[Crítica] Agosto

Las reuniones familiares siempre han sido el lugar donde la lavadora de trapos sucios comienza a funcionar. Viejas rencillas, engaños, deudas. Todo eso sale a la luz y, casi siempre, en los momentos menos oportunos. Más o menos es lo que nos viene a plantear la última película de John Wells, Agosto, que con un reparto de excepción pretende hacernos ver un par de jornadas en la complicada existencia de los miembros de una familia en proceso de autodestrucción comandada por Meryl Streep.
Pese a sus debilidades, la potente obra del dramaturgo Tracy Letts se ve condenada a ser únicamente representada por el exacerbado histrionismo de Streep y el buen hacer, sorprendente cuanto menos, de una Julia Roberts venida a más a lo largo de la trama. Sin embargo, todo lo que existe detrás de ella aparece difuminado. La gran cantidad de subtramas que giran alrededor de la familia pasan desapercibidas. Bien por la electricidad demostrada de ambas intérpretes o bien por que la consistencia a la hora de adaptar la obra a la gran pantalla no es lo suficientemente sólida. El caso es que personajes jugosos como el que representa Ewan McGregor, al que nos hacen creer abyecto, queda en un segundo, sino mayor, plano. O el primo con sorpresas de la familia, un Benedict Cumberbatch a quien el papel le viene muy pequeño.
Chris Cooper, el regreso de la mítica Juliette Lewis o el intermitente Dermot Mulroney se encargan de dar la réplica, inagotablemente, a dos actrices que compiten por llevarse el favor del público, el de su propio director y, a ser posible, acaparar algún premio. Si ha habido lucha de egos, no se nota puesto que ambas actrices se encuentran en plenas facultades para arrebatarse los papeles la una a la otra.
Es una lástima que este August: Osage County termine en las manos de una exagerada Meryl Streep en su concepción de matriarca. La familia transita por el camino de la disgregación, el ambiente se puede cortar con navaja de afeitar. Todo se desmorona por las mismas conversaciones de siempre. La obra es directa, fría, tanto o más que el personaje casi militar de Julia Roberts. Sin embargo, Wells solamente se queda en la superficie. Solamente mueve la cámara para cambiarse de sitio. No nos implicamos con los personajes, no entramos en la mesa de comensales.

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