Matrix Reloaded: 6/10
Matrix Revolutions: 5/10
En compañía de mi querido compañero Rubén Polo, experto en el uso y disfrute (o no) de toda una amplia gama de videojuegos, nos lanzamos a un estudio básico de una de las experiencias cinematográficas más absorbentes de finales de los 90. Por supuesto, hablo de la original. Del Matrix primigenio, de aquel donde descubrimos la historia de ese sistema informático de mantenimiento del statu-quo que tenía como vigilantes a una legión de agentes y contra los que "El Elegido" y sus acompañantes debían luchar para evitar la destrucción de la raza humana conocida.
Una película muy original en su planteamiento que no tardó en convertirse en toda una obra de culto debido a su fantástica estética, sus frenéticas escenas de acción y unas secuencias que quedarán para la historia del cine próximo. En unos diez o quince años, Matrix ya no volverá a ser vista de la misma manera que la contemplamos todos los que tuvimos la ocasión de sorprendernos con las andanzas de Neo, Morfeo o Trinity.
Con una historia en la que la raza humana ha sido esclavizada y sometida a un férreo control por parte de unas máquinas controladas por inteligencia artificial, unos pocos han logrado huir de esa impresionante prisión que los hermanos Wachowski nos lanzaron en una de las escenas más impactantes de la película. Ahora viven en la ciudad de Sión y permanecen alerta para no ser destruidos por la maldad de la inteligencia artificial de la que un día fueron capaces de escapar.
Matrix constituye el programa informático encargado de controlar y someter a la raza humana. Dentro de ese programa existe una vida paralela controlada por diversos subprogramas, que son los que llevan a cabo las labores de funcionamiento del programa principal, véase El Arquitecto, El Oráculo, Merovingio y todos los Agentes, representantes virtuales de las máquinas controladoras del sistema.
La liberación de un pirata informático, que vive en Matrix sin conocer las intenciones y capacidades del programa, será liberado por Morfeo y su equipo. Aquí comenzará una batalla por ganarle la partida a la todopoderosa inteligencia artificial y a las máquinas. Éste es un tema que ya se ha planteado en algunas películas como Terminator, en la que uno de los trasfondos de la historia, era el dominio de las máquinas sobre el hombre. También se reflejó en 2001: Una Odisea del Espacio, donde HAL 9000 controlaba y decidía a su antojo lo que ocurría en la nave espacial, mientras Keir Dullea luchaba por zafarse del control de esa máquina. A partir de ahí, se ha planteado el tema en numerosas ocasiones, más recientemente Yo, Robot, sin demasiada notoriedad hasta que llegó la frescura y la originalidad de Andy y Larry Wachowski y su libreto de Matrix.
Reflexionando en su guión sobre teorías filosóficas de Platón entre las que destaca la "Teoría de los Dos Mundos", donde el filósofo se planteaba si todo lo que tenemos alrededor pertenece a la realidad o si por el contrario todo es una ficción creada y controlada por un ente superior. Las referencias a autores como Isaac Asimov, Stanislaw Lem e incluso Phillip K. Dick son constantes en una película en la que se reflexiona constantemente sobre la posibilidad de que llegue ese temido momento en que la informática y la maquinaria inteligente sustituye a la capacidad humana.
El mayor premio que recibió esta película fue el asombro del público, unos excelentes datos de taquilla con casi 500 millones de dólares de recaudación y cuatro Oscars (montaje, sonido, efectos sonoros y efectos visuales). Posteriores referencias describieron a Matrix como una auténtica reflexión sobre otra teoría de Platón, el mito de la caverna, donde nada parece ser lo que es y donde las apariencias son lo único que se aprecia a simple vista. Existe además una curiosa referencia a Lewis Carroll y su Alicia en el País de las Maravillas y todo a raíz de la frase que se encuentra Thomas Anderson en su ordenador cuando despierta de su letargo: Follow the white rabbit (sigue al conejo blanco).
Aunque Keanu Reeves sea un pésimo actor, sin duda su interpretación en esta película será recordada durante toda la eternidad cinematográfica. No por su calidad interpretativa sino por lo que significa esta película en el imaginario colectivo. ¿Quién no recuerda a Neo y sus avatares con el agente Smith? ¿Quién no recuerda la historia de amor entre Neo y Trinity? Para ello, los Wachowski contaron con la presencia de pesos pesados como Hugo Weaving, Laurence Fishburne, Carrie Ann-Moss, Joe Pantoliano o Monica Bellucci.
Las películas posteriores, Matrix Reloaded y Matrix Revolutions, son de una factura técnica igual de espectacular. Sin embargo, el guión ya adolece de la dependencia para con la primera película y se sacrifica la historia en favor de los aspectos técnicos. También es verdad que la historia tiene una continuidad lógica durante toda la trilogía que sería imposible de reescribir, dando en su lugar auténticas demostraciones de incomprensión por parte de un público que ya con la primera se quedó con la boca abierta y necesitó ser vista más de tres veces para ser captada en todos sus aspectos más esenciales.
Matrix ha sufrido dos conversiones al videojuego. La primera de ellas, Enter the Matrix, que sirve para hilar la historia que tiene lugar entre el final de la cinta original y Matrix Reloaded, segunda entrega. La otra conversión a videojuego es el The Matrix: Path of Neo, una irregular experiencia que mezcla la historia de las tres películas y la combina con otras historias paralelas, creando un videojuego que obtuvo escaso éxito entre los aficionados.
Es aquí donde usted debe hacer click en este enlace con el botón izquierdo de su ratón y visitar la crítica de ambos videojuegos que Rubén Polo ha preparado en su blog La Vida al Otro Lado.
En resumen, Matrix es una experiencia única que debe ser visionada una y otra vez. Su riqueza radica en explorar un terreno muy espinoso y de franca actualidad como es la evolución de la inteligencia artificial y su amenaza para nosotros, que podemos acabar exactamente igual que los humanos en esta película. Enchufados por la nuca a un cable del que no podremos desenchufarnos jamás.
¿Inquietante? Me parece que sí...
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