Crítica Red State; Sectarismo religioso a lo Kevin Smith

6,8/10

Kevin Smith es uno de esos cineastas que reinventaron el concepto de cine independiente en Estados Unidos en el momento en que estrenó su aclamada Clerks. Partiendo de un presupuesto inferior a lo conocido y con un formato pseudo doméstico, Smith se hizo un hueco en el panorama del cine de culto. Red State se aleja de todo lo que el director ha realizado hasta el momento y quizá ahí radique lo interesante de esta sangrienta película.
Tomando como ejemplo el caso real del líder extremista religioso Fred Phelps, Kevin Smith nos traslada hacia cuatro paredes en las que obtendremos el agobio y la repulsión como punto de partida a una cinta galardonada en el pasado Festival de Sitges. Repulsión hacia los grupos extremistas que asesinan, torturan y embaucan a miles de personas en todo el mundo prometiéndoles todo tipo de perdones y salvaciones. Habrá cientos de religiones y opciones políticas en este mundo pero Smith arremete contra las que promocionan la violencia y la xenofobia gratuita en un país tan cuarteado como es Estados Unidos.
Red State peca de ser excesivamente interesante. Desde la interpretación de su actor protagonista, Michael Parks, galardonado en Sitges e inolvidable Earl McGraw para los amantes del cine de Tarantino. Basándose en la figura del sangriento Phelps, el actor recrea a los líderes de estas sectas que lavan el cerebro de manera irremediable defendiendo con su sangre, e incluso la vida de sus hijos, unas creencias muy indeterminadas.
Mención aparte merece la interpretación de Melissa Leo, una de las mejores actrices del panorama norteamericano contemporáneo. Una de las mayores virtudes de Kevin Smith es la de sacar el mejor partido a sus actores en los terrenos más inexplorados por él como cineasta. En Red State se aleja de la comedia para introducirnos de lleno en la violencia, el racismo y la intolerancia de los grupos extremistas. Pero, pese a lo interesante del planteamiento, Smith se pierde en ocasiones en la irreverencia que le supone llamarse Kevin Smith y haber rodado productos de muy baja calidad. Su sello queda impregnado en una película que lo desmerece. Red State, en las manos de otro director, podría haber sido un melodrama de proporciones épicas y no una película con un sanguinario final, demasiado para su condición de denuncia.
Kevin Smith inaugura su filmografía seria con un thriller de corte psicológico que en ocasiones llega a helar la sangre al contemplar atrocidades que resultan más auténticas y reales de lo que podemos imaginar. El monólogo sobre la certeza de la religión que libera Michael Parks es una lección de asfixia al espectador imaginando caer en las redes de los grupos sectarios religiosos que existen a lo largo y ancho de tan infinito mundo.
Red State es una cinta que merece la pena ver, quizás una de las más interesantes del año por lo que a temática y realidad se refiere. Sin embargo, habrán de disculpar a Kevin Smith y su obsesión por fantasear demasiado cuando crucen la última frontera de la película, aquella que muestra un desenlace desmerecedor de una película que podría haber callado muchas bocas.

1 comentario:

  1. A mi no me gustó mucho. Me pareció demasiado irregular y que no cumplia con las expectativas. Aunque reconozco que hay momentos de gran tensión y un buen manejo de la acción. Pero en general me deja con ganas de más.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar