es posible, incluso volar.
Hook es, ante todo, una tierna historia de fantasía que no rehuye la nostalgia por el paso del tiempo y la pérdida de la inocencia. Es, además, una maravillosa película de aventuras, genialmente dirigida e interpretada por un selecto elenco de actores reconocidos, empezando por Robin Williams, encantador siempre, como maestro de ceremonias, y secundado por el pequeño gran genio Dustin Hoffman, excéntrico, maniático e hilarante en su papel de Garfio, Julia Roberts como Campanilla, Bob Hoskins en el rol del pícaro y mordaz lugarteniente Schmit, y Maggie Smith como la anciana Wendy. Por si fuera poco, qué mejor forma de ponerle música a las imágenes que utilizando las composiciones de John Williams, una verdadera institución en el mundo del cine.
Creo que jamás me cansaré de ver esta película, y, posiblemente, a medida que los años vayan haciéndome perder la imaginación y la fantasía que aún detento, la experiencia será aun más triste y emocionante a la vez. Hook siempre tendrá su hueco entre aquellas películas que me han hecho soñar.
Crítica Casino Royale (1963); Auténtica bazofia clásica
Crítica de Ágora; Retrato abúlico de una Alejandría convulsa
Auspiciada por la calidad reconocida de su director, Alejandro Amenábar, y las astronómicas cifras del presupuesto con el que ha contado, muchas eran las perspectivas puestas en una película que vendría a hacer las funciones de abanderada de un nuevo cine español de grandes inversiones y calidad pareja a las estadounidenses. Si bien el resultado final es notable, fundamentalmente en su aspecto técnico, Ágora se queda a medio camino de erigirse como un auténtico éxito cinematográfico en lo que a calidad se refiere.
Amenábar juega en su magna obra con dos tramas paralelas, jugosas ambas, que no termina de ensamblar armoniosamente; por un lado, la que sigue los pasos de Hipatia y sus investigaciones astronómicas, y por otro, las luchas religiosas y políticas que se libraban en la ciudad egipcia de Alejandría entre paganos y cristianos. Proporcionalmente, es esta última la que acapara mayor interés dentro de la película, sin embargo no se llega a profundizar en ella suficientemente, al menos para llegar a comprender las inquinas y traiciones que se desarrollaron entre las facciones. En detrimento de esto, abundan las escenas de destrucción y muerte, magistralmente rodadas por otro lado, que, si bien apoyan el cine-espectáculo que tanto se reclama en nuestro país, no aporta mucho más al devenir de la cinta.
Otra de las sorpresas que depara la cinta de Amenábar es el escaso peso que se le confiere a Hipatia, previsiblemente centro de la trama principal. A pesar del meritorio trabajo de Rachel Weisz, su personaje no se termina de erigir como protagonista absoluta sobre la que recae el peso de la película, se pierde entre el marasmo de luchas intestinas y lapidaciones que acontecen a su alrededor. Únicamente emerge como la verdadera diosa que fue en un final magistral, rodado con tesón y ritmo dramático que pone un broche final de excelente calidad cinematográfica a un producto por lo demás mediocre.
Y eso a pesar del buen oficio de Amenábar, que dirige su discurso pausadamente aunque de forma rotunda. Es más, Agora puede ser leída como un ajuste de cuentas contra la doctrina religiosa ganadora de la época que hoy día aun domina buena parte del mundo; la doctrina de los círculos retrógrados de caverna, del analfabetismo, del odio a toda forma de cultura o expresión de una realidad que viaja más allá de unas escrituras desfasadas y probablemente sin fundamentos. Son personajes de color negro, pues negro es el corazón que dirige sus actos. Amenábar los retrata con cierto odio velado aunque con tino, argumentadamente, hasta llegar a la apoteosis de la injusticia y la locura, acabando con la única luz que aun vive en un mundo que se desploma en la oscuridad, de la que no saldría hasta muchos siglos después.
Ágora es una buena película que, desgraciadamente, no llegar a encontrar ese mecanismo que haga saltar los resortes emocionales del espectador; no conmueve y en algunos pasajes aburre. Es indudable que Amenábar ha realizado un buen trabajo como director, pero adolece de cierta abulia en la concepción más puramente literaria del guión. Aún así, Ágora ha alcanzado el éxito en la taquilla (lo que verdaderamente importa a algunos) y se ha convertido en una de las películas españolas del año (con permiso de Celda 211) con promesas de ser exportada exitosamente al extranjero como producto bandera de nuestro país. Buena suerte, pues.
Películas para dos vidas; La Gata Sobre el Tejado de Zinc
Sin duda ninguna, una de las mejores películas de la Historia del Cine. Narrada con maestría por el gran Richard Brooks e interpretada con elegancia y buenas formas por mi adorado Paul Newman y la bellísima Elizabeth Taylor, se convierte en una de esas películas que todo buen aficionado al cine debe ver al menos, cuatro veces en su vida. La primera de ellas para no entender nada y quedarse más o menos sorprendido y decir que es una buena película. La segunda, el espectador se dará cuenta de que la segunda gran película de Paul Newman dio a conocer a uno de los grandes actores que el cine tendrá jamás. La tercera, se habrá de contemplar con ojos casi lascivos a una Elizabeth Taylor en estado de gracia. Y por último, la cuarta de las veces, se deberá admitir que La Gata Sobre el Tejado de Zinc es una obra maestra de la narrativa, la psicología cinematográfica y uno de los retratos maritales más geniales jamás filmados.
Películas para Dos vidas; La Huella
Si estos humildes servidores que aquí, en este blog, escriben sus divagaciones acerca de las películas que nos hacen disfrutar como espectadores, realmente querían dotar de cierta legitimidad o, llamémosle, calidad cinematográfica, a este encomiable proyecto, han encontrado finalmente la piedra angular en la cinta que hoy se reseña. Cualquiera de nosotros dos ratifica felizmente
El argumento es sencillo. La película arranca con la llegada de Milo Tindle (Michael Caine) a la mansión de un excéntrico escritor de novela negra aficionado a los juegos de ingenio y adivinanzas, Andrew Wyke (Laurence Olivier). Tras un comienzo ilustrador de lo que presenciaremos en el resto de la película en el que se escenifica un laberinto de setos confeccionado por el propio Wyke y la consecuente desorientación de Milo, las verdades ocultas se van desvelando progresivamente; en realidad, Milo es el amante de la esposa de Wyke y acude a la mansión de este por petición expresa del mismo. A partir de aquí, una compleja trama de juegos macabros e hilarantes se abre ante el incauto espectador, sorprendido una vez tras otra por los giros del guión. Los cómplices de Mankiewicz para sustentar
Por estas y muchas más razones