Dulce Cine de Juventud; Hook, el vuelo perdido de un niño devenido en pirata


8/10

Enmarcada dentro de ese grupo selecto de películas que a pesar de los años y el devenir de la experiencia personal se mantienen indemnes, actuales y deliciosas ante nuestros ojos, Hook continua aportando esa frenética vitalidad con la que fue concebida por el genial Steven Spielberg en su particular intento de continuar lo que un día imaginó, brillantemente, J.M. Barry en su obra Peter Pan. No importa que el VHS que contiene la película comience a dar muestras evidentes de deterioro, o que las cadenas de televisión no cejen en su empeño de programarla al menos una vez al mes; este cinéfilo empedernido no deja de disfrutar una y otra vez con las aventuras de un maduro niño perdido en busca de sus orígenes. Y es que, si bien crecemos y nuestras preferencias cinematográficas se van depurando conforme a la adquisición de los conocimientos y experiencias que la vida nos confiere, una parte de nosotros permanece anclada en la infancia y sigue disfrutando con la misma vehemencia e ilusión del cine que un día llenó nuestras largas de tardes de ocio (ya desaparecidas por otro lado).

La película de Spielberg es un giro de tuerca a la tradicional historia de Peter Pan, inmortalizada en el clásico homónimo de Disney de 1953, planteando un hipotético futuro en el que Peter ha abandonado el País de Nunca Jamás, con los consecuentes procesos vitales ajenos a este fantástico mundo; se ha casado, ha tenido hijos y es un importante hombre de negocios que ha olvidado todo lo que fue en su juventud. Sin embargo, el viaje que emprende a Londres para asistir al acto conmemorativo en honor de una anciana Wendy y, en mayor medida, el rapto de sus hijos por parte del malvado capitán Garfio (Hook), le servirán para iniciar esa búsqueda en su pasado y enfrentarse a los miedos que lastra desde entonces.

Bajo este planteamiento, Spielberg revisa ese mundo dividido entre niños perdidos y piratas (adultos) escenificado por Barry, y ahonda en la naturaleza perdida del protagonista, ahora devenido en pirata, tal y como le recrimina atónita Wendy. El viaje a los orígenes, pues, se convierte en una hilarante aventura de piratas borrachos, niños perdidos y un protagonista escéptico ante todo lo que le está ocurriendo que tiene el deber de volver a creer si quiere recuperar a sus hijos. Spielberg introduce aquí una subtrama recurrente en sus películas, que es la desatención del padre hacia sus hijos, demasiado ocupado por el trabajo. En la película, Peter, además de enfrentarse a su Némesis, deberá recobrar la confianza perdida por parte de sus hijos.

Como reverso oscuro de Peter, encontramos a un obseso capitán nostálgico de un antagonista de categoría maravillosamente interpretado por Dustin Hoffman. Este configura un personaje plagado de tics, anclado en el pasado y que no se resigna a vivir sin su contrincante predilecto; aquel niño soez enfundado en mallas verdes que volaba a placer y acababa con todos sus maléficos planes. Su sorpresa es mayúscula cuando se topa con un Peter maduro que ha olvidado volar y ha perdido su imaginación. La tarea de los niños perdidos es, pues, ingente.

Peter debe dejar a un lado todo aquello que ha aprendido y hecho suyo a lo largo de los años y regresar al núcleo de su ser, a su infancia. Debe volver a creer en la imaginación como motor vital, ejemplarizado emocionantemente en la cena multicolor junto a los niños perdidos, quizás una de las mejores escenas de la película. A partir de ahí, el proceso es mucho más fácil pues, despojado de todo lo circunstancial y abierto a un mundo de fantasía, sus recuerdos brotan inconscientemente; sabiendo quién es todo es posible, incluso volar.

Hook es, ante todo, una tierna historia de fantasía que no rehuye la nostalgia por el paso del tiempo y la pérdida de la inocencia. Es, además, una maravillosa película de aventuras, genialmente dirigida e interpretada por un selecto elenco de actores reconocidos, empezando por Robin Williams, encantador siempre, como maestro de ceremonias, y secundado por el pequeño gran genio Dustin Hoffman, excéntrico, maniático e hilarante en su papel de Garfio, Julia Roberts como Campanilla, Bob Hoskins en el rol del pícaro y mordaz lugarteniente Schmit, y Maggie Smith como la anciana Wendy. Por si fuera poco, qué mejor forma de ponerle música a las imágenes que utilizando las composiciones de John Williams, una verdadera institución en el mundo del cine.

Creo que jamás me cansaré de ver esta película, y, posiblemente, a medida que los años vayan haciéndome perder la imaginación y la fantasía que aún detento, la experiencia será aun más triste y emocionante a la vez. Hook siempre tendrá su hueco entre aquellas películas que me han hecho soñar.

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