La saga Harry Potter (Parte I)

 El esperado final de una de las sagas cinematográficas más exitosas de la historia se acerca de forma inminente y un nerviosismo generalizado por presenciar, esta vez plasmado sobre la pantalla, el apocalíptico y mágico combate a muerte entre el Bien y el Mal, se va haciendo cada vez más perceptible entre la nutrida legión de incondicionales del mago con gafas redondas, es decir, Harry Potter.
Lo curioso del fenómeno literario de J.K. Rowling, trasladado ahora a las salas de cine de medio mundo tras vender millones de ejemplares y alimentar la imaginación de una multitud de adolescentes ávidos del sugerente estímulo de la fantasía; es la compleja empresa que han llevado a cabo sus responsables al encandilar (incluso podríamos hablar de suscitar una sana adicción) a diferentes generaciones de jóvenes que han crecido con las aventuras del mago de Hogwarts.
Y es que han transcurrido ya trece años desde que la escritora británica publicara con un éxito inesperado la primera novela de la saga, Harry Potter y la Piedra Filosofal, periodo de tiempo suficiente para que sus primeros lectores hayan crecido y superado esa etapa “mágica” que todos hemos vivido en nuestra más tierna juventud. Sin embargo, ahí continúan, como un servidor, esperando impacientemente la última aventura cinematográfica del señor Potter, unidos por un extraño lazo de empatía fantástica con las generaciones que llegaron después y que no cesan de acercarse a ese mundo tan cercano como absolutamente maravilloso que  aglutina el colegio de Hogwarts.
Ahora que casi hemos llegado al final del camino (aunque Rowling parezca sugerir lo contrario), se hace imperiosa echar la vista atrás y valorar, cinematográficamente hablando, lo que nos ha deparado una saga ya inmortal, comenzando desde sus orígenes hasta la última entrega vista en cines, que servirá como preludio a Las reliquias de la muerte.

Harry Potter y La piedra filosofal  7/10
Harry Potter y la Piedra Filosofal marcó el siempre difícil arranque cinematográfico de un fenómeno literario que ya en 2001 había alcanzado una incidencia mundial, suscitando, como es obvio, una expectación tan sólo comparable a la adaptación de otra obra magna de la literatura fantástica, El señor de los anillos, que también hacía su aparición por aquellas fechas.
El estricto control que la autora, J.K. Rowling, infringió sobre los responsables de la película, los cuales fueron elegidos con el beneplácito de la misma, favoreció una literalidad evidente en la traslación a la pantalla de la novela, hecho puesto de relieve desde la elección del trío actoral protagonista (físicamente muy semejantes a la imagen preconcebida por la imaginación de la escritora), hasta la recreación minuciosa y conseguida de cada uno de los lugares fantásticos que brotaban de las páginas del libro. De hecho, desde el punto de vista artístico, la factura de esta primera aventura fílmica de Potter es impecable, podríamos decir que incluso artesanal en la elaboración de escenarios y artilugios mágicos que conferían a la película un evidente aire de descubrimiento iniciático de un mundo paralelo.
La Piedra Filosofal no eludió en ningún momento el marcado espíritu infantil que inspiraba las aventuras de un Harry Potter que sólo contaba con 11 años. Para ello, se eligió a un realizador con un amplio conocimiento del género de entretenimiento familiar, Chris Columbus (Sólo en Casa, Señora Doubtfire), para dar forma a una trama inocente, bonita y complaciente que nos presentaba a unos adorables personajes insertos en un enigmático y maravilloso mundo mágico en el que vivir aventuras trepidantes.
Como principal atractivo para los más curtidos, la película se rodeó de uno de los cast cinematográficos más completos de la década, en la que se incluían actores de la talla de Richard Harris, Maggie Smith, John Cleese, John Hurt, Alan Rickman, Robbie Coltrane o Ian Hart, a los que se sumarían muchos más en secuelas posteriores; dando a la saga un inconfundible aroma 'british' como requisito incontrovertible impuesto por Rowling. Y a ello a pesar de la producción mayoritaria de la norteamericana Warner Bros, a la que poco debió importar la remilgada estética del film a tenor de los resultados en taquilla, colocándose como una de las películas más vistas de la historia.
La Piedra filosofal  cumplió con nota su ardua empresa al presentarnos una historia sincera y entrañable que recurría a los valores de la amistad y la solidaridad para enfrentarse a los poderes oscuros que acechaban al trío protagonista. Esta primera aventura no deja de ser por ello un interesante tour por el mundo mágico de Rowling donde nos familiarizamos con el fantástico colegio de magos y sus insospechados vericuetos, así como con la trama que se desarrollará en las siguientes entregas de la saga. Como es obvio, elemental para cualquiera que desee adentrarse en el mundo de Harry Potter.

                                                                             Harry Potter y La cámara secreta    6/10
Es una lástima que la segunda entrega, aunque continuaba  la senda marcada por su precedente, heredaba  algunos de los desaciertos más notorios de la misma. La anquilosada dirección de Columbus, quien no se permitía la licencia de realizar el más mínimo movimiento innovador con la cámara o en la anodina puesta en escena, unida a la literalidad excesiva de la adaptación cinematográfica, hicieron necesaria una renovación inmediata en el planteamiento de la saga si realmente pretendía continuar de forma indefinida. 
Y es que, si bien el desarrollo de la trama era prácticamente idéntico a la de su homóloga literaria, la extensión constreñida del film (que no dejaba de ser de más de dos horas y media) no permitía la inclusión de cada uno de los pasajes del libro, por lo que los responsables optaron por cortar momentos de gran importancia para el devenir de la historia. La sensación general suscitada era la de estar asistiendo a un puzzle al que le faltaban piezas, que no fluía de forma independiente al conocimiento previo de la novela, y  que cuando lo hacía era de forma atropellada, sin transiciones y contando más cosas de las que cabrían en una película para adolescentes.
No obstante, La Cámara Secreta no deja de ser un entretenimiento apreciable muy necesario en el desarrollo de la saga, apoyada en una interesante historia  de misterio y ciertas resonancias detectivescas que nos descubre una faceta más del máléfico Lord Voldemort, al mismo tiempo que nos regala una divertida interpretación de Kenneth Brannagh como el inefable profesor Lockhart. A partir de este punto, todo cambiaría y el espíritu de las aventuras del joven mago se adentró en terrenos más oscuros y misteriosos con resultados dispares. Con La Cámara Secreta se da por finalizada la etapa infantil e inocente de la saga al mismo tiempo que se abría a un público más amplio al que se pretendía llegar con mayores dosis de espectáculo y efectos visuales.

1 comentario:

  1. Pues cada parte de esta saga a evolucionado, desde lo más noble a lo más siniestro; el mundo entero (o al menos los seguidores de esta saga) está impaciente por el estreno proximo, en solo horas, de la primera parte de ese desenlace. Haber cómo sorprende.

    Buen blog, hoy lo descubri navengando en la web.

    Te invito al mio: daniel-cinepuro.blogspot.com

    Saludos!

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