Crítica Amigos...; Todo por la pasta

5/10
El bochorno público al que se someten de forma cotidiana algunos personajes grotescos de nuestra televisión se ha convertido ya en una tendencia social ampliamente justificada por los propios espectadores. Al fin y al cabo, ¿quién no vendería su propia dignidad a cambio de una lucrativa exclusiva o de una actuación hilarante remunerada en un programa de ínfima calidad? El dinero parece ser hoy día (o quizás lo ha sido siempre pero de forma más disimulada) la razón última de los comportamientos más indecentes, que además son retransmitidos de forma masiva y rutinaria para un mayor impacto, así como el objetivo irrenunciable de un gran número de personas de diferente índole.
Lo que viene a ilustrar la película de Borja Manso y Marcos Cabotá es que nadie parece escapar de esta especie de clima inmoral que rige el funcionamiento de la sociedad actual; ni el humilde trabajador con familia, ni el eterno galán de escasa fortuna, ni siquiera el arquitecto remilgado con aires de intelectual. Y es que 17 millones de euros bien valen toda una vida de amistad y el mayor de los ridículos televisados. Esa es la recompensa para el ganador de una absurda apuesta a la que les reta su amigo Nacho, un obseso de los desafíos que incluso muerto no puede dejar de jugar con su abultada herencia; Santi, Diego y Víctor deberán acumular de forma individual el mayor índice de audiencia en televisión, por lo que iniciarán una alocada carrera por ser el personaje más mediático valiéndose de las estrategias más ruines y desesperadas.
Los ingredientes de esta comedia española se reducen a una premisa atractiva, un ritmo frenético que oculta las evidentes deficiencias del guión y un rendido tributo a la cultura pop emanada del universo catódico de los últimos años. Más allá de eso, el dibujo apresurado de sus personajes facilita la previsibilidad de una trama que, a pesar de ser digna para un mero entretenimiento veraniego, no guarda momentos verdaderamente desternillantes, adolece de chispa e ingenio, no provoca la carcajada. Y ello a pesar del esfuerzo de sus tres actores protagonistas; un inspirado Ernesto Alterio, el algo cargante Diego Martín y el bobalicón Alberto Lozano, a quienes acompañan una pérfida Goya Toledo y la siempre encantadora Manuela Velasco.
Desde luego, son malos tiempos para la amistad, sobre todo cuando una cifra de dinero de ese tamaño se cruza en tu destino. Si a ello unimos la televisión como instrumento a partir del cual conseguirlo, el resultado es un escandaloso viaje por los más bajos instintos humanos con el que muchos empatizarán; aunque ello signifique entrar en la casa de Gran Hermano para convivir con la fauna más heterogénea (geniales las escenas de Alterio como concursante del programa), crear una gran mentira sobre tus orígenes en un talk-show (los redundantes chistes xenófobos del personaje de Diego Martín no hacen ninguna gracia), o aprovecharte de que un famoso te atropelle (una clara muestra de la escasa originalidad de los guionistas).
Amigos... no deja de ser un pasatiempo tolerable para una época del año en la que no apetecen grandes retos intelectuales. Su desenlace es todo un despropósito pero al menos te quedas con la sensación de que ha valido la pena a tenor del resto de estrenos de la cartelera veraniega. La comedia española sigue su marcha con el apoyo cada vez más numeroso del público; esperemos que la originalidad de sus planteamientos se desarrolle en la misma medida que las cifras de recaudación.

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