Crítica El Escritor; Las apariencias engañan

7/10

Mientras veía la película sólo se me venía a la cabeza la idea de que esta cinta no era de Polanski. No parece su estilo, visto en otras películas de suspense como La Novena Puerta, Frenético o algunas de las más recientes que el director polaco nos ha dejado. No obstante, recupera el viejo estilo de las películas de Alfred Hitchcock, con una intriga muy bien planteada donde un solo personaje es el principal y no llena de artificios la pantalla. Gracias a esta cinta, mi admiración por Ewan McGregor ha ido in crescendo. Nunca pensé que el afamado protagonista de aquella cinta que tan poco me gustó en su día como Trainspotting fuese a convertirse en uno de los mejores actores del cine actual con interpretaciones para todos los gustos. Desde el caballero Jedi de la última saga de Star Wars, el fantástico musical Moulin Rouge pasando con su colaboración con Woody Allen en El Sueño de Casandra. Y es que en esta película, él es el absoluto protagonista de esta historia en la que nos tendremos que ir introduciendo en su mente a la espera de tener nuevos acontecimientos. Se agradece que Roman Polanski nos haga mirar las cosas desde el punto de vista subjetivo. De esta forma, la intriga cobra más sentido y no somos sólo meros espectadores.
A esta táctica del buen suspense sin efectos especiales y sin sobreactuaciones se unen dos actores de talla mundial y con una carrera labrada durante veinte años. Por una parte, el irlandés Pierce Brosnan, llamado a estar desaparecido tras su paso por cuatro de las películas de la saga Bond. En esta película, el actor interpreta a un ex-primer ministro con muchas cosas que esconder de cara al libro de memorias que escribe junto a McGregor y de cara a toda la gente que un día le votó. Sin ser un excelente actor y sin aparecer demasiado en la pantalla, los momentos en los que Brosnan aparece le dan un toque de elegancia y clase a la película, aparte de algún momento de intriga que dejará a más de un espectador perdido. Por otra parte, tenemos al gran Tom Wilkinson, un irrepetible actor que consigue hacer grande hasta el papel más pequeño que le den en cualquier película. En esta ocasión jugará a ser una pieza para el puzzle que Polanski nos trae a colación.
Con un guión basado en una novela de Robert Harris (y que él mismo adapta para la gran pantalla), el autor de El Silencio de los Corderos escribe junto a Polanski una serie de diálogos bien construidos y que, aunque algo enrevesados en el conjunto de la película, no resultan tan complicados como en otras ocasiones. Y es que, como dije al principio, no me da la sensación de estar viendo una película de Polanski. Me da la impresión de estar viendo así como un remake de Michael Clayton, aquella magnífica película de Tony Gilroy donde la intriga se sustentaba en un abogado (interpretado por George Clooney) y sus relaciones con diferentes mundos de la industrial empresarial. Aquí, en El Escritor, Polanski y Harris tejen una trama política que contiene numerosas referencias a la Historia reciente tanto de Estados Unidos y de Inglaterra mientras, a través de los ojos de Ewan McGregor, llegamos a un final, que no siendo de infarto, permite al espectador salir de la sala de cine pensando que ha invertido bien su dinero en ir a ver otra muestra más de lo gratificante que es pensar que el cine europeo todavía está vivo.

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