[Crítica] Buscando a Eric

7/10

Hoy día nadie duda de la importancia del director Ken Loach en el desarrollo de la cinematografía británica y europea. Son pocos los directores de cine que han sabido plasmar con tanta veracidad la realidad de un mundo suburbano, con imágenes de lirismo descarnado y personajes profundos y entrañables. Desde una de sus primeras películas, Kes, en la que narraba la historia de un niño marginado cuya principal obsesión era un halcón, hasta el retrato de la problemática de los "sinpapeles" africanos y europeos en Reino Unido en la reciente "En un mundo libre", pasando, naturalmente, por títulos tan inolvidables como "Tierra y Libertad", sobre el movimiento libertario español en el comienzo de la guerra civil, o "La Cuadrilla", que trata el despido de trabajadores del ferrocarril; Ken Loach ha trazado una suerte de mapa de los grandes problemas sociales que acucian a la actual sociedad británica y, por extensión, al resto de países "desarrollados" europeos. Con una precisión envidiable, Loach retrata sin ambages ni florituras la cruda realidad ilustrada por personajes con los que se identifica desde su posición moral combativa. Y es que es, a partir de esta condición, desde la que parte todo su cine; es la crítica al modelo capitalista, a la inhumanidad que mana de este y a las enormes contradicciones que se derivan y por la que muchas personas son golpeadas con suma crueldad.
Si bien Loach domina la cámara con pulso frío y analítico en ocasiones, y con cierta ternura en otros, su cine no puede entenderse sin su guionista fetiche, Paul Laverty, quien ha firmado todos los guiones de sus películas. El tándem Loach-Laverty nos ha alertado sobre los problemas de integración cultural en la nueva sociedad cosmopolita, sobre los jóvenes sin rumbo, sobre el paro, sobre los diferentes modos de explotación en diversas zonas del mundo, etc. Y ahora, se atreven con el fútbol. Estrenada el pasado 27 de Noviembre en las salas comerciales, y proyectada anteriormente en los festivales de Valladolid y Sevilla, "Buscando a Eric" es una fábula-comedia de tono distendido, aunque no exenta de la ya acostumbrada crítica social, acerca del mundo del fútbol, más concretamente a cómo este deporte de masas influye poderosamente en la vida de personas ordinarias. Como vértice de la historia, aparece el famoso ex-futbolista Eric Cantona (también productor de la película), quien charla y da consejos de forma imaginaria a un hombre maduro castigado por la vida, nostálgico de un amor perdido, y que convive con dos hijastros problemáticos.
Así pues, volvemos a los barrios proletarios de la Inglaterra profunda, más concretamente al centro del país, en la industrial Manchester, para ser testigos de cómo nuestro peculiar protagonista comienza a tentarle la idea del suicidio para acabar con una vida que, al parecer, le resulta insustancial y acabada. No obstante, cuando su relación con la madre de su primera hija y único amor de su vida se torna prácticamente irrecuperable y sus hijos adoptivos (de los que se hizo cargo tras el abandona de su segunda mujer) le hacen la vida imposible en casa, Eric va a encontrar el consuelo en la persona que siempre admiró; Eric Cantona. El controvertido ex futbolista del Manchester United va a ayudarlo a encontrarse a sí mismo y encauzar de nuevo su vida, centrándose fundamentalmente en reconquistar a su amor juvenil, a la que abandonó cuando nació su hija en un ataque de pánico. Si bien no resultará fácil de entrada, Eric comienza a estrechar lazos, comienza a perdonarse sus errores pasados y permite que ella se los perdone del mismo modo. Sin embargo, los problemas de Eric se incrementarán cuando encuentra un arma en su propia casa que guarda su hijo adoptivo para un gángster local.
A pesar de que este argumento pueda parecer, en primera instancia, un recurso ampliamente utilizado en el cine, la tenencia de armas por parte de adolescentes, que son utilizados por otros jóvenes o adultos con negocios ilícitos para su propia protección, es un problema candente en el Reino Unido a tenor de los casos de apuñalamiento y tiroteos en discotecas y pubs. Con una amplia campaña de concienciación ciudadana, el gobierno británico está poniendo especial énfasis en la idea de que la posesión de armas es un delito penado con la cárcel y que, en estos casos, la implicación colateral de estos jóvenes es indiferente.
Loach no ha dejado pasar la oportunidad de plantear el tema desde un enfoque familiar, desde cómo cada miembro de una familia resulta perjudicado en una situación como esta, tal y como queda puesto de manifiesto en la escena de asalto de la policía a la casa de Eric. En este caso, Loach-Laverty han optado por una salida paródica del problema. Tras la imposibilidad de un acuerdo con el gángster local, Eric busca el apoyo de todos los amigos con los que iba a ver el fútbol para dar una verdadera lección al criminal en un final antológico. Es aquí donde el componente cómico de la película emerge con mayor fuerza, dinamismo y descaro, y dota de un aliciente añadido a la película de Loach.
Y es que acostumbrados al crudo realismo del director británico, una salida de guión como esta es, sin duda, algo que celebrar, fundamentalmente, por la capacidad de Loach de reconstruirse, de no caer en la monotonía y, en fin, de hacer constantemente la misma película. Desde aquí, felicitaciones sinceras por ofrecernos esta entretenida comedia con tintes sociales de gran envergadura que, tras las risas incontenibles, nos hacen reflexionar acerca de la sociedad que lagamos a las generaciones venideras.

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