Crítica Valor de Ley; El espíritu del viejo Oeste nunca muere

 7/10
Las grandes historias nunca mueren, y si además tienen lugar en ese implacable escenario de horizontes infinitos y almas solitarias que es el lejano Oeste, mucho menos. Los hermanos Coen, esa extraña pareja de realizadores que han hecho de la singularidad de su cine su particular marca de identidad, recobran el más puro espíritu del western norteamericano gracias a una nueva adaptación de la novela de Charles Portis, Valor de Ley, ya trasladada a la gran pantalla de la mano de Henry Hathaway y el inolvidable John Wayne. Y lo hacen exhibiendo ese denodado gusto por el retrato de las más bajas pasiones y miserias humanas que parecen aglutinarse con mayor veracidad en los desérticos parajes de la América profunda como telón de fondo. Una atmósfera asfixiante, sucia, donde tan sólo los más fuertes logran sobrevivir en una perpetua disputa entre indios, vaqueros, cazarecompensas sin escrúpulos, agentes del orden infames y una larga sucesión de individuos acosados por sus propios fantasmas. Y en medio de todo ello, una niña de 14 años en busca de venganza.
La película de los Coen arranca de forma espléndida con la voz juvenil en off de una muchacha que narra los trágicos acontecimientos acaecidos en torno al asesinato de su padre por parte del cobarde Tom Chaney. Una luz tenue nos permite vislumbrar el lugar de los hechos, en la intimidad de la noche, como esas historias contadas al calor de una hoguera con aires de misterio y sobrecogimiento. Precisamente tal y como ocurría en el lejano oeste, los rostros en penumbra y la botella de whisky de mano en mano. Es ese espíritu el que nos introduce en la fatal aventura de Mattie Ross, una jovencita con una determinación de hierro que no duda en acudir a la ciudad para reclamar las posesiones de su padre (incluso sabe regatear con una maestría envidiable para el consecuente fastidio del contable) y ya puestos contratar los servicios de un hombre valiente que se preste a dar caza a Chaney y saciar la comprensible sed de venganza. Sus decididos pasos la llevaran hasta el renqueante y un tanto alcoholizado sherrif Rooster Cogburn, un animal de presa venido a menos e inmerso en incontables problemas legales, circunstancia que le facilitará la decisión de embarcarse en una improbable persecución por el desierto junto a la joven Mattie.
La trama argumental encuentra en su sencillez su principal virtud a partir de la cual narrar con pulso y buen ritmo una serie de acontecimientos cuya previsibilidad encierra cierto encanto relacionado con los patrones tradicionales del género western. El espectador conoce en todo momento las derivas en las que devendrá la historia, y eso dota a la película de un cierto sabor a antiguo, a una sustancia que nos devuelve las leyendas del pasado. La ingenuidad de los héroes, el dibujo psicológico reduccionista de los villanos, la causalidad de los sucesos, todo ello nos resulta agradable de volver a disfrutarlo en pantalla.
Y además, los hermanos Coen saben ilustrarlo de una forma ejemplar. Si bien es cierto que en algunos momentos la película parece naufragar en el tedio y la ausencia de esa acción que mantenga vivo el interés, finalmente consigue alcanzar el brío necesario para atrapar al espectador en una sencilla historia de venganzas y persecuciones protagonizada por buenos y malos destinados a encontrase en un combate a muerte. Tal y como han manifestado los realizadores, Valor de ley no deja de ser una película de género familiar aunque ambientada en el duro oeste, en la que han querido adaptar la trama del libro de Portis a su propio lenguaje cinematográfico, obviando la versión de Hathaway y negando que se trate de un mero remake.
Sin duda alguna, no es un remake al uso más. Y ello, en parte, se lo deben a la portentosa interpretación de Jeff Bridges como Rooster Cogburn, toda una exhibición artística de un personaje confeccionado a su medida, repleto de matices, con un acento imposible, una apariencia imponente y una peculiar forma de actuar. Bridges ha conseguido crear un icono del cine contemporáneo (una vez más, si tenemos en cuenta a El Nota, ese particular personaje que iba a comprar en bata y zapatillas, también producto de la mente retorcida de los Coen), le ha dado vida más allá de la cinta, veracidad, personalidad. Su interpretación bien vale un Oscar, con permiso de Firth y de la Academia (pues ya el año pasado se llevó uno por Corazón Rebelde), aunque en su defecto se haya granjeado la admiración del respetable. Al igual que la joven y desconocida, hasta ahora, Hailee Steinfeld (también nominada a actriz de reparto), quien ha sabido transmitir a su personaje la osadía y tozudez que este precisaba de forma extraordinaria. Tampoco se quedan atrás Matt Damon, como el otro rastreador de Chaney, y Josh Brolin, como el propio Chaney. Mención aparte merece, no obstante, la breve aunque intensa aparición de un Barry Pepper espectacular dando vida a un desdentado prófugo con escasos escrúpulos.
Son abundantes y variados los ingredientes que hacen de Valor de Ley una de las propuestas más estimulantes del presente curso cinematográfico (su recaudación en taquilla lo atestigua). Los Coen ha sabido recobrar ese estilo clásico del western convencional, al que adhieren unos diálogos sensacionales y una narración con altibajos aunque sugerente en su encorsetada estructura propia del género. Y todo ello complementado por unas interpretaciones asombrosas que bien merecen la atención de cualquier cinéfilo que se precie. Sed de venganza, violencia y ciertas dosis de humar para congraciarnos con un cine que nunca muere.

4 comentarios:

  1. Muy buena cinta. Tediosa a ratos (o es que el western no es lo mio), pero con una formula que funciona muy bien. La historia está muy bien contada, dirigida y actuada, siendo Steinfeld el alma de la cinta. La fotografia es preciosa (Oscar asegurado?), pero lo que no me cae es la actuacion de Bridges, no hace nada nuevo, y no entiendo su nominación, pero bueno, está pese a todo.

    Un saludo!

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  2. Dani, por Dios!, Bridges se sale! Es cierto que Steinfeld sostiene todo el peso de la trama, pero el papel de Cogburn es todo un regalo, una de esas interpretaciones que quedan para el recuerdo. Aún así, respeto tu opinión compañero! Nos seguimos leyendo

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  3. Me encantan los Coen y me encantan las pelis del oeste; o sea que supongo que me gustará esta... ;-) Hasta otra, Jesús. Muy buen comentario sobre esta peli que promete.

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  4. Valor de Ley se impone como una gran película, con un impactante tratamiento de las imágenes, que deja huella en el espectador. Al igual que cada largometraje que los hermanos Coen realizan, configura una obra completísima, brillante, inteligente y que todavía tiene mucho que decir. Sin recurrir en exceso al tono ácido que les caracteriza, sí encontramos en este western el lenguaje “coeniano” de otras películas, una puesta en escena deslumbrante que marca un nuevo hito en la historia del género western.

    Dejo la crítica que escribí en mi blog para quien le interese:
    http://www.chansonsdamour.es/2011/02/critica-valor-de-ley-2010-de-joel-y.html

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