Como cada año, las nominaciones a los premios de la Academia de Cine Estadounidense abren una intensa carrera comercial que implica mayoritariamente a las películas incluidas en la categoría de Mejor Película. Este fenómeno, que pragmáticamente significa el dorado adorno de los carteles de las mismas con estatuillas ficticias y números de considerable tamaño, se ha visto acentuado aún más si cabe este año con la interesada decisión de aumentar el número de cintas nominadas a diez en la categoría de mayo nivel y expectación; la mejor película del año. Entendida como una hábil estrategia comercial que impulsará en la medida de lo posible la proyección de cintas menores incapaces de competir con las grandes, los Oscar aumentan su oferta en busca de una demanda que se resiste en la época de los piratas (aunque realmente me guste más hablar de la época de los incompetentes sin ideas que hacen siempre la misma basura).
Con todo esto, en esta edición, junto a las favoritas que arrastran una importante senda de éxitos como Avatar, Up in the Air, En Tierra Hostil o Malditos Bastardos, se han colado en las quinielas películas que podríamos catalogar de menores y que parten con cierta desventaja respecto a las demás; la australiana Distrito 9, toda una sorpresa con cuatro candidaturas, An Education del director danés Lone Scherfig (Italiano para principiantes, Wilbur se quiere suicidar) y protagonizada por la muy en boga Carey Mulligan, la última de los Coen, Un tipo serio, que ha pasado por la taquilla sin hacer apenas ruido; The Blind Side el gran éxito comercial americano con Sandra Bullock como estrella que amenaza con hacerse con una estatuilla (y lo de amenaza va en serio); y la gran sorpresa del año Precious, que con seis nominaciones se coloca en lo alto del podio, aunque su argumento, de entrada, no sugiera una gran acogida. Finalmente, Up la última genialidad de los estudios Pixar duplica sus opciones al ser incluida también en la categoría de Mejor Película de Animación.
En el apartado de directores, pocas novedades respecto a lo anteriormente dicho; podremos disfrutar con un curioso enfrentamiento entre James Cameron y su ex mujer Kathryn Bigelow, al que se sumarán el joven y apabullante Jason Reitman, Lee Daniels y Quentin Tarantino, que no se veía en estas circunstancias desde Pulp Fiction.
Entre los actores encontramos agradables sorpresas, como la Morgan Freeman, quien encarna magistralmente a Nelson Mandela en la olvidada Invictus, o Colin Firth, acostumbrado a interpretar a almibarados personajes y ahora en un rol de mayor calado dramático en Un hombre soltero. Sorpresa menos agradable sin embargo es la de Jeremy Renner, cuya interpretación no merece tal distinción. Como favoritos, el camaleónico Jeff Bridges por Crazy Heart, y el eterno galán George Clooney, por su excelente papel de hombre perdido en los cielos. En el apartado femenino, más allá de la tradicional distinción a Meryl Streep (en esta ocasión incomprensible por lo irritante de su interpretación en Julie and Julia), destaca Sandra Bullock, favorita en las quinielas, la veterana Helen Mirren, la antes mencionada Carey Mulligan, y la chica del Harlem amateur Gabourey Sidibe.
En los roles secundarios, el inconmensurable Christopher Waltz tiene la estatuilla bajo el brazo por la magnífica construcción de su personaje de general nazi en Malditos Bastardos. Poco pueden hacer Woody Harrelson, Matt Damon, Stanley Tucci y Christopher Plummer, sin desmerecer sus notables trabajos. Por otro lado, Penélope Cruz, asidua ya al certamen, tendrá una dura competencia en Mo’nique, así como en la brillante dupla femenina de Up in the Air, compuesta por la sensual Vera Farmiga y la marisabidilla Anna Kendrick.
En el resto de categorías, más allá de las candidaturas técnicas en las que arrasará previsiblemente Avatar, destacamos la interesante lucha que se producirá por el Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, en la que la excelente La Cinta Blanca de Haneke tendrá que competir con dos cintas latinas, El Secreto de sus Ojos y La teta asustada, con la francesa y excesivamente aclamada Un Profeta, y la israelí Ajami.
Es complicado hacer pronósticos de unos premios empeñados en rebajar año tras año su calidad y en maltratar a aquellos autores que arriesgan en sus proyectos y van más allá de los clásicos clichés de la Academia. Aparentemente, en esta edición la taquilla puede hacerle un grato favor a James Cameron y repetir un hito similar al que ya alcanzó con Titanic, o, por el contrario, encumbrar la cinta sobre la guerra de Irak de Bigelow que, si bien muestra el horror desde lo particular, ofrece pocas respuestas o motivos de reflexión. Desde aquí esperamos sinceramente que venzan las propuestas que vienen desde el cielo, tanto la de animación, como la de Clooney y compañía. En su defecto, no veríamos con malos ojos un premio a la desternillante, sádica y, en ciertos momentos, genial Malditos Bastardos. Apuesten, quedan 26 días.
Ya estoy guardando fuerzas para aguantar una madrugada llena de emociones y de Oscars para Avatar, jajajajajajaj XDDD
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ResponderEliminarJajajajaja. Clooney, recurro a tu poder de convicción en la Academia xDD