8/10
El excelente estado de lucidez de los creadores norteamericanos de series televisivas ha tendido a concentrar buena parte de la atención internacional hacia sus inestimables productos, sin embargo, dicha incuestionable realidad dista mucho de excluir el interés por la producción de otros países. La industria de ficción de Reino Unido es, en este sentido, un claro ejemplo de cómo anteponer la calidad de sus obras al aspecto más puramente comercial de las mismas, a partir de formatos atípicos y temporadas reducidas que se adaptan a las características inherentes del material original en lugar de recorrer el camino inverso. Aún más sorprendente es el hecho de que este fascinante campo de experimentación creativa desarrollado en la televisión británica se ha incentivado de forma predominante desde el sector público a través de las cadenas de la BBC, las cuales han apostado por productos arriesgados, insólitos y, en muchos casos, alejados de los cánones tradicionales de lo políticamente correcto exigidos a la televisión pública.
La adaptación a la pequeña pantalla de la novela de Michel Faber, The Crimson Petal and The White (Pétalo Carmesí, Flor Blanca en español), publicada en el año 2002 con un rotundo éxito de crítica y público, se erige como un ejemplo idóneo para ilustrar la falta de tibieza de los responsables de la BBC a la hora de acometer sus proyectos. La miniserie de cuatro episodios dirigida por Marc Munden y adaptada por la dramaturga Lucinda Coxon supone un acercamiento al Londres victoriano desde un enfoque que dista mucho de la estética clásica y la narración académica consustanciales a los dramas de época. Aquí la cámara se agita y se deforma de acuerdo a la recreación de los ambientes contradictorios de la capital de un imperio sustentado en las desigualdades de su propio pueblo; todo adquiere un matiz barroco, esperpéntico incluso, que juega con los extremos del abanico cromático para dar carta de naturaleza a los sentimientos de sus personajes; desde la frialdad de los grises y azules metálicos de los bajos fondos hasta la explosión colorista del interior de los burdeles y las mansiones de la clase aristócrata.
La adaptación a la pequeña pantalla de la novela de Michel Faber, The Crimson Petal and The White (Pétalo Carmesí, Flor Blanca en español), publicada en el año 2002 con un rotundo éxito de crítica y público, se erige como un ejemplo idóneo para ilustrar la falta de tibieza de los responsables de la BBC a la hora de acometer sus proyectos. La miniserie de cuatro episodios dirigida por Marc Munden y adaptada por la dramaturga Lucinda Coxon supone un acercamiento al Londres victoriano desde un enfoque que dista mucho de la estética clásica y la narración académica consustanciales a los dramas de época. Aquí la cámara se agita y se deforma de acuerdo a la recreación de los ambientes contradictorios de la capital de un imperio sustentado en las desigualdades de su propio pueblo; todo adquiere un matiz barroco, esperpéntico incluso, que juega con los extremos del abanico cromático para dar carta de naturaleza a los sentimientos de sus personajes; desde la frialdad de los grises y azules metálicos de los bajos fondos hasta la explosión colorista del interior de los burdeles y las mansiones de la clase aristócrata.
The Crimson Petal and The White narra la historia de Sugar, una prostituta con cierta fama entre la clase alta londinense sobre la que se extiende un halo de misterio que incentiva el deseo de sus numerosos pretendientes. Uno de ellos, William Rackham, propietario de una fábrica de jabones en decadencia un tanto trastornado por los problemas económicos y la enfermedad mental de su esposa, queda súbitamente prendido de la belleza delicada y la mente perspicaz de la joven, llegando a conseguir sus servicios en exclusiva para convertirla en amante y confidente de sus cuantiosos dilemas y preocupaciones existenciales. La conjunción de ambos mundos opuestos desvela la hipocresía subyacente de una aristocracia que acude a los bajos fondos para saciar los instintos humanos más primitivos vedados en su particular burbuja de solemnidad y comedimiento; y el impulso vital de los desheredados que mueren cada día fruto de las enfermedades y el hambre por escapar de ese pozo oscuro al que se han visto condenados a vivir.
Un grito desesperado es lo que pretende proferir Sugar a través de su 'Libro del Odio'. Allí se venga de todos aquellos señores respetables que le han robado su inocencia y su juventud, esa es la válvula de escape hacia una suerte de limbo inconsciente que la emplaza a una indiferencia existencial, hasta que el amor del señor Rackham le promete una vida digna alejada del burdel de la señora Castaway. La mirada desvaída de la bella Romola Garai (ahora en la nueva serie de la BBC, The Hour) dota de un atractivo hipnótico a su personaje, de frágil apariencia pero sólida disposición, suscitando una vaga sensación de lejanía, como si efectivamente fuese el ángel salvador que la demente señora Rackham veía en ella. Resulta complejo apenas retirar la vista de su poderosa presencia, como la débil llama de una vela hermosa, magnética, cautivadora, casi divina.
Más terrenal, sin embargo, es el patético señor Rackham, interpretado de forma brillante y profunda por Chris O'Dowd, actor británico lanzado a la fama por su papel de geek en la sitcom The It Crowd y ahora en un rol diametralmente opuesto; o su esposa a la que da vida con una autenticidad pasmosa a pesar de su dificultad la actriz Amanda Hale. También espléndidos están la irreconocible Gilliam Anderson (la mítica agente Scully de Expediente X) como la señora Castaway, Richard E. Grant en el papel del oscuro médico de la familia, y la excelente Shirley Henderson como la señora Fox.
The Crimson Petal and The White es una obra de contrastes entre la podredumbre de las húmedas callejuelas londinenses de finales del siglo XIX y la elegancia impostada de los salones de la clase acaudalada; que se filtra en nuestra pensamiento en un vorágine desconcertante de sexo, esperanza, pasión y destrucción, con un ritmo pausado pero implacable, diálogos profundos y miradas que desvelan las más hondas sensaciones. Una serie con alma que te embarga desde un arranque demoledor (y algo inconexo), que te seduce en su devenir y que finalmente te atrapa en un desenlace evocador; una verdadera joya contemporánea con una estética fascinante, un elenco de actores insuperable y una valentía encomiable.
The Crimson Petal and The White es una obra de contrastes entre la podredumbre de las húmedas callejuelas londinenses de finales del siglo XIX y la elegancia impostada de los salones de la clase acaudalada; que se filtra en nuestra pensamiento en un vorágine desconcertante de sexo, esperanza, pasión y destrucción, con un ritmo pausado pero implacable, diálogos profundos y miradas que desvelan las más hondas sensaciones. Una serie con alma que te embarga desde un arranque demoledor (y algo inconexo), que te seduce en su devenir y que finalmente te atrapa en un desenlace evocador; una verdadera joya contemporánea con una estética fascinante, un elenco de actores insuperable y una valentía encomiable.
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