La saga Harry Potter; Las reliquias de la muerte Parte I

6/10
Harry Potter es ya todo un hombre. Es curioso hacer notar la evolución psicológica y social de un personaje al que hemos visto crecer a lo largo de estos últimos diez años en las pantallas de nuestros cines, desde aquel primer e infantil acercamiento al fascinante mundo mágico ideado por J.K. Rowling, hasta esta última entrega concebida de forma dual en la que la grandilocuencia y gravedad de su discurso nos interna en un complejo universo adulto donde las traiciones, la hipocresía, la envidia o las ineludibles responsabilidades del héroe se conjugan para narrarnos el teleológico final de una saga; la pugna definitiva entre las fuerzas del Bien y del Mal.
Las iniciáticas aventuras de adolescentes que salpicaron las primeras entregas de esta magna obra del cine (por extensión y seguimiento) se han ido diluyendo en la progresiva oscuridad sobre la que se asienta una trama épica de heroes y villanos de corte clásico muy arraigada en el imaginario social de fantasía que todos hemos concebido alguna vez. En ese aspecto, pocas son las novedades que se incluyen en el desarrollo de Las reliquias de la muerte; la lucha introspectiva del personaje central y su contraposición al reverso oscuro amenazante, las repercusiones que acarrea su preeminencia como el elegido ante el resto de personajes secundarios, la exhaltación de los valores de amistad como canalizador necesario para la realización de la misión, y, finalmente, la soledad del héroe en la toma de decisiones y su enfrentamiento contra el vértice del Mal.
La expectación originada por la venta de la última novela sacudió a legiones de fans de todo el mundo en busca de las respuestas que satisficieran las incognitas que jalonaban los últimos episodios literarios del mago de gafas redondas, sin embargo, ese nerviosismo generalizado dio paso rápidamente a un decepción palpable ante el largo y tedioso preámbulo que la autora introducía con caracter previo a la lucha final y que alargaba este último libro hasta las 700 páginas. Curiosamente, esta primera parte cinematográfica que los responsables de la saga han ideado con un evidente objetivo comercial versa exclusivamente sobre ese preámbulo, aburrido, innecesario, enervante y profundamente insatisfactorio. 
Con este planteamiento inicial, no era nada fácil que los aficionados o no del mundo de Potter salieran extasiados con la acción frenética contenida en esta película. Paradójicamente, y si bien la materia prima es la que genuinamente concibió Rowling con sus evidentes deficiencias, Las reliquias de la muerte sorprende como un maduro producto cinematográfico salpicado de momentos realmente sugerentes apoyados con un uso de los efectos visuales demoledor, descarnado e impactante, que elevan el tono espectacular de una trama por lo general anodina.
El arranque de la película es intenso e intrigante, ejemplarizado por ese tour de force a escoba por el cielo londinense en el que los chorros de luz de las varitas de las maléficos mortífagos persiguen a una pléyade de Harry Potter clonados; o la caída apocalíptica del Ministerio de Magia con su líder a la cabeza (maravilloso el breve rol de Bill Nighy) en las manos de un cruel establishment mágico que persigue implacablemente a los muggles y sangre mestiza. Sin embargo, con el cese de la acción el interés va decayendo progresivamente hasta que el desnudo bosque en el que se cobijan nuestros tres protagonistas se erige como el rutinario escenario donde no acontece absolutamente nada.
Es justo reconocer que David Yates tiene buen oficio e intenta en varias ocasiones salvarnos del tedio con chispazos sugestivos, como ese espontáneo baile entre Potter y Hermione cuando todo parace demasiado oscuro, o con instantes verdaderamente divertidos y trepidantes, como la incursión en el peligroso Ministerio de Magia utilizando la apariencia de algunos de sus trabajadores; pero el resto, nos sirve para muy poco. Las reliquias de la muerte Parte 1 es una largo (dos horas y media de metraje) aperitivo de lo que promete ser una experiencia fílmica total en la que se librará la batalla que decidirá la pervivencia del mundo mágico. 
 Salimos del cine con ganas de más, como un chiquillo al que se le promete una golosina y rápidamente se le es arrebatada, conscientes de lo que vendrá, un presumible espectáculo visual sin parangón escenificado en el colegio Hogwarts, y para el cual habrá que esperar algunos meses más (llegará a nuestras pantallas el próximo Julio).
Mientras tanto, deberemos contentarnos con esta interesante propuesta, realizada con vigor y ciertas dosis de buen cine, que intenta salvar el inane desarrollo de la primera parte de la novela de Rowling, algo que al menos repercute en la exhibición interpretativa del trío protagonista, ahora más que nunca en el centro de la acción (o más bien la no-acción). Las reliquias de la muerte Parte 1 ahonda en la madurez discursiva de la saga, la eleva a niveles de gravedad y épica inauditos hasta el momento, y nos introduce en los vericuetos emocionales del héroe en su aciaga lucha por la supervivencia propia y la pervivencia de todo aquello que lo rodea, de lo que se siente garante. La valentía de esta entrega es apreciable, aunque el evidente interés de sus responsables en alargar la aventura para recoger los pingües beneficios reportados por legiones de fans incondicionales la despoje de cieto valor. Continuaremos esperando, impacientemente. El final de una saga ya inmortal bien lo merece. 

3 comentarios:

  1. Aparte de estar leyendo de nuevo "La Piedra Filosofal", me has entrado ganas de verla....

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  2. Jajajaja, Ya mismo te veo liderando un grupo de fans de Potter, Antonio! Tienes que verla hombre, es necesaria para lo que nos queda por ver!!

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  3. Hola Jesús!
    Aunque sea con retraso, acabo de leer tu crítica, ya que ví la película hace poco y he visto tu comentario en "Cine desde la Ignorancia".
    Veo que coincidimos bastante en las principales líneas que argumentamos.
    Y estoy de acuerdo en el apunte sobre Bill Nighy.
    Un abrazo.
    Desde la Ignorancia, Lucas Liz.

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