Crítica Desde París con Amor; Efectista acción a la francesa

6/10

Desde la primera vez que vi el trailer de esta cinta de acción dirigida por Pierre Morel, algo me decía que tenía que ir a verla. No se si por volver a ver a John Travolta en un papel de acción tras sus malísimas películas realizadas hasta la fecha por este actor al cual las buenas interpretaciones se le cuentan con los dedos de una sola mano. Por el contrario, pensé que la principal razón sería ver a uno de mis actores preferidos: Jonathan Rhys Meyers, un actor irlandés de corte interpretativo muy natural y con grandes dotes de elegancia en la gran pantalla. Visto en Match Point o la serie televisiva de Showtime Los Tudor, Rhys Meyers se ha creado con trabajo y a pulso el ser uno de los actores con más proyección de esta última década.
Pero, a medida que se acercaba la fecha del estreno, cada vez eran más las malas críticas que leía acerca de esta película. Movido por mi curiosidad, mi respeto a los franceses cuando hacen comedias y películas de acción amén de todas estas críticas negativas, decidí ver ese cóctel y decidir por mí mismo qué opinar acerca de esta cinta.
Mi impresión fue más que positiva. Aunque no es la gran película de acción del siglo, sin duda es una obra entretenida y con muy buenas intenciones. Rodada de forma frenética en las calles de París, la torre Eiffel, los suburbios de la capital gala e incluso en medio de una autopista, Desde París con Amor se nos ofrece como un conjunto de elementos que explotan al final de la película como cualquiera de los coches que vemos a lo largo de la cinta. La cámara de Pierre Morel se mueve al ritmo que impone el guión que resulta un tanto mediocre. La película la salva una efectista puesta en escena, explícitamente sencilla, que contiene escenas muy bien rodadas. Hay que recordar que la cinta no tiene un gran presupuesto y aún así, en vez de recurrir a los tremendistas efectos especiales que últimamente pueblan nuestras salas de cine, se decide utilizar el montaje y la edición de secuencias mediante el uso de la cámara lenta, los travellings, la toma de vistas aéreas y demás recursos visuales.
Valorando la parte interpretativa, hay que destacar la alocada interpretación de un John Travolta que tampoco me ha parecido tan rimbombante como me hacían creer. Interpreta a un agente con unos métodos poco ortodoxos a la hora de resolver problemas de seguridad nacional. A mi parecer, es evidente que no le van a dar un Oscar, pero cumple con su trabajo de la mejor manera que sabe (y puede). En su camino se cruza el personaje de Rhys Meyers, un ayudante del embajador americano que, sin quererlo, se ve envuelto en toda una trama de terrorismo procedente de Oriente Medio así como tráfico de drogas, llegando a verse obligado a portar un objeto lleno de un material poco permitido en Francia y que servirá como desencadenante de buena parte de la acción de la película. Juntos, cargarán sus pistolas y se lanzarán a las calles de París a intentar acabar con los malos malísimos en una película de acción que no pasará a la Historia del Cine como una de las mejores. Tampoco haremos una mala inversión en una entrada de cine para pasar una hora y media de disparos, acción, sorpresas y locura por las calles de París.
Es lo que se llama acción "a la francesa".

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