[Crítica] Iron Man 3

5,5/10

La fórmula comienza a agotarse. Muchas son las secuelas a las que se ve venir de lejos que terminarán sus días en ésta o en la sucesiva película. Será el caso, seguro, de Resacón 3 y lo es de Iron Man 3. El carisma de Robert Downey Jr. comienza a resultar repetitivo y el actor deberá tomar la decisión de si sigue explotando su derroche de buen humor y cara dura en películas similares o si comienza a demostrar su talento en otro tipo de cintas, como bien hizo en Tropic Thunder.
Shane Black coge el testigo de Jon Favreau en la dirección para orquestar este conjunto de explosiones y acción barata que termina de provocar el naufragio avanzado de la saga del héroe de Marvel. Hay considerables lagunas de guión que, separadas por un montaje insulso, se combinan unas detrás de otras para crear la ilusión de que estamos ante una gran cinta de superhéroes.
Nada más lejos de la realidad. Pese a la forma y la holgura que demuestra su protagonista y el subidón interpretativo de Guy Pearce y Gwyneth Paltrow, Iron Man 3 nos hace pensar de nuevo en la primera entrega de la saga como la auténtica referencia en los héroes contemporáneos. Shane Black es complaciente con los fans de la saga y utiliza los recursos más característicos del personaje sin huir de la intriga y los inolvidables toques de humor.
Iron Man, lo bueno que tiene, es que no soporta comparaciones con ninguno de sus compañeros en Los Vengadores o con los héroes de DC, a la espera de lo que haga Superman el próximo mes de junio. Iron Man, en la figura de Downey Jr., es el superhéroe más cómodo, desairado, desgarbado, agradable, atrayente y seductor que ha pasado en mucho tiempo por una pantalla de cine. Y la taquilla lo nota. Iron Man 3 no ser la mejor de la saga ni tampoco no es la mejor de la franquicia Marvel. Ni el interesante comienzo con tan nostálgica melodía ni el despliegue de efectos especiales supera a la calidad de su predecesora original. Y la echamos de menos.
Todo parece encajar. Las piezas del puzzle quieren combinarse entre sí y por momentos parecen funcionar. Sin embargo, la trama se descuelga en ciertos momentos aunque sus protagonistas no tengan la culpa. La presencia de Ben Kinsgley no parece demasiado acertada ni tampoco la de una secundaria y desaprovechada Rebecca Hall. Sin embargo, Gwyneth Paltrow consigue zafarse de todos sus miedos y crear un personaje a la altura y, en ocasiones, de superior carisma al del héroe protagonista. Pero el que se lleva la función por completo a su terreno, pese a sus escasas apariciones, es el siempre eficaz Guy Pearce. Estamos ante un actor con un talento innegable demostrado en películas como Memento o L.A. Confidential y que nos ofrece en esta película el toque necesario para satisfacer los giros de guión de los que presume la película.
Aquel que opte por ver Iron Man 3, deberá saber que contemplará un interesante ejercicio de efectos especiales con un protagonista inimitable y secundarios a la altura. Sin embargo, notará el cansancio de una saga que comienza, inevitablemente, a decaer.

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