Crítica Los Chicos están bien; La familia cambia, el amor perdura

6'5/10
La familia convencional está en crisis, y de qué manera. Si hace algunos años los hogares monoparentales compuestos por mujeres y hombres divorciados o incluso solteros constituían una realidad insólita para una sociedad en constante mutación, estas mismas dinámicas se han intensificado en los últimos años dando el salto a su fiel reflejo en la gran pantalla. En este contexto, no nos resulta extraño el panorama familiar que nos presenta Lisa Cholodenko en su Los Chicos están bien, formado por un matrimonio de lesbianas con dos hijos adolescentes que comienzan a hacerse preguntas sobre el hombre que, desinteresadamente, donó el esperma requerido para su propia concepción. 
Más allá de lo exótico de la situación, si verdaderamente aún podemos sorprendernos ante ella, es curioso, no obstante,  hacer notar la pervivencia de ciertos roles heredados del entorno familiar tradicional y trasladados ahora a tesituras diferentes que desmienten la absoluta modernidad  en el hogar de la sociedad contemporánea. Al fin y al cabo, en esta curiosa y divertida historia de líos domésticos, cada matriarca concentra en sí misma algunos de los roles consabidos de unos padres (madres en este caso) preocupados por sus hijos adolescentes; por un lado, el carácter estricto y perfeccionista de Nic, por otro, la naturaleza bohemia y permisiva de Jules; en una interacción continua que afectará a su propia relación como pareja.
Aunque aquí la auténtica caja de los truenos se identifique más bien con la irrupción en escena de Paul, el padre biológico de los chicos, un soltero empedernido de espíritu libre que colisionará frontalmente con la sobreprotectora Nic y congeniará (quizás demasiado) con la un tanto confusa Jules. El feliz matrimonio, asentado en una buena posición socioeconómica y gozando de las mieles de la madurez, sentirá como los cimientos de su vida se tambalean al tiempo que las insatisfacciones reprimidas salgan al exterior de forma inesperada. 
Lisa Cholodenko consigue alcanzar ese tono apacible, sosegado y a su vez estimulante  de las películas pequeñas con aroma independiente gracias en parte al trabajo exquisito de todo el plantel actoral, encabezado por una sublime Annette Bening que demuestra película tras película el vano empeño de muchas actrices por permanecer ancladas en una juventud ficticia. Bening aporta toda la frescura de una madurez sin complejos que exhibe para el deleite del espectador; las arrugas tienden a desaparecer en pos de los matices de una intérprete cada día más interesante que ha desarrollado un intuitivo gusto por las buenas historias. Su Globo de Oro y su cuarta candidatura al Oscar es sólo una merecida recompensa. 
En una senda similar (aunque más discutible) parece encaminarse Julianne Moore, quien se muestra en todo su esplendor dando vida a la otra madre de la película. Como contrapunto, un divertido Mark Ruffalo, un actor que ha pasado de caracterizarse por su perfil bajo, de eterno secundario, a constituirse como un actor a seguir con buenas películas en su haber. El caso de Mia Wasikovska es, sin embargo, muy diferente al erigirse como una de las grandes promesas de Hollywood tras su papel estelar en la Alicia de Tim Burton, algo que no ha impedido que continúe trabajando en proyectos más personales; la veremos en los nuevo de Gus Van Sant y de Rodrigo García. 
Los chicos están bien corrobora la buena salud del cine indie hollywoodiense tras el éxito apabullante en diferentes certámenes de Entre Copas (2004), Pequeña Mis Sunshine (2006) o Juno (2007), y se cuela en la terna de favoritos de los Oscar 2011 gracias a una historia divertida, bien interpretada y con momentos de gran comicidad (esa escena de sexo bajo las sábanas). Es una lástima que en ocasiones la trama se resienta y el ritmo decaiga hasta niveles peligrosos, defraudando en cierta forma las expectativas suscitadas por buena parte de la crítica internacional. 
De cualquier forma, la película de Cholodenko supone un contrapunto cómico necesario a la tradicional gravedad y dramatismo de las apuestas preferidas de la Academia. Los chicos están bien nos hace sonreir, nos transmite buenas vibraciones, y eso, al fin, es lo mínimo exigido a un buen melodrama que pone en solfa los cambios de una familia que no tiene por qué ser disfuncional. El amor, ante todo, es el mayor aglutinante posible entre las personas, más allá de clichés sociales y prejuicios sin fundamentos. 

2 comentarios:

  1. Me gustó bastante pero tampoco me pareció la graaaan comedia de la que hablaban... en interpretación, me gustó más julianne moore que bening!

    Un saludo desde el rincón de domive!^^

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  2. Si,a mi también me ha decepcionado un poco por eso mismo, porque la han aclamado quizás demasiado. Julianne Moore hace aquí una buena interpretación, aunque lo cierto es que no me gusta demasiado esta actriz, es un poco irregular.
    Por cierto, muy buen blog Domive!

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