Retrospectiva Martin Scorsese; Alicia ya no vive aquí

7/10
La forja de los grandes genios de la historia del cine no siempre se corresponde con unos orígenes coherentes con el desarrollo de su obra posterior. Cuando pensamos en Martin Scorsese pocos dudarían en vincular su sello inconfundible con el género gangsteril cultivado en la mayor parte de sus obras inmortales; Uno de los Nuestros, Casino, Gangs of New York o Infiltrados son sólo algunos de los ejemplos que legitiman al director como privilegiado retrastista de los bajos fondos sociales y humanos iniciado ante el gran público con Malas Calles. No obstante, aquellas notas discordantes que salpican las filmografías de los grandes realizadores modernos deben ser de igual modo valoradas en cuanto manifestaciones que enriquecen a una obra que pretende ser heterodoxa.
La segunda película de cierta relevancia de Martin Scorsese, Alicia ya no vive aquí, ha sido relegada a una cierta posición de menor trascendencia en la mirada retrospectiva hacia su carrera cinematográfica en virtud al difícil acomodo de esta en el devenir artístico del director, siendo catalogada en ocasiones como una 'obra de encargo', como si ello fuese razón suficiente para su descrédito. Es cierto que en esta particular road movie no son identificables algunas de las líneas recurrentes del genio neoyorkino, sin embargo las incipientes pinceladas de estilo imprimidas a una trama de una modernidad irrebatible hacen de esta película una de las muestras más claras del nuevo cine que germinaba en Hollywood desde inicios de la década de los 70 y por el cual se quebraban los encorsetados patrones narrativos de un cine clásico agotado en sus planteamientos.
La historia de una mujer que desde niña soñaba con ser cantante y que ya madura emprende el camino hasta la consecución de su fantasía tras años de un matrimonio asfixiante, encandiló desde el primer instante a la actriz Ellen Burstyn, quien veía en este papel el paso decisivo hacia el estrellato. Por ello, se hizo con los derechos del guión de Robert Gretchell y aceptó el consejo de Francis Ford Coppola de confiar en su joven amigo Martin Scorsese para trasladarlo a la gran pantalla. La fórmula funcionó y Burstyn se alzó con el Oscar a la Mejor Actriz Principal tras componer una interpretación sublime de multitud de matices cómicos y dramáticos por la que daba vida con una autenticidad pasmosa a Alice Hyatt, una peculiar heroína moderna.
La cámara de Scorsese no desvía en ningún momento la atención de los vacilantes pasos de Alice por las anodinas ciudades de la América Profunda, que recorre junto a su irritante hijo de once años en su quimérica búsqueda del sueño al que renunció cuando era joven por un matrimonio opresivo (su vida parece desarrollarse de forma paralela a la del personaje de Meryl Streep en Los Puentes de Madison). En el camino, topará con nuevos hombres embargados de una masculinidad despótica, insensibles a sus anhelos y ambiciones guardados durante demasiado tiempo bajo la apariencia de una complaciente ama de casa. En este sentido, el prólogo de la cinta, de una riqueza y estética cromática que recuerda a El Mago de Oz, es especialmente clarificador en cuanto al verdadero carácter de Alice, pues ya se nos presenta a una niña tozuda que no duda en aseverar que todo aquel que niegue su talento "puede irse a la mierda".
Alicia ya no vive aquí es una película de un interés indudable auspiciada por el talento incontenible de su actriz principal y el excelente plantel de secundarios que la acompañan, desde los jóvenes Harvey Keitel y Kris Kristofferson hasta Diane Ladd (nominada al Oscar) pasando por el hijo de Alice, un excelente Alfred Luther que corrobora el buen trabajo con los actores que siempre ha caracterizado a Scorsese. Su narración transgresora y una temática que rompía con multitud de clichés de la época no hacen más que atestiguar la calidad de una película que precisa de un análisis más profundo y una valoración más justa en la ya extensa filmografía del gran Scorsese.

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