Crítica Sólo una Noche; Mini-infidelidades

6,5

Al colocarse delante de esta película y, comenzando por contemplar el cartel, algo nos está diciendo que posiblemente estemos justo a punto de ver algo que ya hemos visto. Extrañamente, esta película nos suena sospechosamente a otra que realizó el gran Mike Nichols en 2004, que barrió a la crítica de medio mundo y le reportó a sus cuatro protagonistas un status que creían perdido.
Cuatro protagonistas estamos a punto de contemplar en esta cinta, dirigida por la debutante Massy Tadjedin. Al igual que en aquella cinta de 2004, son dos hombres y dos mujeres. Y es aquí cuando debemos comenzar las distinciones. ¿Por qué? Pues simplemente porque las comparaciones son odiosas. Comparar Closer con Sólo una Noche resulta, cuanto menos, una ofensa al ojo avizor. Bien es cierto que la cinta de Tadjedin es algo más que interesante pero por algo de lo que en tiempo atrás no me haría sentir orgulloso.
Hablo de una interpretación excelente de una actriz a la que, confieso, poco aguanto. Keira Knightley me parece bastante desagradable y aún no se explicar el porqué. Quizás sea su insoportable acento british o por su manera de moverse en pantalla. Sin embargo, ahora la realidad es otra y ya basta de dar palos por cosas sin fundamento. 
Me parece que es de justicia reconocer el gran papel y la gran química con su compañero de reparto, el francés Guillaume Canet, de la actriz británica a la que todos recordamos por piratear a gusto junto a Johnny Depp y Orlando Bloom en aquella franquicia Disney de tanto éxito. 
Pese a no haber ni una sola excena de sexo, algo que hace que la película cobre una simpleza asombrosa alejada de la complejidad narrativa de Closer, esta película tiene tintes de un buen guión construido sobre una sólida base fijada en un tema muy recurrente a lo largo de la Historia del Cine: la infidelidad. 
También, y como no podía ser de otra manera, he de dar mi voto negativo al rostro ladrillero de un Sam Worthington que debió quedarse en Pandora con aquellos bichillos salidos de la sórdidamente capitalista mente de James Cameron. Y también he de castigar duramente a una actriz cuyos atributos ya no son suficientes para convencer a nadie de ir al cine a verla. Yo no soy fan de Eva Mendes. Ni siquiera desde que mostró sus encantos en Training Day para deleite de Denzel Washington ni cuando comenzó La Noche es Nuestra de aquella manera tan "o te gusta o no te gusta" a los ojos de un Joaquin Phoenix que no tardó en unirse a aquella "fiesta". No, no soy fan de Eva Mendes ni en esta película ni en ninguna otra. La falta de química con Worthington compite con los sosainas personajes que trajeron Angelina Jolie y Johnny Depp en The Tourist o el propio Depp con Penélope Cruz en Piratas del Caribe IV, de la cual jamás debió salir la anteriormente mencionada Keira Knightley.
A todos los que nos encantó Closer, su guión, sus actores y su apasionante trama, encontraremos en Solo Una Noche algunos resquicios de aquella cinta aunque, naturalmente (y vuelvo a reiterarlo), las comparaciones son más que odiosas. Aunque lo intenten, si que es verdad que la empatía con los personajes queda lejana. Si entre ellos logran alcanzar algo de química, con el espectador resulta algo un poco más complicado aunque no imposible.
Se nos ha entregado una película interesante que se deja ver mientras nosotros seguimos indagando acerca de las virtudes o maldades de esa mala práctica llamada "infidelidad".

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