7,5/10
Christopher Nolan remata su función sobre el Caballero Oscuro con una película absorbente, enérgica, con fuerza y con un final que sorprenderá a propios y extraños. Aquí no hay peonza que gira pero sí interpretaciones sobre si verdaderamente estamos ante el final de una trilogía o si Nolan se ha quedado con nosotros en el sentido más estricto de la expresión.
Pese a que acudimos a la proyección sabiendo que era imposible superar a su antecesora, El Caballero Oscuro: La leyenda renace es un espectáculo artificioso que prolonga su arranque hasta límites soporíferos y que contiene interpretaciones para todos los ejemplos de interpretación.
Batman ya no quiere ser Batman. O Christopher Nolan quiere desentendernos de la imagen que une a Bruce Wayne con su alter ego. En 165 minutos de metraje el Caballero Oscuro hace unas apariciones mucho más escasas pero no desprovistas de toda la energía que se le debe imprimir a un superhéroe de esta categoría. Echamos de menos al superhéroe entre tanta palabrería. El problema reside cuando le pedimos a ese ídolo de oro apellidado Nolan que siga actuando de mesías. El ritmo adolece en ciertas partes de la trama y los personajes secundarios están algo más que desaprovechados. Michael Caine, Morgan Freeman, Marion Cotillard o Matthew Modine se contraponen a los notables papeles de Gary Oldman, Christian Bale e incluso Anne Hathaway, quien consigue salvar su papel de Catwoman aunque sin llegar a la euforia.
Emular a Joker en cualidades de maldad es algo impensable. Tom Hardy tenía la ardua tarea de intentar mitigar el efecto Heath Ledger en esta tercera entrega. Pese a que se desenvuelve bien y consigue crear una némesis perfecta para luchar contra los poderes físicos de Batman no llega a lograr la ansiada dualidad psíquica que hicieron que Ledger y su Joker se convirtieran en el mejor villano de la primera década del presente milenio. Hardy impone la dureza imprescindible a su personaje aunque se encuentre torturado y castigado por un farragoso doblaje en castellano que tenemos que condenar enérgicamente. Algo más que positivo es encontrar una banda sonora espectacular y omnipotente compuesta por el siempre eficaz Hans Zimmer, el paradigma de compositor que entiende los nuevos tiempos que corren en la industria musical del cine.
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de analizar El Caballero Oscuro: La leyenda renace es el claro mensaje revolucionario que desprende la toma de Gotham por parte de Bane. En un claro ejercicio de Nolan por adaptar al héroe a la más fiera actualidad, escucharemos frases a lo largo de la película que incitan a la lucha de clases e incluso a la toma de la Bolsa de Nueva York. Wall Street ejemplifica en la película lo peor del ser humano en su relación con el dinero, algo que también contraponen Selina Kyle y el propio Bruce Wayne en un interesante momento del metraje. Batman es un héroe de cómic pero nunca estará ajeno a la sociedad que lo mantiene con vida. Y en esta redención llevada a cabo por Christopher Nolan, en mitad de una sucesión de disparos y explosiones, se encuentran mensajes que abogan por juzgar a los adinerados en una especie de resurrección de un Robin Hood moderno.
El Caballero Oscuro: La leyenda renace otorga un final ambicioso y engañoso a una supuesta trilogía que terminaría en esta película. Quién sabe si esta maniobra del director respondía a una de las mayores inocentadas de la Historia del Cine o si la continuación de la película se encuentra en la imaginación de los millones de personas que han elevado este desenlace a las puertas doradas del cine de superhéroes. Posiblemente, Nolan revolucionase el cine de superhéroes con El Caballero Oscuro aunque las páginas del libro de Bruce Wayne terminan de escribirse en cuanto contemplamos el final de esta ambiciosa cinta.
Pese a que acudimos a la proyección sabiendo que era imposible superar a su antecesora, El Caballero Oscuro: La leyenda renace es un espectáculo artificioso que prolonga su arranque hasta límites soporíferos y que contiene interpretaciones para todos los ejemplos de interpretación.
Batman ya no quiere ser Batman. O Christopher Nolan quiere desentendernos de la imagen que une a Bruce Wayne con su alter ego. En 165 minutos de metraje el Caballero Oscuro hace unas apariciones mucho más escasas pero no desprovistas de toda la energía que se le debe imprimir a un superhéroe de esta categoría. Echamos de menos al superhéroe entre tanta palabrería. El problema reside cuando le pedimos a ese ídolo de oro apellidado Nolan que siga actuando de mesías. El ritmo adolece en ciertas partes de la trama y los personajes secundarios están algo más que desaprovechados. Michael Caine, Morgan Freeman, Marion Cotillard o Matthew Modine se contraponen a los notables papeles de Gary Oldman, Christian Bale e incluso Anne Hathaway, quien consigue salvar su papel de Catwoman aunque sin llegar a la euforia.
Emular a Joker en cualidades de maldad es algo impensable. Tom Hardy tenía la ardua tarea de intentar mitigar el efecto Heath Ledger en esta tercera entrega. Pese a que se desenvuelve bien y consigue crear una némesis perfecta para luchar contra los poderes físicos de Batman no llega a lograr la ansiada dualidad psíquica que hicieron que Ledger y su Joker se convirtieran en el mejor villano de la primera década del presente milenio. Hardy impone la dureza imprescindible a su personaje aunque se encuentre torturado y castigado por un farragoso doblaje en castellano que tenemos que condenar enérgicamente. Algo más que positivo es encontrar una banda sonora espectacular y omnipotente compuesta por el siempre eficaz Hans Zimmer, el paradigma de compositor que entiende los nuevos tiempos que corren en la industria musical del cine.
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de analizar El Caballero Oscuro: La leyenda renace es el claro mensaje revolucionario que desprende la toma de Gotham por parte de Bane. En un claro ejercicio de Nolan por adaptar al héroe a la más fiera actualidad, escucharemos frases a lo largo de la película que incitan a la lucha de clases e incluso a la toma de la Bolsa de Nueva York. Wall Street ejemplifica en la película lo peor del ser humano en su relación con el dinero, algo que también contraponen Selina Kyle y el propio Bruce Wayne en un interesante momento del metraje. Batman es un héroe de cómic pero nunca estará ajeno a la sociedad que lo mantiene con vida. Y en esta redención llevada a cabo por Christopher Nolan, en mitad de una sucesión de disparos y explosiones, se encuentran mensajes que abogan por juzgar a los adinerados en una especie de resurrección de un Robin Hood moderno.
El Caballero Oscuro: La leyenda renace otorga un final ambicioso y engañoso a una supuesta trilogía que terminaría en esta película. Quién sabe si esta maniobra del director respondía a una de las mayores inocentadas de la Historia del Cine o si la continuación de la película se encuentra en la imaginación de los millones de personas que han elevado este desenlace a las puertas doradas del cine de superhéroes. Posiblemente, Nolan revolucionase el cine de superhéroes con El Caballero Oscuro aunque las páginas del libro de Bruce Wayne terminan de escribirse en cuanto contemplamos el final de esta ambiciosa cinta.
O no. Siempre habremos de recordar que un héroe no tiene por qué llevar una máscara.
Lo intenté dos veces con 'El Caballero Oscuro' y me dormí. Debía de estar cansado. Un aviso: no soy un loco de los comics ni de sus adaptaciones cinematográficas. Pero lo reconozco, con 'La Leyenda Renace' me lo he pasado fenomenal a pesar, o gracias a, de su larga duración. Espectacular, entretenida, con diálogos chispeantes dignos del mejor cine negro y un Batman más admirable por cuanto más vulnerable parece. Christopher Nolan ha hecho una adaptación memorable. Un saludo!!!
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