Crítica Margin Call; Los orígenes de la crisis

6,5/10

Hoy se estrena Margin Call, una película que podría pasar desapercibida sino fuera por el increíble reclamo que ofrece su reparto. Kevin Spacey, Jeremy Irons, Zachary Quinto o Simon Baker son algunos de los intérpretes que participan en esta historia basada en hechos reales y por la que, quizás, podamos encontrar alguna explicación a la dependencia tiránica al todopoderoso dinero. La película no pretende adoctrinar acerca de lo qué debemos o no hacer ante la crisis que está azotando al planeta. Simplemente se nos ponen sobre la mesa una serie de hechos que justifican las indignas acciones de algunos tiburones de las finanzas cuyo único interés es comprar y vender para intentar inflar de mala manera sus cuentas bancarias a costa de miles y miles de trabajadores.
Como metraje, Margin Call resulta algo menos interesante que su precedente directo, el documental Inside Job, pero demuestra la insolvencia moral que poseen los empresarios a la hora de ponerse al frente de una crisis económica. Los presidentes de las empresas justifican sus pocos escrúpulos inventandose acciones basadas en la intervención de las acciones de sus empresas, actos en los que inevitablemente siempre van a terminar por ganar ellos.
Hablamos de una película excelentemente interpretada, en los límites de la corrección. Kevin Spacey, interpreta a un jefe agobiado y en el umbral de dos mundos, el que le hace prestar atención al componente humano de la empresa que dirige mientras se muestra contrapuesto a las obligadas funciones como dirigente a la hora de hacer frente a una crisis que puede dar al traste con su vida tal y como la conoce. Paul Bettany, Zachary Quinto y el desafortunado Stanley Tucci, quien representa a los millones de personas que han sido despojadas de su trabajo sin más explicación que la que ofrecen unas simpáticas empleadas de las empresas encargadas de despedir empleados alegremente que tan de moda se han puesto en Estados Unidos, aquellas que tan bien representó George Clooney en la gran Up in the Air. Da miedo saber que estamos en manos de empresarios con tan poco tacto como el que representa Jeremy Irons o gerentes como Simon Baker, que tan amable como resulta en El Mentalista, le da un giro a su trayectoria para traernos un personaje extremadamente frío y calculador. Por no hablar de Demi Moore, que regresa al cine dando vida a una gestora un tanto descolgada de las acciones que se están llevando a cabo en la empresa para intentar salvarla del naufragio inminente al que se enfrentan.
Pese a sus intentos por traer una buena historia, se nota la flojera de su director. Un J.C. Chandor que nota su inexperiencia en el cine pero que resuelve con diligencia una película que se le podía haber complicado mucho. Y es que no es fácil trabajar con ese reparto tan plagado de grandes actores y controlar tantas pretensiones. Sin embargo, a Chandor le ha salido una trama interesante que reúne algunos buenos elementos del cine económico sin pretender dar presuntuosas lecciones al espectador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario