Series de Televisión; Californication

 7'5/10
Padres y madres del mundo, la virginidad de vuestras dulces hijas no estará a salvo mientras sobre la tierra aún queden personajes como Hank Moody. Es mujeriego, charlatán, descarado, algo bebedor e irresistible ante la mirada de cualquier fémina indefensa a la verborrea embaucadora del escritor más descreído de Los Ángeles; sin embargo, más allá de toda esa parafernalia pseudointelectual de galán trasnochado, existe un Hank tierno, fiel (a su manera) y extremadamente sensible a los encantos de la mujer como ser de suprema perfección al que amar de forma irremisible. Y es que más allá de su comprensible predilección por el sexo, Hank Moody encuentra su razón de ser en su entrega consciente al género femenino. No será perfecto, incluso puede que sus eventuales suegros no estén especialmente entusiasmados con tenerlo en la familia, pero al menos es sincero y coherente con su doctrina; "nunca desaproveches una erección".
Como en toda obra de ficción con demasiadas similitudes respecto a la realidad, el espectador siempre duda cuanto de verdad hay en lo que se narra. Es de dominio público que el actor David Duchovny (también productor en la serie) ha protagonizado numerosos escándalos sexuales venteados por la prensa amarillista así como una tormentosa relación con su esposa, la también actriz, Tea Leoni, sin embargo cualquier semejanza con las aventuras y desventuras de su alter ego en la pequeña pantalla deberían quedar en un segundo plano para no mezclar ámbitos tan diferentes por cuestiones de escrúpulos y privacidad. Por ello, disfrutemos sin indagaciones indiscretas de una de las series  más transgresoras, bizarras e irreverentes que nos ha regalado la televisión en los últimos años.
Californication nos pone tras la estela de un escritor agraciado por el éxito de su último libro (bochornosamente adaptado a la gran pantalla) que debe enfrentarse a una preocupante crisis de inspiración agravada por la intermitente relación amorosa entablada con su ex mujer de la que aún está enamorado, ahora prometida con un aburrido burgués que lo desprecia. Por si fuera poco, debe ejercer de padre de una pre-adolescente algo particular al mismo tiempo que goza de una intensa vida sexual con un extenso abanico de amantes en un estimulante submundo de alcohol, drogas y rock and roll.
Sin embargo, y a pesar de la crudeza del universo de cartón piedra que se desvela tras las rutilantes bondades de la fama, el bueno de Hank consigue permanecer casi siempre ajeno a las derivas peligrosas que lo rodean acompañado por su fiel escudero y agente Charlie Rankel, un tipo calvo y bajito casado con una pequeña cocainómana con la que atraviesa inverosímiles crisis matrimoniales que incluyen a actrices porno, secretarias lesbianas y antiguas glorias del pop. Y es que Californication no es una serie de televisión convencional, sino una febril sucesión de episodios demenciales aderezados por escenas de alto voltaje, diálogos de una mordacidad descacharrante y un cierto toque nostálgico que enlaza con la existencia incompleta de Moody cuando se encuentra lejos de Karen.
Puede que muchos perciban un mensaje erróneo y crean que la serie versa sobre las andanzas sexuales de un mujeriego empedernido, pendenciero y escéptico, no obstante, el auténtico amor siempre permanece más allá de infidelidades y juergas en la forma de un vacío irremplazable y nunca superado. La relación entre Hank y Karen es la que verdaderamente vertebra la trama de la serie, la que le da sentido y cuya indeterminación prolonga la acción hasta un final que previsiblemente no tardará en llegar (la quinta y quizás última temporada llegará a comienzos de año). Aunque pueda parecer descabellado (y ciertamente lo es a tenor de lo que acontece en algunos capítulos), Californication es un canto al amor verdadero, el único susceptible de dotar de la felicidad imprescindible al ser humano.
Sea como fuere, la serie provee de horas de diversión, reflexiones de medianoche y situaciones rocambolescas en torno a uno de los protagonistas más irresistibles que ha dado la pequeña pantalla. La complicidad que se alcanza con las diatribas existenciales y amorosas de Hank Moody es tal que el espectador logra comprender y empatizar con sus acciones a pesar de no compartirlas. Finalmente, el personaje se nos antoja entrañable, auténtico; un pobre diablo desgraciado y solitario que necesita tener sexo con cientos de mujeres para acallar su imperioso deseo de estar con la única mujer que verdaderamente ama.

1 comentario:

  1. Esta serie parece ser un éxito total. Tiene el argumento de un hombre mujeriego, el cual además de ser un donjuna, tiene sentimientos bonitos y mucho corazón. Es cómica e irreverente. No me pierdo mis series favoritas de la PROGRAMACION TV

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