[Retrospectiva Woody Allen] Granujas de medio pelo

6,5/10

Estamos ante una de las comedias más divertidas y atractivas de que Woody Allen rodó en los años 90. Y es que estos granujas, todos ellos sin distinción, retratan al ser humano en su vertiente más sacra, más auténtica. Aquella por la que, sin escrúpulos, nos limitamos a actuar como carroña intentando limpiar a nuestro semejante a ser posible de todo el dinero, bienes e influencias que pueda poseer.
Woody Allen nos trata como buitres, poniéndonos en el lugar de una banda de atracadores que consigue montar un negocio muy alejado de su propósito inicial y hacerse millonarios gracias al buen hacer de una hilarante, aunque algo sobreactuada, Tracey Ullman. Mientras el dinero la corroe, su matrimonio irá en plena caída abandonando a su marido en favor de la crapulencia y la supuesta elegancia que le otorga su nuevo amigo, quizás el personaje más interesante de la película, con la piel de Hugh Grant. El actor inglés interpreta a un elegante caballero, fino en sus maneras, ignominioso en sus intenciones, que pretenderá alzarse con todo el imperio del que su nueva conquista es poseedora. 
Comedia ácida, inteligente, con los diálogos que atesora de manera imborrable el genio de Woody Allen. Granujas de medio pelo gana con el paso del tiempo. La época en la que Allen decidió cambiar de montura de gafas es aquella en la que nos dio una de cal y otra de arena. Con un planteamiento de lo más absurdo, la película se va enriqueciendo a sí misma a medida que se suceden las más surrealistas situaciones (véase la secuencia en la que el policía decide unirse al grupo). 
Siempre con un cuidado extremo en la elección de sus bandas sonoras, de nuevo aquí nos encontramos con tesoros del jazz y el blues, que van acompañando la hilaridad de los personajes, de los granujas que merodean de manera miserable por la condición humana. Granujas de medio pelo nos recuerda que la gente busca siempre su propio interés sin pensar en el que tiene alrededor. Es por eso que el personaje de Hugh Grant merece un estudio aparte, extrapolándolo de una forma genérica a casi cualquier situación de la vida cotidiana. Los lobos con piel de cordero a los que no se les ve venir pero que permanecen ahí, impasibles ante lo que sucede y expectantes a la hora de asestar su golpe. 
Tan inteligente como real, tan despiadada como surrealista, Woody Allen sabe encontrar la medida al tazón que compone Granujas de medio pelo. Muy pocas cosas sobran y muy acertado está su director en todos sus planteamientos dejándonos un poso de humor mezclado con la mala uva de alguno de sus personajes. Absolutamente imperdible. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario