Crítica Philip Morris, ¡Te Quiero!; El rubio o el moreno: tú eliges

4/10

Antes de empezar, me gustaría resaltar un dato anecdótico de la cinta que quizás sea clarividente a la hora de juzgar la obra final que supone esta película. Y es que aterrizó la pasada semana alentada por la negativa de las productoras estadounidenses a estrenarla en Norteamérica ante posibles problemas con el colectivo gay o simplemente con la poco concienciada sociedad estadounidense en el tema de la homosexualidad (recordemos que los matrimonios gay son un problema casi "de Estado") y este raro cóctel entre comedia, drama y tragedia.
Philip Morris ¡Te Quiero! es una película inclasificable acerca del espinoso tema de la homosexualidad que protagonizan dos de los actores con mayor proyección durante esta pasada década. Por un lado, un Jim Carrey histriónico hasta el extremo y con un alarmante número de arrugas en su cara fruto de casi 20 años de muecas sin cesar en cintas para todos los colores y gustos. Aquí, nos ofrece una interpretación forzada y muy poco creíble de la que te llegas a olvidar pasada la media hora de metraje. No hace nada nuevo salvo besar a otro hombre. El auténtico fan de las muecas del actor canadiense estará de enhorabuena si decide ir al cine a ver esta mediocre cinta.
Por otro lado, y mención aparte, está Ewan McGregor. Un actor escocés llegado al mercado internacional con la exitosa Trainspotting y que ha ido forjando su carrera en todo tipo de papeles y con los más respetados directores. En esta obra, nos construye el mejor personaje de la película. No se si es un atrevimiento, pero propongo a McGregor como candidato a alguno de los premios de la próxima temporada. Él es el que sostiene el pulso dramático de una historia que no tiene ni pies ni cabeza cuando desaparece de la pantalla.
La culpa la tienen los guionistas. Un remake amanerado de Atrápame Si Puedes quizás no ha sido la mejor idea para que continúen su carrera en Hollywood. Con diálogos absurdos y el uso de la homosexualidad o la enfermedad del SIDA para tratar de justificar una serie de gracias sin comicidad alguna no me parece la mejor forma.
Si las cosas marchan como hasta ahora y los grandes certámenes de premios siguen pensando en hacerse el hara-kiri (ni falta hace mencionar a Sandra Bullock, Resacón en las Vegas o Avatar), veremos como esta cinta estará presente en alguna entrega de importantes galardones, intuyo europeos.
Vuelvo a repetir que lo mejor de la película es el insuperable Ewan McGregor. Lo reconozco y es lo único que tengo el honor de salvar de la quema. Y ya está. No tiene más. No es una película digna de un verano de cine. Me ha resultado tonta, absurda y a ratos, hasta pesada.
Philip Morris, ¡Te Quiero!

Pues me parece muy bien, oye. Pero me da igual.

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