Crítica Medianoche en París; Vuelve nuestro mejor Woody

8/10

Cierto aura sublime ha rodeado siempre a las películas de ese pequeño genio neoyorquino que, neurótico e ingenioso, nos ha regalado desde 1965 una larga lista de películas y libretos dignos de los más pormenorizados manuales de Historia del Cine. Woody Allen, si estuviésemos en la Antigua Grecia, sería uno de los grandes dioses de ese Olimpo al que, indirectamente, todos tratamos de llegar en nuestra vida con nuestro trabajo. Algunos con más suerte que otros. 
Pero como todo ser humano, Allen tiene sus fallos. Y cuando comete un error, se nota. ¿Por qué? La respuesta es sencilla. Sus diálogos son impecables retratos de la conducta humana y nadie como él ha sabido retratar los miedos, fobias, adicciones y síntomas de las mejores y peores formas de comportamiento en una raza, la humana, tan excesivamente complicada de estudiar. Y Woody lo hace mejor que nadie. Por eso, cuando detectamos una película "menor", enseguida nos damos cuenta. Es por eso que los expertos en cine clasificaron la filmografía del director en "mayores" y "menores".
Cuando hablamos de los fallos de Woody Allen es imposible no recordar las tres últimas películas que ha realizado. Si bien, este que os escribe, solamente salva Si la Cosa Funciona, tanto Vicky Cristina Barcelona como Conocerás al Hombre de tus Sueños son piedras en el zapato de un director que nos tiene acostumbrados a reinar sobre todos los demás. Por su ingenio, por su ironía, por su sarcasmo pero, sobre todo, por sus verdades.
Medianoche en París supone la vuelta al mejor cine al que nos tenía acostumbrados Allen. Si bien, durante los noventa tuvo una época en la que sus "obras menores" nos acostumbraron al que parecía el ocaso de un genio, en 2005 vimos como el director neoyorquino resurgía como el ave Fénix con, la que a mi parecer, es una de sus mejores películas y mi particular cinta favorita: Match Point. A continuación, Scoop y El Sueño de Casandra nos recordaron que la vuelta a los orígenes todavía era posible.
La nueva cinta de Allen nos transporta a París, en compañía de un impresionante Owen Wilson ejerciendo las veces de una suerte de Woody, aquel de las Manhattan, Annie Hall o Bananas. Neurótico, harto de su vida y cuestionándose durante la mayor parte del libreto su existencia en este mundo. Wilson, un actor con un registro bastante limitado, da el perfil de una manera sublime sorprendiendo incluso al espectador más escéptico. 
Acompañado de su novia, una discreta pero hermosa Rachel McAdams y sus conservadores suegros (inolvidables los diálogos entre Wilson y Kurt Fuller sobre la "bondad" de los miembros del Tea Party norteamericano), nuestro protagonista aterriza en una nueva vida, una realidad totalmente distinta que le sirve de evasión a su monótona y casi arruinada vida. 
París ha sido desde hace décadas uno de los templos de la cultura, donde las interacciones entre los grandes artistas, literatos, escultores, pintores, músicos o cineastas han dado las mejores obras de la Historia de la Humanidad. Por las calles de Montmartre han paseado los mayores genios de la pintura de finales del siglo XIX y principios del XX. Por las orillas del Sena se han inspirado los más grandes literatos mundiales para retratar una sociedad venida a formar la segunda "edad de oro" tras el Renacimiento, como afirma Allen en la propia película. Nuestro protagonista acaba inmerso en un universo donde Picasso, Buñuel (impecable la mención a El Ángel Exterminador), Hemingway, Matisse, Toulouse-Lautrec o Scott Fitzgerald le aconsejan sobre su propio destino, su novela y, sobre su vida. Paradójicamente, todas las opiniones de estos genios influirán sobre el futuro del personaje de Owen Wilson.
El espectador acaba totalmente hipnotizado por el tremendo encanto que posee una cinta que recupera la magia que su director nos trasladó en aquella La Rosa Púrpura del Cairo. Sin embargo, con la simpleza que le caracteriza, Woody Allen huye de recursos técnicos y se dedica a lo que mejor sabe hacer: contar historias. Y en esa historia, además de un gran Owen Wilson, encontramos a dos actores que realizan dos de los mejores papeles de sus carreras. En primer lugar, hablamos de Michael Sheen (El Desafío: Frost Contra Nixon) que teje en la cinta un personaje extremadamente "pedante", como lo calificará la actriz revelación del metraje, Carla Bruni, esposa del presidente francés Nicolas Sarkozy. Sheen devora a sus acompañantes en todas las secuencias que protagoniza con un texto altivo y una barba prolongada que le da un aire distinto, alejado del rostro amable al que nos tiene acostumbrados. En segundo lugar, mencionamos a un excelso Adrien Brody. Su recreación del pintor catalán Salvador Dalí es sencillamente sublime y bastará recordar su portentosa interpretación con una sola palabra: "rinoceronte".

Hay que recomendar esta película a todos los amantes del cine de Woody Allen. Hay que recomendar Medianoche en París a los amantes de los exquisitos acordes de clarinete del director, presentes en un magnífico prólogo en el que se nos van mostrando diversos lugares de la ciudad antes de adentrarnos en la gran evasión a la que se nos ha invitado. Hay que recomendar esta película a todos aquellos que quieren huir de su presente buscando una salida en un pasado idealizado. Todos desearíamos tener un sueño del estilo al que vive Owen Wilson en la medianoche parisina. Los mejores diálogos de Allen y una oda a la vida, al pasado y a lo mejor de lo que es capaz el ser humano son los puntos clave que se dan cita en esta película que hipnotiza desde el primer minuto por su sencillez y su calidad narrativa.
Si a este que os escribe le invitan a una cena con Shakespeare, Bécquer, Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Stanley Kubrick, Hitchcock y Marlon Brando os puedo asegurar que jamás volveréis a saber de mi existencia. Por eso te invito, querido lector, a que acudas al cine, te deleites con el regreso del mejor Woody Allen y pienses cual sería tu "regreso al pasado" con tus más admiradas personalidades del mundo del arte.
Lo mejor, ahora mismo, es perderse en esta gran película que, de manera sencilla y exquisita, nos embauca y nos enamora sólo como el mejor Woody Allen es capaz de hacerlo.

4 comentarios:

  1. Sin duda, Woody ha vuelto por sus fueros con una historia muy divertida y bien tejida.

    Wilson me ha sorprendido con uno de sus mejores papeles, mostrando registros en su interpretación que creía imposibles en él.

    Podemos estar presenciando una nueva "Belle Epoque" del cineasta neoyorkino?

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  2. Todos estaia hablando maravillas de esta cinta, habrá que verla entonces... Tengo mucha curiosdad por lo de Owen Wilson...
    Desde la Ignorancia, Lucas Liz.

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  3. Coincido, hay que recomendar la película a los amantes del cine arte.

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  4. Una de las mejores peliculas que Woody Allen ha hecho, el encanto en la que te envuelve desde un inicio, sin duda bastante buena aunque reconozco que no para todo tipo de público.

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