Crítica L.A. Confidential; Los Ángeles, Un Mundo Implacable

9/10

Una de las últimas obras maestras del cine negro que tuvo la malísima suerte de verse las caras con Titanic  en la gala de los Oscar de 1997. Curtis Hanson dirige con maestría una película que nada tiene que envidiar a los grandes clásicos del film-noir.
Desde los manuales de Historia del Cine se nos define el cine negro como "aquellas películas originadas en Estados Unidos entre los años 40 y 50 [...] que poseen como características principales el uso de las sombras, los claroscuros para acentuar el suspense, las escenas nocturnas con humo en el ambiente y la presencia acentuada de una femme-fatale, la mujer, sin ninguna motivación aparente, que consigue llevar al protagonista a la vida o a la muerte."
En base a esta definición, establecemos de facto que L.A. Confidential pertenece a esa corriente de género que quedó inaugurada por El Halcón Maltés, dirigida por John Huston en 1941. A partir de los 60, este tipo de cine se vió oculto tras superproducciones, películas del Oeste y el cine de catástrofes que demandaba el consumo popular.
Pocos directores recuperaron esta corriente y pocos lo hicieron de manera tan magistral como Curtis Hanson, un director curtido en películas de baja categoría (Río Salvaje, La Mano que Mece la Cuna) y que dio una sonora campanada con esta obra maestra de los años 90.
L.A. Confidential posee todos los elementos anteriormente descritos del cine de la época, todo ello aderezado por un completísimo guión de Brian Helgeland basado en una espectacular novela del brillante James Ellroy. Un guión denso, plagado de personajes a cual más culpable que el anterior, se pone al servicio de su director y de todo el reparto para tejer una de las grandes historias de la pasada década. Este libreto ganó, merecidamente, el Oscar al mejor guión adaptado en una categoría en la que tuvo el galardón cantado.
Con interpretaciones muy exigentes tanto de Russell Crowe como de Guy Pearce, son los dos actores que sobresalen por encima de todo un reparto lleno de grandes intérpretes como Kevin Spacey, James Cromwell, Danny DeVito o Kim Basinger, la cual llegó a ser la gran triunfadora de la noche al recibir su Oscar a la mejor actriz de reparto por su fantástica recreación de la femme-fatale de la película, la fémina que lleva al delirio a ambos protagonistas.
Jerry Goldsmith, legendario y veterano compositor, le pone las notas a una banda sonora espectacular que acompaña las acciones de la trama y los movimientos inciertos que desembocan en el final del metraje.
L.A. Confidential tuvo mala suerte a la hora de competir por los grandes premios. Se enfrentaba al caballo de batalla de James Cameron, una película colosal acerca del hundimiento en 1912 del trasatlántico más grande del mundo: Titanic. Alzándose con 11 Oscars, dejó a sus demás competidoras sin la mitad de sus posibles galardones. La que nos ocupa en esta crítica acumuló nueve nominaciones de las cuales consiguió sólo dos.
Una interesantísima trama en la que dos policias tendrán que vencer sus rencillas personales y profesionales para intentar atajar la corriente de corrupción dentro del cuerpo de policía de Los Ángeles. Sin embargo, nadie parece ser quien realmente dice y la trama terminará siendo un auténtico deleite para todo aquel que permanezca atento a las dos horas de la película.
Si se acerca a esta magistral obra, ha de saber que no verá una pelicula ligera sino toda una adaptación de una novela de Ellroy. Eso ya es un antecedente para tener un par de horas libres de todo pensamiento y la mente en blanco para concentrarse íntegramente en toda la información que el espectador recibe.
Créame, L.A. Confidential merece mucho la pena en estos tiempos de incertidumbre cinematográfica.

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