[Crítica] El desconocido del lago

El desconocido del lago, último Giraldillo de Oro en el Festival de Sevilla, propone algo mil veces estudiado pero de una forma completamente distinta a lo ya enunciado. Una historia de suspense, de voyeurismo a lo Alfred Hitchcock y erotismo homosexual plácidamente narrada y abigarrada en una base muy sofisticada.
Con un desfile de miembros viriles sin precedentes, El desconocido del lago aúna un espíritu de contracorriente con un extraño manierismo que la hace más cercana de lo que pueda parecer a primera vista. Con la excusa de plantearnos el cruising como una forma de contarnos una historia tremendamente perturbadora, Alain Guiraudie nos hace observadores neutrales de una trama que recuerda a las líneas de Patricia Highsmith y evoca planos de Réne Clément y un Roman Polanski en la plenitud de su trabajo.
El desconocido del lago es también una de las ganadoras implícitas del año. Apuesto cualquier miembro de mi cuerpo a que todo espectador que decida acercarse a dejarse llevar saldrá con una sensación que supera la definición de “satisfecho”. El Festival de Sevilla pone en el disparadero algunas de las obras más destacadas del cine europeo anual, una reinvención muy particular del film noir, llevado a unos extremos poco explotados.
La última gran película premiada en el SEFF dibuja un suspense contenido pero llevado con un ritmo tan milimétrico que cada secuencia absorbe al espectador más que la anterior. La capacidad de convertir un paradisíaco lugar, apartado de cualquier resquicio que tenga que ver con la civilización, en un paraje de crímenes y miedo es posible gracias a la mano de Alain Guiraudie y un reparto plagado de talento que hasta ahora desconocíamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario