Descubrimos gracias a Up in the Air que despedir a la gente es todo un arte. Y si te despide un hombre amable, elegante y disfrazado de buenas intenciones, parece que se disimula el gran dolor de quedarse sin trabajo. No obstante, detrás de esta gran película se esconde una historia de autodestrucción tras empezar a conocer que tu vida puede cambiar de la noche a la mañana.
[Crítica] Up In The Air
Descubrimos gracias a Up in the Air que despedir a la gente es todo un arte. Y si te despide un hombre amable, elegante y disfrazado de buenas intenciones, parece que se disimula el gran dolor de quedarse sin trabajo. No obstante, detrás de esta gran película se esconde una historia de autodestrucción tras empezar a conocer que tu vida puede cambiar de la noche a la mañana.
Cosecha del 2009; las 10 mejores películas del año
Posiblemente conforman el triángulo perfecto para construir una buena película; San Mendes tras las cámaras y Leonardo DiCaprio y Kate Winslet dando vida a unos personajes desquiciados por una sociedad opresiva y falsamente feliz. El matrimonio que conforman ambos actores se debate en una lucha sin cuartel por hacer preponderar sus ideas sobre el otro, engullidos por la implacable vorágine de una cotidianeidad exasperante que retiene a uno e impulsa como un resorte al otro hacia un lugar tan soñado como abstracto. Mendes consigue captar con realismo la esencia misma del conflicto, desnuda a sus personajes ante la cámara y los lanza hacia un destino oscuro y trágico. Fue injustamente obviada en la pasada edición de los Oscar y por ello, desde aquí, la reivindicamos como de lo mejor del 2009.
Precedida por la gloria, concretamente ocho Oscar incluyendo Mejor Película, la aventura india de un director tan inclasificable como Danny Boyle, Slumdog Millionaire fue una grata sorpresa por la originalidad de su propuesta y la vibrante narración de las peripecias de un falso héroe que, tras sufrir lo indecible, se gana a la chica y, además, consigue el premio del concurso. Con una banda sonora potente, una fotografía de gran belleza y una verdadera obra arquitectónica de montaje, la película de Boyle consigue entretener y emocionar a la vez lo que, hoy día, no es cosa fácil.
Cada año se cuela en nuestras carteleras un par de películas de corte independiente que consiguen conquistar al público a base de un guión conseguido y un tono amable. Al inicio de 500 days of Summer se nos advierte de que no se trata de una comedia en la que finalmente y tras superar todos los obstáculos prevalece el amor. Esta es una historia de cómo un chico se enamora de una chica y de cómo, meses después, la realidad muestra su lado más triste y llega la hora de la separación; el círculo se cierra y todo parece venirse abajo, pero siempre existe la posibilidad de que un nuevo círculo se abra. Marc Webb concibe en su debut una comedia original, de cierto tono melancólico, y con actores en estado de gracia, que nos provoca, al final, un esbozo de sonrisa de puro placer.
Ken Loach siempre es bien recibido. Su cine social es hoy día un referente para todo el continente europeo, por el realismo poético con el que tiñe sus películas y por la tierna fragilidad de sus personajes. En esta ocasión, Loach nos sorprende con una comedia futbolística en torno a la figura de Eric Cantona, o más concretamente a cómo vive la pasión por el fútbol nuestro agobiado personaje; un Steve Evets completamente sensacional. No obstante, la cuestión social no es abandonada por la mera risa fácil y que es a partir de la acostumbrada crítica de Loach (la violencia a la que se ven sometidos, pasiva o activamente, los jóvenes británicos) cuando surge el verdadero componente cómico. No se la pierdan en versión original.
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8/10
Cuando un director hace una película en blanco y negro en estos tiempos, es que insiste en decirnos algo. En una época donde la evolución del cine que trajo el Technicolor allá por finales de los años 30 está a la orden del día, algunos directores siguen creyendo que el blanco y negro dota a sus películas de un cierto aire de lección de Historia en imágenes. Y ciertamente es así. Por citar algunos ejemplos recientes, El Buen Alemán, donde un George Clooney vestido de oficial americano vivía sus historias durante la conferencia de Postdamn, tras la Segunda Guerra Mundial; Buenas Noches y Buena Suerte, donde de nuevo Clooney da un homenaje a un periodista que se esforzó por saltarse las férreas restricciones impuestas a la sociedad americana por el conocido senador Joseph McCarthy o el ejemplo más clásico: La Lista de Schindler, donde Steven Spielberg pone ante los ojos de todo el mundo la cruda realidad de los campos de concentración nazis y las desventuras de su protagonista interpretado por un apasionado Liam Neeson.