4,5/10
Pocas veces tenemos ocasión de poder ver como una película se desinfla tristemente en los últimos quince minutos de metraje a sabiendas de que su planteamiento era mucho más que bueno. Los hermanos Pastor, autores de Infectados, vuelven a la carga con este thriller pseudo post-apocalíptico en el que vibramos con las interpretaciones de una pareja protagonista que, pese a todo, está a la altura de las circunstancias, José Coronado y Quim Gutiérrez.
En Los Últimos Días encontramos una extraña pero sugestiva mezcla entre 28 días después, The Walking Dead y Up In The Air, donde confrontamos diversos elementos que enlazan conjuntamente en un planteamiento bien llevado pero mal desarrollado. La rapidez por terminar la cinta o la falta de experiencia son motivos para poder interpretar como una película que prometía ser una de las tramas mejor conseguidas del año se torna en un ending absurdo y rebosante de un sentimentalismo innecesario.
En el año 2013 se desarrolla una extraña enfermedad, plaga, pandemia o como quiera llamarse en la que la población no puede salir a la calle por razones que desconocemos y sólo puede sobrevivir en las alcantarillas o los túneles del metro. La trama se desarrolla en una Barcelona abandonada a su suerte por los miles de habitantes que en el momento en que comienza la trama se encuentran en plena vida diaria.
Con un montaje muy interesante y bien llevado así como una ambientación y dirección artística notable, se nos va contando la historia de Marc y la de su jefe, un Coronado exquisito y comedido en su papel de Recursos Humanos implacable en la empresa en la que trabaja nuestro protagonista. A través de diversos flashbacks y un montaje paralelo, Àlex y David Pastor navegan por una intriga que va in crescendo con el paso de los minutos.
Sin embargo, cuando mejor está el espectador ante la abrumadora sucesión de acontecimientos, llegamos al desenlace. En él encontramos mucha emoción pero un final tan abrupto como innecesario. Los realizadores obvian cualquier referencia a dicha pandemia para comenzar una serie de saltos en el tiempo tan surrealistas como sobrados, dando por hecho que nosotros ya conocemos todo lo que sucede en la trama o que no hace falta que sepamos más. No obstante, la tomadura de pelo es considerable. El final culmina con la brillantez de una trama bien planteada.
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