8/10
Tras el abrumador éxito comercial del subgénero policiaco o de investigación obtenido en la pequeña pantalla tras la irrupción de series como C.S.I Las Vegas en el año 2000 (la franquicia se extendería a Miami y Nueva York en 2002 y 2004 respectivamente), Navy, NCIS, Mentes criminales o Caso abierto, pocos éramos los que augurábamos un mínimo resquicio de originalidad en un formato de ficción explotado hasta la extenuación. La infinita perspicacia de los detectives de turno llegaba a ser cargante a lo largo de un ciclo de episodios autoconclusivos, sin el más mínimo atisbo de veracidad, de matices que aportar a una trama planificada con aséptica minuciosidad pero a su vez escaso ingenuo.
No obstante, cuando las esperanzas parecían ser toda una quimera para el espectador exigente, la cadena de cable estadounidense AMC nos ha devuelto la ilusión por el relato clásico policiaco, ese que se siente deudor de la novela negra labrada por referentes indiscutibles como Jim Thompson, Dashiell Hammett o Patricia Highsmith, gracias a un producto atípico dentro del panorama televisivo por su ritmo sosegado y ajeno a efectismos pero acorde con el estilo distintivo de otras joyas de la cadena como Mad Men o Breaking Bad, donde se prima la calidad artística sobre cualquier otra consideración comercial.
The Killing, la serie creada por Veena Sud y basada en el thriller danés Forbrydelsen, destierra el tradicional formato de episodios con un principio y fin delimitados por una trama aislada, para enlazar con otro de los hitos de la ficción televisiva Twin Peaks, a partir de la investigación del caso de Rosie Larsen, una joven asesinada y hallada en el maletero de un coche sumergido en un lago, que se extenderá a lo largo de los trece episodios que componen la primera temporada (la cadena acaba de anunciar su renovación). La extensión temporal de la que goza la serie (cada entrega corresponde a un día de la investigación) permite al espectador sumergirse en una opresiva trama ramificada en tres grandes líneas argumentales que tienden a confluir en torno al asesinato de la chica, dotando a la narración de una riqueza descriptiva y emocional inaudita entre los productos televisivos policiacos. Las disquisiciones morales de sus personajes, así como los puntos oscuros de sus conductas e historias individuales, se van desgranando paulatinamente en un desarrollo sin grandes alardes pero provisto de una veracidad incuestionable.
No obstante, cuando las esperanzas parecían ser toda una quimera para el espectador exigente, la cadena de cable estadounidense AMC nos ha devuelto la ilusión por el relato clásico policiaco, ese que se siente deudor de la novela negra labrada por referentes indiscutibles como Jim Thompson, Dashiell Hammett o Patricia Highsmith, gracias a un producto atípico dentro del panorama televisivo por su ritmo sosegado y ajeno a efectismos pero acorde con el estilo distintivo de otras joyas de la cadena como Mad Men o Breaking Bad, donde se prima la calidad artística sobre cualquier otra consideración comercial.
The Killing, la serie creada por Veena Sud y basada en el thriller danés Forbrydelsen, destierra el tradicional formato de episodios con un principio y fin delimitados por una trama aislada, para enlazar con otro de los hitos de la ficción televisiva Twin Peaks, a partir de la investigación del caso de Rosie Larsen, una joven asesinada y hallada en el maletero de un coche sumergido en un lago, que se extenderá a lo largo de los trece episodios que componen la primera temporada (la cadena acaba de anunciar su renovación). La extensión temporal de la que goza la serie (cada entrega corresponde a un día de la investigación) permite al espectador sumergirse en una opresiva trama ramificada en tres grandes líneas argumentales que tienden a confluir en torno al asesinato de la chica, dotando a la narración de una riqueza descriptiva y emocional inaudita entre los productos televisivos policiacos. Las disquisiciones morales de sus personajes, así como los puntos oscuros de sus conductas e historias individuales, se van desgranando paulatinamente en un desarrollo sin grandes alardes pero provisto de una veracidad incuestionable.
Con The Killing asistimos, por un lado, a un intenso drama familiar desencadenado por la súbita muerte de la joven, que sume a los padres de esta en una profunda depresión que los llevará a adquirir un papel determinante en el devenir de los acontecimientos; por otro se nos presenta un rotundo e implacable retrato de la vida política a partir del candidato a la alcaldía de la ciudad, quien se ve salpicado por el caso tras haber encontrado a la chica en un coche de la campaña; y por último guía el relato la investigación policiaca propiamente dicha, llevada a cabo por una extraña pareja de detectives compuesta por una tozuda mujer embarcada en su propia deriva sentimental y por su singular aprendiz, un policía de extravagantes recursos y apariencia de criminal en plena reinserción social. Como escenario de excepción de los acontecimientos, surge la ciudad de Seattle a modo de un actor más, creando una atmósfera cerrada, asfixiante y angustiosa marcada por la lluvia siempre presente (de hecho, el sol no aparece en ningún momento a lo largo de la serie).
La acción se desarrolla, pues, focalizada en los detalles de cada uno de los ejes argumentales con un ritmo pausado pero adictivo, como si de una novela de intriga en la que no se puede contener el ansia de conocer el final se tratase. The Killing arroja diferentes pistas falsas acerca del hipotético asesino de Rosie Larsen a lo largo de toda la trama; los presuntos culpables aparecen y desaparecen en cada capítulo a partir de constantes giros del guión, hasta confluir en un final que no contentará a todos por su ambiguedad pero que supone el sorprendente punto de partida para una más que posible prolongación del caso en la siguiente temporada. No en vano, buena parte del reparto ya ha sido renovado, incluidos los padres de la niña, unos excepcionales Brent Sexton y Michelle Forbes como los portadores de la carga dramática de la serie. A ellos les acompañan Mireille Enos, la actriz que da vida a la detective Sarah Linden en un rol que le ha valido su primera (y merecida) nominación a los Critic's Choice Awards; Joel Kinnaman, actor sueco que interpreta a Holder, el peculiar compañero de Linden; y Billy Campbell, como el concejal candidato a la alcaldía de Seattle; hasta componer un reparto de un atractivo evidente y dotado de una veracidad pasmosa.
The Killing es, sin duda alguna, una serie policiaca para aquellos que rehúyen de este género televisivo por sus efectismos y tramas planificadas al detalle. En la nueva creación de AMC hay algo más que un caso por resolver, existe un drama tras cada uno de sus personajes, seres que se enfrentan a sus propios problemas en un entorno opresivo y cerrado. En esta serie hay vida, no se trata de un mero decorado de cartón piedra construido para fascinar al espectador, aquí todo desprende autenticidad, emoción y mucha intriga.
The Killing es, sin duda alguna, una serie policiaca para aquellos que rehúyen de este género televisivo por sus efectismos y tramas planificadas al detalle. En la nueva creación de AMC hay algo más que un caso por resolver, existe un drama tras cada uno de sus personajes, seres que se enfrentan a sus propios problemas en un entorno opresivo y cerrado. En esta serie hay vida, no se trata de un mero decorado de cartón piedra construido para fascinar al espectador, aquí todo desprende autenticidad, emoción y mucha intriga.
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