Crítica Salvajes; El suicidio colectivo de Oliver Stone

3,5/10

El cineasta Oliver Stone es uno de esos directores a los que le van como anillo al dedo los panfletos políticos y la búsqueda de la moral en la corrupción, los retratos biográficos y la ética de la denostada clase dirigente (recogiendo palabras muy de moda). Pero Salvajes no es más que una mala representación del poder de los cárteles de la droga mexicana con extrañas referencias a Truffaut, Soderbergh y una odiosa comparación con Dos hombres y un destino.
Tanto por las intenciones, bizarras por otro lado, de Oliver Stone de recrear más o menos fielmente las torturas y el sangriento color del dinero que se mueve en el tráfico de drogas esta película merecía ser vista como una cinta atrevida heredera del mejor Stone, autor de obras magnas como Nacido el 4 de julio, Platoon o JFK: Caso abierto. Sin embargo, el colorido metraje que nos ofrece esta vez se torna aburrido en parte por las carencias interpretativas del trío protagonista. Ni Taylor Kitsch, ensombrecido por su fracaso en John Carter, ni Blake Lively consiguen salvar una película condenada irremediablemente al tedio.
Y es que situar como eje central de la trama al personaje de Lively, Ofelia en la película, es una declaración de mal hacer por parte de un director que creíamos consagrado. Tras ver Salvajes nos creemos en la obligación de recomendar al lector un visionado calmado y atento a Traffic, la obra más potente e interesante de Steven Soderbergh donde Benicio del Toro realiza uno de los papeles de su carrera. A esta obra sí la podemos considerar como capital en el cine que retrata el narcotráfico. En esta ocasión, los tres grandes nombres que incluía el reparto, entre ellos el del propio Benicio del Toro, no resultan más que meras anécdotas perdidos en una fotografía efectista aunque nada convencional.
Por si fuera poco, y algo que este redactor odia profundamente, nos encontramos con un doble final. Al salir de la sala de cine uno se queda con la sensación de que Oliver Stone poseía dos formas de culminar su historia pero no sabía con cual quedarse. Pocas veces en la Historia del Cine veremos una forma más burda de tomar el pelo al espectador y alargar un metraje innecesariamente extenso. Y es que para eso sirve arriesgarse e incluir todo lo que podría haber sido y no fue en los extras de los DVD´s.
Si al menos la película gozara de un ritmo vertiginoso o un guión comprometido con la situación actual del narcotráfico estaríamos hablando del verdadero Oliver Stone, aquel al que todos conocemos por no dejar títere con cabeza en sus panfletarios metrajes. Sin embargo, parece perdido. Su mano y su estilo no se identifican en muchos momentos de la película. Oliver Stone se ha traicionado a sí mismo.
Los asistentes a las salas que consigan disfrutar con esta película estarán de enhorabuena. Aquellos que queramos ver una película del mejor Stone tendremos que llegar a casa y buscar en nuestra videoteca.

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