Que Málaga sea, a lo largo de buena parte del mes de Abril, sinónimo de cine español no es un lugar común que pueda afirmarse a la ligera. Y es que, efectivamente, la ciudad de la Costa del Sol no sólo alberga el ya por hoy festival de cine español más importante del país, sino que lo vive, lo siente como una prolongación del devenir cotidiano en sus calles y plazas. Se trata de un Festival que ha echado raíces profundas y que implica a buena parte de su población, entusiasmada por ser el centro, durante una semana, de todas las miradas del mundo del cine. Sin duda, su consolidación como referencia nacional es un premio merecido por el empeño y la originalidad de sus propuestas.
El humilde servidor que aquí escribe tuvo la oportunidad de pasear por la multitud de alfombras rojas que engalanan la ciudad, los teatros decorados para la ocasión, los establecimientos que a lo largo de toda Málaga que promocionan su Festival y, fundamentalmente, mezclarse con la gente que acoge con devoción a actores, directores y gentes del cine en general que llegan para promocionar sus películas.
En el terreno más puramente cinematográfico, la edición de este año (la número 13) arrancó con una reducción de las cintas a concurso, tan solo 13, pero con una calidad tendente a repuntar. No olvidemos que el Festival de Málaga se centra principalmente en seleccionar películas de directores noveles, arriesgadas o, al menos, no incluidas en los circuitos donde se mueven los grandes estrenos. Este año sobresalía comercialmente la película de Nacho G. Velilla Que se mueran los feos, una comedia protagonizada por Javier Cámara y Carmen Machi entre otros que ha servido como percha del Festival, al ser una punta de lanza de la promoción del mismo, apoyada, sin duda, por el patronazgo de Antena 3 Televisión.
Pero fueron muchos más las películas a concurso. Muestra de ella fue un palmarés heterogéneo sonde tuvieron cabida propuestas muy diversas. La Biznaga de Oro recaló en Rabia, del director ecuatoriano Sebastián Cordero, que además se alzó con el premio al Mejor Actor de reparto para Alex Brendemuhl, Fotografía y Premio del Jurado Joven. Rabia es una película descarnada que aborda la inmigración en nuestro país pero que viaja más allá y se interna en el thriller psicológico y el suspense, alcanzando un resultado muy aplaudido dentro del Festival. Por otro lado, el Premio Especial del Jurado fue para Bon Appetit, una bonita historia del director novel David Pinillos y protagonizada por Unax Ugalde (que ganó el Premio al Mejor Actor). En la interpretación femenina destacaron Marisa Paredes por su papel en El dios de madera, dirigida por el escritor Vicente Molina Foix, y la debutante Aura Garrido en Planes para Mañana. Finalmente, el Premio del Público fue para Héroes, una tierna historia filmada por Pau Freixas que se llevó gran parte de los aplausos del Festival.
Más allá de la Sección Oficial, Málaga siguió apostando por las arriesgadas propuestas de Zonazine, dedicó sendos homenajes a Rosa María Sarda y a Julio Medem, y presentó en primicia la última y esperada película de este, Habitación en Roma.
Como decíamos al comienzo, Málaga es cine español por su apuesta firme por la promoción de nuevos valores que prometen renovar y hacer progresar nuestra cinematografía. Ya esperamos impacientemente una nueva edición.
En el terreno más puramente cinematográfico, la edición de este año (la número 13) arrancó con una reducción de las cintas a concurso, tan solo 13, pero con una calidad tendente a repuntar. No olvidemos que el Festival de Málaga se centra principalmente en seleccionar películas de directores noveles, arriesgadas o, al menos, no incluidas en los circuitos donde se mueven los grandes estrenos. Este año sobresalía comercialmente la película de Nacho G. Velilla Que se mueran los feos, una comedia protagonizada por Javier Cámara y Carmen Machi entre otros que ha servido como percha del Festival, al ser una punta de lanza de la promoción del mismo, apoyada, sin duda, por el patronazgo de Antena 3 Televisión.
Pero fueron muchos más las películas a concurso. Muestra de ella fue un palmarés heterogéneo sonde tuvieron cabida propuestas muy diversas. La Biznaga de Oro recaló en Rabia, del director ecuatoriano Sebastián Cordero, que además se alzó con el premio al Mejor Actor de reparto para Alex Brendemuhl, Fotografía y Premio del Jurado Joven. Rabia es una película descarnada que aborda la inmigración en nuestro país pero que viaja más allá y se interna en el thriller psicológico y el suspense, alcanzando un resultado muy aplaudido dentro del Festival. Por otro lado, el Premio Especial del Jurado fue para Bon Appetit, una bonita historia del director novel David Pinillos y protagonizada por Unax Ugalde (que ganó el Premio al Mejor Actor). En la interpretación femenina destacaron Marisa Paredes por su papel en El dios de madera, dirigida por el escritor Vicente Molina Foix, y la debutante Aura Garrido en Planes para Mañana. Finalmente, el Premio del Público fue para Héroes, una tierna historia filmada por Pau Freixas que se llevó gran parte de los aplausos del Festival.
Más allá de la Sección Oficial, Málaga siguió apostando por las arriesgadas propuestas de Zonazine, dedicó sendos homenajes a Rosa María Sarda y a Julio Medem, y presentó en primicia la última y esperada película de este, Habitación en Roma.
Como decíamos al comienzo, Málaga es cine español por su apuesta firme por la promoción de nuevos valores que prometen renovar y hacer progresar nuestra cinematografía. Ya esperamos impacientemente una nueva edición.
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