[Retrospectiva Woody Allen] La comedia sexual de una noche de verano

6,5/10

Hay cineastas que no esconden sus referencias a la hora de producir sus películas. Es el caso de un Woody Allen que bebe directamente, en esta y en ocasiones que ya veremos, de uno de los cineastas más importantes del viejo continente: el sueco Ingmar Bergman y el dramaturgo inglés William Shakespeare. Para su fábula campestre, toma prestadas diversas licencias de una de las obras más recordadas de Bergman, Sonrisas de una noche de verano, que a su vez, trastea en una de las obras inmortales del literato inglés.
En ella, nos encontramos una confrontación directa de las premisas básicas del cine de Allen. El sexo, la pareja y sus problemas cotidianos, las infidelidades, la amistad e incluso la ansiedad ante el matrimonio parecen temas recurrentes en sus películas pero resultan renovadas en cada uno de sus metrajes. Para esta ocasión, Allen vuelve a rodearse de dos de sus habituales: Mia Farrow y Tony Roberts, a quien ya hemos visto, entre otras, en Annie Hall y Sueños de seductor
Esta fábula idílica, acerca de un peligroso fin de semana en el campo, que termina trastocando los planes de los protagonistas, no sorprende en un primer visionado pero consigue embaucar en un segundo, aún más sabiendo los referentes directos, tanto cinematográficos como literarios de que se nutre su director para tejer esta comedia romántica de enredos. Puede parecer que la teatralidad de Shakespeare ha quedado escondida y que la firmeza narrativa de Bergman se ha ocultado bajo la máscara de humor de un Woody Allen que saca punta a toda situación que se le presente. Frases hirientes, cortantes, reales como la vida misma son las que nos pone de manifiesto un maestro irrepetible en una película considerada como menor pero con bastantes puntos a favor para ser una de sus obras más personales.
Con la banda sonora de Felix Mendelssohn, el cineasta explora los instintos más básicos del ser humano y los confronta unos con otros en una jaula natural que se opone al concepto de libertad (tal y como entendemos estar en un bosque alejados de cualquier mundanal ruido). Deliciosos intervalos musicales dan paso a cada uno de los actos en los que se divide la película, comedia al principio, pseudo-tragedia al final, para intentar vislumbrar qué parte del intelecto domina al hombre más sabio, quién persiste más en conseguir sus objetivos o cuál de los comensales da la sorpresa mayor. José Ferrer y Mary Steenburgen dan la réplica a los protagonistas en una película ligera y sin mayores pretensiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario