Dulce Cine de Juventud; Big (1988)

El ámbito de los sueños infantiles es un vasto campo de deseos extravagantes, aspiraciones irrealizables y caprichos alimentados por una acusada capacidad para imaginar situaciones grotescas. Todos nosotros, al fin y al cabo, hemos fantaseado con ser robots todopoderosos, animales prehistóricos, personajes de manga, o intrépidos aventureros. No obstante, uno de los anhelos que parece vertebrar toda infancia es la aspiración irrefrenable a ser mayores, a crecer de forma apresurada y convertirse en un adulto para realizar todas aquellas cosas que de pequeño tus padres te prohibían con toda la razón del mundo. Cuando, efectivamente, ese niño que fantaseaba con las infinitas bondades de la madurez se interna en el intrincado territorio de los mayores, su percepción muta de forma irrevocable y parece buscar el retorno a esa etapa infantil de felicidad sin concesiones, asfixiado tanto por las obligaciones inherentes a ser adulto como a las complejos relaciones entabladas entre ellos.
Todo ese proceso que suele durar largos años de dudas y cambios traumáticos lo vive en una sola noche el bueno de Josh Baskin, un chico de 13 años prendido de una chica mayor que él,  tras pedir un deseo a la enigmática atracción de feria de Zoltar. Para su evidente sorpresa, a la mañana siguiente descubre que se encuentra atrapado en el cuerpo de un hombre de 30 años, con los considerables problemas acarreados a raíz del pavor de su madre al comprobar que su hijo ha desaparecido y en su lugar hay un hombre desconocido en casa. Apoyado por su gran amigo Billy Kopeke, Josh emprende un incierto viaje a la gran ciudad para averiguar dónde se encuentra la atracción que le concedió su inconsciente deseo; una búsqueda infructuosa que le llevará a establecerse como una persona adulta, buscar un trabajo estable e incluso internarse en el mundo de las relaciones sentimentales hasta comprobar que no existen tantas diferencias entre los hombres maduros que le rodean y el carácter tierno e inocente del niño que en realidad es.
Big es todo un clásico del género de entretenimiento familiar que no precisa de mayores cartas de presentación. Una película que ha vencido al tiempo gracias a esa perfecta conjunción de ingenua comicidad infantil y ese espíritu de aventura y nostalgia que vertebra el cine de la década de los 80's, sirviéndose de una sencilla premisa que suscita la moraleja final; y es que la vida con 13 años es más divertida de lo que nunca será en el futuro. De la mano de Baskin, recorremos un excitante periplo por un mundo de hombres de negocios ambiciosos y amargados que quedan a merced de la mente despierta y simple del improbable vicepresidente de una compañía de juguetes que, además, conquistará a una chica resignada a una vida amorosa rutinaria y sin alicientes. Todo ello, sin dejar de jugar como un niño, pues, ¿quién no ha sentido envidia de ese aplio loft de Baskin con máquinas de pin-ball, camas elásticas, canasta de baloncesto y muñecos gigantes con los que disfrutar a todas horas?.
La película de Penny Marshall (producida por James L. Brooks y con Barry Sonnefield como director de fotografía), por otro lado, no tendría razón de ser sin el protagonismo de Tom Hanks como ese niño grande que interpreta con una comicidad y veracidad deslumbrantes (de hecho, este rol le valió su primera nominación al Oscar). Ampliamente versado en el género cómico gracias a films como Despedida de Soltero, 1,2,3...Splash! o Esta casa es una ruina, Hanks comenzó aquí a apuntar su más tarde explotada vena dramática (quizás se echan de menos más papeles como este en su última etapa como actor) al ilustrar el debate interno que se abre en la vida de su personaje tras asentarse en la vida de adulto y a su vez añorar su mundo infantil. Hanks, además, nos regala todo un repertorio de momentos inolvidables que han provocado la carcajada a generaciones de espectadores, desde su triunfal entrada en la fiesta de la empresa con esmoquin blanco, hasta sus guarradas con la comida (en la cafetería jugando con una guinda), pasando por su risible inocencia al llevar a la chica (interpretada por Elizabeth Jenkins) a su casa sin más pretensión que divertirse juntos, tal y como lo harían dos niños de 13 años.
Como botón de muestra, os dejamos uno de esos momentos que le han dado trascendencia a la película más allá de su época en el que podemos disfrutar con Tom Hanks y Robert Loggia interpretando el mítico tema musical de la película en el 'walking piano' de una juguetería. Big nos entretiene y además conmueve, una naturaleza dual que extrañamos en el actual cine familiar (si existe más allá de la animación) y que eleva a la película a clásico indiscutible de un cine de juventud que debe pervivir en el tiempo por su ternura e inocencia.


2 comentarios:

  1. Una de las grandes peliculazas de mi infancia, la escena de cuándo prueba el caviar es sublime jajajajaja.

    ResponderEliminar