7,5/10
Woody Allen regresa al terreno de la más absoluta comedia con el trasfondo de una postal turística como viene haciendo desde hace siete años, cuando decidió marcharse a Londres para rodar una de sus obras magnas: Match Point. Barcelona, París y ahora Roma han sido otros destinos por los que el cineasta neoyorquino ha paseado su exilio cinematográfico.
Recuperando el viejo estilo italiano de las cintas capitulares, Woody Allen recoge a una legión de excelentes intérpretes y les exprime su potencial para crear una película divertida, reflexiva y muy crítica con diversos aspectos de la sociedad actual. Imperdibles son las apariciones del propio Allen en la cinta, auténticos momentos de diversión y regodeo al contemplar que el eterno Woody sigue en plena forma delante de una cámara.
Judy Davis, Alison Pill u Ornella Mutti son algunos de los secundarios que acompañan a un excelso Alec Baldwin en un curioso y sorprendente rol en compañía de Jesse Eisenberg y Ellen Page, ambos dando la réplica filosófica, poética y metafísica presente en todas las aventuras del director de Annie Hall y Manhattan. Por otro lado, una discreta pero efectista Penélope Cruz en un ya repetitivo papel y un loable Roberto Benigni protagonizando uno de los capítulos más críticos y actuales de la película: aquel que narra la situación de los medios de comunicación a la hora de crear y destruir la fama de los inocentes ciudadanos y transeúntes.
No estamos ante una obra maestra de Woody Allen, ni tan siquiera ante una de sus mejores películas. No obstante, el cineasta ha conseguido volver a encantarse a sí mismo rodando una de sus ya archiconocidas guías turísticas por las capitales europeas. Las risas y carcajadas no faltarán en el visionado de A Roma Con Amor y tendremos más que presente la animadversión que siente Allen hacia todo lo relacionado con el matrimonio y el amor en todas sus vertientes.
Por si fuera poco, y sintiéndonos herederos del mejor Billy Wilder, asistimos al comienzo de la película a un momento que recuerda a aquella maravilla titulada Uno, Dos, Tres, donde un veterano norteamericano dedicado a la industria musical (Allen) discute con un joven apasionado por la izquierda y los sindicatos.
Woody Allen culmina su periplo por Europa con una película que, aunque supera con creces a Conocerás al Hombre de Tus Sueños e incluso a Vicky Cristina Barcelona, queda lejos de las últimas obras maestras que el cineasta ha rodado en Europa. Match Point, Scoop, El Sueño de Casandra y Midnight in Paris permanecen a años luz de esta última película.
A Roma Con Amor posee escenas insuperables con protagonistas insospechados en situaciones inesperadas. También nos encontramos ante una película que provocará grandes carcajadas en la mayor parte del metraje y que cuenta con una banda sonora con temas que se introducen en el imaginario personal italiano con canciones de las que jamás podremos desprendernos.
Recuperando el viejo estilo italiano de las cintas capitulares, Woody Allen recoge a una legión de excelentes intérpretes y les exprime su potencial para crear una película divertida, reflexiva y muy crítica con diversos aspectos de la sociedad actual. Imperdibles son las apariciones del propio Allen en la cinta, auténticos momentos de diversión y regodeo al contemplar que el eterno Woody sigue en plena forma delante de una cámara.
Judy Davis, Alison Pill u Ornella Mutti son algunos de los secundarios que acompañan a un excelso Alec Baldwin en un curioso y sorprendente rol en compañía de Jesse Eisenberg y Ellen Page, ambos dando la réplica filosófica, poética y metafísica presente en todas las aventuras del director de Annie Hall y Manhattan. Por otro lado, una discreta pero efectista Penélope Cruz en un ya repetitivo papel y un loable Roberto Benigni protagonizando uno de los capítulos más críticos y actuales de la película: aquel que narra la situación de los medios de comunicación a la hora de crear y destruir la fama de los inocentes ciudadanos y transeúntes.
No estamos ante una obra maestra de Woody Allen, ni tan siquiera ante una de sus mejores películas. No obstante, el cineasta ha conseguido volver a encantarse a sí mismo rodando una de sus ya archiconocidas guías turísticas por las capitales europeas. Las risas y carcajadas no faltarán en el visionado de A Roma Con Amor y tendremos más que presente la animadversión que siente Allen hacia todo lo relacionado con el matrimonio y el amor en todas sus vertientes.
Por si fuera poco, y sintiéndonos herederos del mejor Billy Wilder, asistimos al comienzo de la película a un momento que recuerda a aquella maravilla titulada Uno, Dos, Tres, donde un veterano norteamericano dedicado a la industria musical (Allen) discute con un joven apasionado por la izquierda y los sindicatos.
Woody Allen culmina su periplo por Europa con una película que, aunque supera con creces a Conocerás al Hombre de Tus Sueños e incluso a Vicky Cristina Barcelona, queda lejos de las últimas obras maestras que el cineasta ha rodado en Europa. Match Point, Scoop, El Sueño de Casandra y Midnight in Paris permanecen a años luz de esta última película.
A Roma Con Amor posee escenas insuperables con protagonistas insospechados en situaciones inesperadas. También nos encontramos ante una película que provocará grandes carcajadas en la mayor parte del metraje y que cuenta con una banda sonora con temas que se introducen en el imaginario personal italiano con canciones de las que jamás podremos desprendernos.
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