Crítica Nunca me abandones; Un ejercicio de estilo sin vida

 5/10
Antes de comenzar a ver la nueva película de Marek Romanek, quien ya dirigió la apreciable Retratos de una obsesión con un Robin Williams perverso y perturbador, el ingenuo espectador debe percatarse de una serie de cuestiones previas cuanto menos singulares; nos enfrentamos a una adaptación cinematográfica de la novela del escritor japonés Kazuo Ishiguro (también inspirador de la cinta de James Ivory Lo que queda del día) ambientada en los años 60 y con un insólito triángulo amoroso como eje central en el que se infiltran tintes de ciencia ficción ciertamente desconcertantes relacionados con la ingeniería genética y un hipotético 'cultivo' de personas concebidas y educadas con el único objeto de ser donantes hasta que su cuerpo resista.
Nunca me abandones nos traslada a un internado en el que conviven cientos de niños a los que se les niega el conocimiento de todo aquello que se encuentra al otro lado de la valla en la que están confinados. Se trata de un universo finito, con unas fronteras claramente delimitadas y vertebrado en torno a la implacable disciplina de su directora. Un campo de reclutamiento, al fin, del que progresivamente vamos descubriendo su verdad oculta y el auténtico sentido de su existencia. Todos esos niños no son más que máquinas humanas, clones desgajados de sus originales para servir a una sociedad de la que jamás se sentirán parte, condenados a un destino cruel e inaplazable que conducirán sus pasos hasta ese preciso instante en el que, tras tres o cuatro donaciones, sus cuerpos dejen de ser útiles para el cometido por el cual fueron creados.
No obstante, el amor es un sentimiento que puede brotar incluso entre los parajes más áridos e inclementes. Y así les ocurrió a Kathy, Tommy y Ruth, tres chicos que crecieron juntos en un ambiente opresivo, carente de cualquier tipo de aliciente, condenados a un trabajo rutinario en granjas apartadas de la civilización, para que, una vez franqueada la mayoría de edad, sus cuerpos fueran utilizados para un mayor fin. Pero sus corazones se aferraban a una fingida realidad con la misma temeridad que un amante prendido de un amor imposible. El tiempo transcurre de forma inexorable, sus caminos se bifurcan para unirse de nuevo en una desgarrada oda a la vida, al anhelo de vivir a pesar de aquello inculcado desde la infancia.
Es una lástima que la película, más allá de lo misterioso de su trama argumental, esta filmada con excesiva frialdad, conformando una atmósfera cargante, anodina y exenta de todo artificio que mantenga el interés del espectador. Todo aquí adquiere una tonalidad gris macilenta, sin vida, como una flor que se marchita paso a paso. De poco valen las rotundas interpretaciones de sus protagonistas, especialmente la de la talentosa Carey Mulligan que, si bien ya despuntó el pasado año con An Education, aquí se reafirma como una actriz a seguir con una portentosa capacidad para el drama. Por otro lado el joven Andrew Garfield, en un registro antitético del desarrollado en La red social, también aporta cierta verosimilitud a su personaje, aunque este en sí esté totalmente desquiciado; mientras que la ya consolidada Keira Knightley queda en un evidente segundo plano dando vida a Ruth, una protagonista de perfil bajo y sin demasiado peso.
Marek Romanek pretende con Nunca me abandones componer una película de culto de evidentes ínfulas autores en la que juega con la originalidad de su referente literario, pero fracasa estrepitosamente al ser incapaz de aportar el más mínimo ápice de ritmo o propiciar cierta empatía con el público. La película aburre y se olvida rápidamente. Una lástima que historias tan interesantes como esta se vean abocadas a una muerte prematura, como la de sus desgraciados personajes.

2 comentarios:

  1. Bueno, me ha gustado cómo has diseccionado el film, aunque disentimos mucho en cómo disfrutamos su visionado. Particularmente esa frialdad notoria me parecio excelente, simplemente por el mismo hecho y trasfondo que toca. Pienso que este film sabe relatar la historia de una manera brillante, y transcurre con solicitud mucho más alla. El misterio y la intriga crecen a medida que avanzan los minutos y lo único que resta es disfrutar lo poética y bella que resulta ser. Es una historia muy profunda y llena de muchos matices bien ejecutados. Me encantó; para mí vale mucho.

    Un abrazo! Nos seguimos leyendo. Ah y te invito a que leas mi critica sobre otra pelicula que me agradó bastante, Poetry.

    ResponderEliminar
  2. Me choca ver a Keira en un proyecto como este en el que debe aparentar muchos menos años de los que tiene. La veo rara.
    Si se parece, aunque sea mínimamente, a la peli Lo que queda del día, merecerá la pena ir a verla. Un saludo, Jesús.

    ResponderEliminar