[Atlántida Film Fest] Berberian Sound Studio


7/10

Giallo: Subgénero del cine de terror cuyas producciones se ubican principalmente en la Italia de los años 70 y que pretenden atemorizar al espectador más por sus artificios formales que por su fondo argumental.
Podríamos definir el giallo de una manera simplista. Alejándonos de cualquier definición academicista, lejana de tópicos y cercana al sentimiento que imprime este tipo de cine en el espectador italiano de los años 70 que acude al cine a ver una cinta de Dario Argento, Mario Bava o Lucio Fulci.
El cineasta británico Peter Strickland regresa tras Katalin Varga para realizar su propio homenaje a este subgénero del cine de terror, capital para entender muchos de los convencionalismos del actual género. El horror se plasmaba en la sangre, las triquiñuelas visuales, la simpleza argumental y el uso del sonido como arma terrorífica. Y es aquí donde el director de Berberian Sound Studio pretende que gire toda la trama de su película.
Utilizando memoria fílmica, Strickland introduce un lenguaje metacinematográfico, es decir, una narración en la que contemplamos un proceso de preparación de una película contada por sus propios técnicos. Algo a lo que se ha conocido siempre como “cine dentro del cine”. Si en anteriores ocasiones eran los directores o los actores los que nos traían su punto de vista sobre la preparación de una cinta, en esta ocasión vivimos a través de los ojos de un técnico de sonido (magistral Toby Jones) que comienza a perder la razón conforme su cabeza se va llenando de extraños sonidos.
Algunos han llegado a afirmar que la influencia del cine de David Lynch queda muy marcada en esta película. Bien es cierto que no peca de onirismo ni hay retazos muy latentes del cine del estadounidense a excepción de ciertos planos que recuerdan a Terciopelo azul. Sin embargo, Strickland pretende desmarcarse de cualquier comparación y crear un homenaje propio a un estilo cinematográfico hoy casi perdido víctima de la maquinaria hollywoodiense.
En ningún momento vemos la película a la que se está poniendo la banda sonora. Pero tampoco hace falta. Su director nos va especificando a cada momento cual es la brutalidad de la que seremos testigos en el hipotético estreno de la película. Sandías que caen, grillos que cantan, el frotar de una bombilla o el simple grito de una mujer son artimañas más que suficientes para aterrorizar a cualquier espectador.
Berberian Sound Studio no es sólo una película más del Atlántida Film Fest de Filmin. Es todo un homenaje al género giallo y a los artesanos del cine, aquellos que sin efectos de ordenador, ocupaban sus horas de trabajo en crear algo diferente a partir de elementos cotidianos. Porque no hay que olvidar que el cine es magia. Y la magia tiene grandes trucos…

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