Películas para Dos Vidas; Cadena Perpetua

La esperanza es el sentimiento que define con mayor autenticidad al ser humano. Ese impulso inconsciente que nos emplaza a una realidad inalcanzable para alimentar un espíritu que tiende obstinadamente hacia la felicidad. Cuando ya no quedan asideros a los que aferrarse ni futuros a los que aspirar, allí surge la ilusoria certidumbre de una vida mejor como el último y natural argumento para permanecer en un mundo hostil y sombrío. Y es que, en tiempos difíciles, por triste y desalentor que pueda parecer, la esperanza en lo único que le queda a los hombres.
Andy Dufresne no se resignó al suicidio o a la indiferencia vital a la que lo empujaba la atmósfera opresiva de la cárcel de Shawshank. Y razones tenía para ello, atrapado entre violentos sodomitas y oficiales sin escrúpulos. La esperanza y la certeza de su inocencia lo salvaron de un infierno inclemente que afrontó con la paciencia del que aún cree en el futuro, aunque fuese sin memoria, en una lejana playa mexicana frente al Pacífico. Ziguatanejo no era sólo un sueño, una lejana utopía, sino la serena convicción que lo alejaba de la locura y la desesperanza.
En ocasiones, la libertad, más allá de vastos espacios abiertos, se encuentra en la mente. La Canzonetta sull'aria de Las Bodas de Fígaro que hace atronar Andy en cada rincón de la cárcel a pesar de las previsibles represalias, no era más que una demostración de una libertad espiritual conquistada que le hacía confiar, como si un estímulo imprescindible se tratase, en su propio propósito oculto. Tras esa libérrima maniobra abruptamente sofocada llegaría el castigo, el destierro a la oscuridad, pero para ese momento, Andy ya había conseguido lo que necesitaba, apenas una señal de esperanza.
Cadena Perpetua no ha sido encumbrada por la mayor parte de listas internacionales como una de las mejores (o más populares) películas de la historia del cine por ser un simple drama carcelario. La película de Frank Darabont, por aquel entonces un desconocido que adaptaba una novela del prolífico Stephen King, buceaba con sorprendente acierto por algunos de los temas clásicos en torno a la reflexión del ser humano, como la redención, el sentimiento de culpa, la amistad o el optimismo, a partir de una narración brillantemente engarzada por el personaje de Red, quien a través de una voz en off comedida, tierna y con un cierto toque a viejo narrador de cuentos, desgranaba los diferentes cuadros de la historia de forma fluida, sin apenas desvelar las recurrentes elípsis temporales insertas en la misma, y conjugando de forma magistral los momentos líricos con la contundencia de la vida carcelaria.
Y es que, independientemente del impacto que la película pudiese provocar en el espectador, algo cargado de una subjetividad evidente, es un hecho incuestionable que Cadena Perpetua es puro cine en virtud a una serie de elementos consustanciales a cualquier obra cinematográfica digna de aprecio; una historia atractiva rematada por un final sorprendente, una interpretaciones memorables a cargo de Tim Robbins y Morgan Freeman y una dirección elegante sin grandes aspavientos 'artísticos'. Poco más se puede exigir a una cinta que, con el paso del tiempo, ha devenido en un auténtico manual de cómo hacer cine para toda clase de público sin por ello traicionar los principios de coherencia o calidad exigibles a todo producto cultural.
La historia de Andy Dufresne, un hombre acusado injustamente de asesinar a su mujer y al amante con el que le engañaba, y por ello condenado a cadena perpetua de la cual cumple dos décadas antes de "arrastrase por un río de mierda", tal y como narra su entrañable amigo Red, te cautiva paulatinamente con la sencillez de un buen libro y la secreta complicidad del gran cine. El debate permanecerá abierto hasta el fin de nuestros días; Forrest Gump, Cadena Perpetua o Pulp Fiction, una terna que bien merecía un Oscar colectivo.

4 comentarios:

  1. Maravillosa! Una obra maestra increible, donde el poderio de la amistad y la esperanza apabulla.
    Saludos.

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  3. Un clásico indiscutible que nunca pasará de moda. Por cierto, hace poco vi Papillon y también la recomendaría dentro del género carcelario, otro clásico con dos grandes protagonistas.

    Me ha gustado mucho la reseña, un saludo.

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  4. Qué razón tienes en esa última frase Jesús, cada día me gusta más leer vuestro Blog. "Cadena perpetua" es ese tipo de película que hay que recordar cada cierto tiempo, no se olvidan pero vale la pena volver a vivirla y disfrutar cada cierto tiempo. Me parece magistral de principio a fin, tanto las interpretaciones como la dirección, SK sabía crear historia realmente mágicas, por eso "La milla verde" también es de mis dramas carcelarios preferidos.

    Esto sí es cine de verdad, en mayúsculas.

    ¡Un abrazo!

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