Crítica El Topo; Liante, Liosa, Liada, Lio

6,5/10

Tinker, Taylor, Soldier, Spy es la nueva película de Tomas Alfredson, un director con un estilo inimitable demostrado en la sobresaliente Déjame Entrar y que ahora inunda nuestras pantallas con la adaptación de una de las novelas más complejas del ya por sí enmarañado John Le Carré.
El Topo ofrece una innumerable lección de cine, de conjunción de actores y de guión que hace honor a la complicada historia en la que se basa. El espectador llega, en ocasiones, a no sentirse partícipe de la trama debido a la excesiva atención que hay que prestar a una conducción temática que exige un control total de lo que se está viendo. Algo a lo que ayuda la gran labor de todo el reparto coral que aparece en una película en la que no desentona ningún nombre. Desde el pétreo Gary Oldman hasta el discreto Colin Firth pasando por el curioso Toby Jones y hasta por el pobre Tom Hardy. Una larga lista de actores entre los que contamos a Ciarán Hinds, John Hurt, Benedict Cumberbatch o Mark Strong completa la excelente labor interpretativa en El Topo.
Sin embargo, el aspecto negativo de la cinta radica en el escaso interés que demuestra la película más allá de su tráiler. Una historia excesivamente compleja y fácilmente resuelta que no contenta al más exigente haciéndonos perder en un laberinto de enormes proporciones de nombres en clave, malentendidos, amenazas y espionaje. El Topo parece más de lo que realmente es y posee una dirección artística envidiable que sustenta el aparataje narrativo de la película.
No obstante, y pese a la dificultad, encontramos un guión perfectamente adaptado a las líneas de Le Carré con toda su idiosincrasia como director. Unas líneas complejas, llenas de más engaños narrativos de los que se muestra en la película. Alfredson recoge su labor como director y convierte la novela del autor británico en un ejercicio de recreación histórica en base a la utilización de una fotografía basada en el uso del claroscuro y los colores apagados creando una atmósfera de suspense inmejorable.
La banda sonora de Alberto Iglesias resulta de lo más apetecible y uno de los aspectos fundamentales a analizar a lo largo de la película. Nominado al Oscar por esta partitura, Iglesias se convierte en uno de los músicos españoles con más proyección en el mercado internacional. En El Topo recoge unos acordes absorbentes, llenos de intriga que acompañan a la perfección las vicisitudes de los protagonistas.
Gary Oldman ha encontrado en su George Smiley la horma de su zapato. Sin duda, su premio más importante ha llegado por parte de la Academia de Hollywood que le olvidó en papeles como Drácula o León, por citar algunas de sus mejores creaciones. Su madurez como actor le ha llevado a ser nominado a los Oscars en un año en que tiene pocas posibilidades de alzarse con la estatuilla. Esta candidatura debe ser el aviso a uno de los actores más importantes de la última década para que comience a buscar papeles que le hagan mostrar su enorme talento interpretativo.
El Topo es una película algo más que interesante. Una experiencia artística e intrigante como pocas en el pasado 2011. Sin embargo, adolece de una forma pretenciosa que esconde un fondo urdidor de una inmejorable intriga política en plena Guerra Fría.  

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