Crítica de An Education; Tibio retrato de un despertar

6/10

El tema de la conquista de jovencitas autoconscientes de una ficticia madurez por parte de hombres mayores obsesionados con el sexo o que simplemente buscan en mujeres de tierna edad lo que no encuentran o consiguen entre aquellas de su misma etapa vital, ha sido tratado prolíficamente tanto en la literatura como en el cine. Probablemente fue Nabokov quien con mayor maestría, primero en su novela Lolita y posteriormente firmando el guión de la adaptación cinematográfica de Kubrick (que muy pronto reseñaremos en esta página), desarrolló el asunto de la obsesión y la degradación del hombre hasta extremos que muchos catalogarían de violación. No en vano, Lolita fue sometida a una feroz crítica por los sectores más conservadores de la sociedad estadounidense y su escritor portó durante toda su vida la etiqueta de “degenerado sexual”.

An Education no llega tan lejos. La película de la directora danesa Lone Scherfig (Italiano para principiantes, Wilbur se quiere suicidar) se basa en el guión del novelista británico Nick Hornby que, a su vez, utiliza el libro de Lynn Barber sobre un joven oprimida en su hogar que se topa con un encantador hombre mayor que ella que la colma de atenciones y diversión. La cinta desarrolla correctamente la trama, con cierto pulso aunque con una tibieza general que impide que remonte el vuelo más allá de la mediocridad. Sin duda, lo más remarcable de An Education es la interpretación de la joven promesa Carey Mulligan, quien sostiene todo el peso de la historia, ilumina secuencias anodinas e imprime un toque sutil y elegante al conjunto. Muy lejos queda un simpático aunque poco atractivo Peter Sarsgaard que construye un señor Humbert patoso e infantil (nada que ver con el desquiciado James Mason de Lolita), un extremadamente caricaturizado Alfred Molina o la tontuna de Rosamund Pike. Afortunadamente, aparecen en pequeños roles la siempre deliciosa Emma Thompson y la camaleónica Sally Hawkins.

La película de Scherfig cuenta con un guión sólido, sin demasiadas concesiones a la inventiva, sorprendentemente ya que es Hornby del que hablamos. La estética opresiva de los 60 confiere aun más sobriedad al conjunto, a pesar de que está perfectamente recreado a semejanza de, como han advertido algunos críticos, la excelente serie de la HBO Mad Men. Y es que es posiblemente ese mundo gris y claustrofóbico el que confiere con mayor acierto lo que la película quiere comunicar; la hipocresía de la clase media respecto a su brillante hija, quien descubre que únicamente la quieren ver casada con un hombre rico, como entregada al mejor postor, por encima de cualquier atisbo de la educación que, aparentemente, le quieren inculcar. La mujer de la época aparece así como un objeto que daba beneficios a largo plazo, en lugar de una persona con sentimientos o sabiduría. Curiosamente eran las sabias las que quedaban solas, como la profesora brillantemente interpretada por Hawkins, una mujer íntegra y madura que sin embargo vive sola entregada a la literatura y contra la que se enfrenta la protagonista, contraponiendo dos modelos enfrentados; vivir la diversión del momento de la mano de un esposo rico (que además se ganaba la vida de forma ilícita) o bien entregarse a su propia formación como persona.

An Education ha tenido un éxito considerable a nivel internacionales, con tres nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Actriz para Carey Mulligan, que se hizo con el BAFTA merecidamente. Mulligan es, en definitiva, lo más reseñable de una película que avanza segura aunque sin demasiado corazón sobre una historia trillada del despertar prematuro de una joven. En este caso, presenciamos el despertar de una joven actriz que, probablemente, dé mucho que hablar en el futuro más próximo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario