[Crítica] Ida

Ida es el título de la nueva película de Pawel Pawlikowski. Ida es el nombre de una joven condenada a un sufrimiento perpetuo por un pasado al que ha llegado con años de retraso y ante el que, impotente, asiste para encontrar la más dolorosa de las verdades. Ida es una película que refleja y fotografía un término tan complejo como el sacrificio.
A través de dos interpretaciones, complementadas a la perfección, el espectador va descubriendo los entresijos de un pasado lleno de falsedad, traición, guerra y muerte. Todo ello tendrá que asumirlo una joven novicia a punto de ser ordenada monja en un convento. Su única familia parecer ser una tía, con turbio presente y glorioso pasado comunista, con la que apenas ha tenido contacto y que deberá ser su guía en un momento tan incierto.
Pawlikowski hace un uso plenamente justificado del blanco y negro para contar esta historia que nos retrotrae al nazismo más recóndito, aquel que llegó a las pequeñas aldeas de la Polonia invadida en 1939. Esta fotografía, plagada de intimidad, arte y sensibilidad, encuentra a la perfección razones más que suficientes para lograr un objetivo en cuanto a imagen se refiere. La sencillez de sus encuadres, no necesariamente perfectos y ajustados a la ya vetusta regla de los tercios, retratan a los personajes de una forma cotidiana y absolutamente normalizada. La cámara se mantiene fija ante los designios de cada intérprete en esta road-movie en busca de soluciones a un pasado muy lejano.
Su condición de novicia, mujer entregada a Dios en cuerpo y alma, también se verá seriamente en peligro. Ida ha escogido vivir una vida que no le corresponde, que no desea. Pero el sacrificio que debe hacer esconde la verdadera esencia de su deseo como persona, dejar atrás vidas pasadas y asumir las consecuencias de sus actos renunciando incluso a sus más fervientes instintos de joven adolescente.
Pawel Pawlikowski crea una obra de arte al alcance de todo aquel que opte por contemplar algo diferente en pantalla, una película pequeña en su dimensión pero enorme en su contingente. Detrás de todo lo que vemos hay desde un ideario político hasta preceptos bíblicos pasando por una aventura de búsqueda personal al amparo de la triste mirada de una joven entregada a sí misma para siempre.

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