Crítica Skyfall; Volviendo a los orígenes

6,8/10

James Bond regresa con fuerza tras la debacle de Metro Goldwyn Mayer y el desastre que supuso Quantum of Solace. Bajo la dirección de Sam Mendes y con la batuta musical de Thomas Newman, el agente secreto más famoso del mundo regresa a sus orígenes más primigenios en una cinta que, aunque adolece del arranque y carisma de Casino Royale, está a la altura de las expectativas creadas para esta vigesimotercera aventura de Bond.
Y es que la primera de las películas en las que Daniel Craig interpretó al agente 007 ha sido muy difícil de superar. Pese a la gran interpretación de Javier Bardem como uno de los villanos más retorcidos de la saga, Skyfall no es más que un mero entretenimiento alejado de los códigos que hicieron a Bond un personaje mítico en la Historia del Cine. Sam Mendes no es ajeno a las ansias de renovación del protagonista y otorga al espectador la posibilidad de regresar al pretérito, un pasado en el que recordaremos pedazos de otras entregas de la saga.
Los incondicionales de James Bond no quedaremos plenamente satisfechos con Skyfall a excepción del mencionado Bardem, la excelsa banda sonora y una secuencia de títulos de crédito que unen las creaciones visuales del gran Daniel Kleinman con la intensa voz de Adele. Pese al intento de Mendes de reflotar la saga, y aunque ya hemos afirmado que lo consigue con creces, inunda a los espectadores más apasionados del personaje una sensación de que todo está en pleno cambio sin querer afirmarlo. La última media hora de Skyfall representa una vuelta a los orígenes en medio de una revolución cinematográfica de un personaje afectado por la influencia del psicoanálisis del héroe de ciertos directores norteamericanos y una saga que, con Matt Damon a la cabeza, terminó por cambiar los códigos del cine de acción.
Bourne no es Bond. Ni tan siquiera se le parece. Sin embargo, el peso de las tramas va cayendo conforme avanzan los metrajes. Skyfall posee todo lo bueno que podría tener una película de Bond pero adolece de ciertos vacíos de guión que son realmente considerables. Por lo demás, el despliegue de explosiones, disparos y acción queda de manifiesto. Los constantes guiños al fan de 007 y sus películas no pararán de llenar la gran pantalla. Sam Mendes sabe que un personaje con cincuenta años de historia no puede cambiar en dos horas y media. Y su esfuerzo es de debido reconocimiento. Sin embargo, hay que buscar nuevas fórmulas para no parecer copias de otras sagas y seguir manteniendo el espíritu que ha llevado a James Bond a ser uno de los mitos cinematográficos más importantes del siglo XX.
El problema no es si Daniel Craig es mejor o peor Bond. El problema reside en la complicada labor de actualización de un personaje. Mejor suerte ha corrido Ralph Fiennes, reconvertido en un personaje más que importante en esta película y al que veremos más a menudo de lo que podíamos imaginar. Y, por supuesto, un Q adaptado ya por completo a los nuevos tiempos. Atrás consiguieron quedar Desmond Llewelyn o John Cleese como artífices de los mejores artilugios de toda la saga Bond. Ben Whishaw combina el talento de los actores de la nueva generación con la sabiduría transmitida por los años.
Sam Mendes ha hecho un loable trabajo con Skyfall y debemos seguir reivindicando la figura de Daniel Craig, que pese a su tremenda inexpresividad, hay que recordar que ha sido el James Bond con más presión y más castigado con los tiempos modernos. Confiemos en que la siguiente entrega del agente secreto no decepcione a los verdaderos y entregados amantes de la saga.

1 comentario:

  1. En 'Skyfall' nos encontramos a un Bond crepuscular, después de 50 años, que regresa al origen mientras se enfrenta a un malo ceniciento, Bardem, que se abraza a la muerte. Casi es una de Bergman. Jajaja. Un saludo!!!

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