[Retrospectiva Stanley Kubrick] La chaqueta metálica


Y siguiendo con el monográfico a Kubrick, yo me hago la siguiente pregunta: ¿quién no ha oído hablar siquiera de esta película? ¿Quién no ha visto el casco que aparecía en la portada con ese mensaje que rezaba "Nacido para matar" bajo el símbolo de la paz? No estamos hablando de una película de guerra al uso. Ni siquiera de una más dentro de la extensa filmografía bélica de nuestra larga historia del Cine. Estamos hablando de una cinta que se quedó totalmente oculta por el estreno de Platoon, una película que Oliver Stone rodó en el mismo año y que le arrebató la mayor parte de los premios a la obra que ahora nos ocupa.
Basada en un libro de Gustav Harford, The Short Timers, en la cual el autor narra sus experiencias durante su proceso preparatorio para ser Marine de los Estados Unidos y a la par, ser moldeado para acudir como un soldado más a la guerra de Vietnam. La única parte común entre el libro y la película es el principio. Quizás la parte más recordada es precisamente ésta en la que el sargento Hartman (Lee R. Ermey, un ex-militar reconvertido a actor) instruye, por llamarlo de alguna manera, a sus pupilos durante unos apasionantes minutos en los que la moral y la integridad de cada uno de los reclutas queda más que en entredicho. Resulta tremendamente impactante ver esta escena mientras Kubrick nos deleita con uno de sus travelling inversos, marca de la casa. Llega a resultar tan impactante que hasta nuestra propia dignidad parece ser atacada cuando el sargento se ensaña con cada uno de los que osan hacer algo que va en contra de sus dictámenes. Efectivamente aquí, en esta misma escena, podríamos estar todos incluídos.
La primera vez que ves esta película es inevitable reirse ante tanto improperio, pero después de dar carcajadas, hemos de pararnos a reflexionar en que este posiblemente sea uno de los orígenes de los males del Ejército americano en Vietnam, el desencadenante de la locura que llevó a medio U.S. Army a los manicomios y hospitales de medio Estados Unidos. La gran baza de esta escena es, sin duda alguna, Lee Ermey, un militar que fue instructor de Marines y que fue herido por metralla de un cohete en la espalda y un brazo. Al terminar su recuperación, compró un burdel en Okinawa con su pensión y decidió abrir un bar. La anécdota de cómo llegó a este papel resulta, cuanto menos, curiosa. Y es que Ermey consiguió un pequeño papel en Apocalypse Now de Francis Ford Coppola a raíz de un programa de integración de soldados cuando vivía en Manila (Filipinas), donde Coppola pasó mil y una vicisitudes para llevar a cabo su imponente proyecto. Ermey, al pasar algunos años, entró en el casting de La Chaqueta Metálica con las miras puestas en el papel del instructor. Al verlo Kubrick le dijo que no era demasiado sádico para el papel. Fue entonces cuando Ermey reunió a los demás aspirantes al papel y comenzó a humillarlos y a insultarlos durante todo un cuarto de hora. Para más inri, los actores de la película y Ermey se conocieron el primer día de rodaje, en la escena de la instrucción. Kubrick lo que quería era conseguir el máximo realismo en las reacciones de sus actores.
A medida que va transcurriendo la película, vemos la progresión de todos los personajes, especialmente la del recluta Patoso (Vincent D´Onofrio) el cual acaba, llevado por la locura, con una solución más que drástica. Anteriormente, y como antecedente, la sesión de insultos sigue hasta extenuar a todos los reclutas. Algunos personajes van tomando cuerpo. Tal es el caso del recluta Bufón (Matthew Modine) o de Rompetechos, los cuales acabarán formando parte de un cuerpo de Prensa y Fotografía escribiendo para una revista norteamericana llamada Barras y Estrellas.
Aquí comienza la segunda parte de la película. En la que el conflicto se desata de una manera atroz y donde contemplamos los horrores de la guerra impávidos ante tanto dolor, sangre y destrucción. Sin embargo, los dos reclutas anteriormente mencionados no osan levantar sus armas y deciden ser meros observadores. El proceso de deshumanización que les llevó a aquella guerra les colocó encima una "chaqueta metálica", eran armas destinadas a acabar con cualquier ser vivo de ojos rasgados. La tercera parte de la película es la auténtica sesión importante de la película. Es el momento en que aquel soldado que lleva en su casco una dicotomía tal que daña a la vista ("Born To Kill" encima del símbolo de la paz) toma la decisión de matar por primera vez en toda la película. Sin embargo no es un asesinato gratuito. Su polaridad como soldado se refleja en que mata a la francotiradora que intenta acabar con sus vidas en un acto de compasión. Es necesario que no sufra ni que vea más horrores. Es necesario matar para acabar con la guerra. Como decía un sabio romano: "Si vis pacem, para bellum", es decir "Si quieres paz, prepárate para la guerra". De esta forma, los reclutas se convierten en asesinos. Su intención era la mejor de todas, pero si matas a alguien el simple acto de hacerlo ya te convierte en asesino. Mientras todos los demás soldados se volvían locos, el recluta Bufón intenta mantenerse cuerdo de algún modo hasta que se cumple su destino.
Pero ¿qué es lo que hace diferente a esta película de las demás que se han hecho sobre Vietnam? Pues que mientras la sensación de las demás hacia la guerra es de horror y queda claro un mensaje de denuncia hacia las administraciones que introdujeron al país en semejante despropósito, La Chaqueta Metálica emite un punto de vista mucho más objetivo y simplemente retrata a unos personajes dentro de un conflicto a la vez que vemos sus dispares evoluciones. Al final el espectador queda con una sensación de desconcierto ante la brutalidad de las escenas vistas.

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