Porque no sólo de críticas vive el cinéfilo

Gracias a mi memoria cinematográfica, la cual es capaz de acordarse de ganadores del Oscar, Globos de Oro, productoras, épocas, bandas sonoras de todo tipo y sus compositores, guionistas, directores y toda una retahíla de actores que han pasado por mis ojos a lo largo de mi vida, me he animado a tejer un retrato de algunos odios y animadversiones entre grandes profesionales de la gran pantalla.
Buceando por la Historia del Cine, encontramos casos de enemistades sobre todo entre actores tanto en películas consideradas como "joyas" así como en producciones de una calidad mucho más banal. Porque es imposible que nos caiga bien todo el mundo. Hollywood no ha sido menos y nos han llegado hasta nosotros diversas leyendas, rumores o certezas sobre las turbulentas relaciones de diversos profesionales mientras ejercían su trabajo.
Comencemos por los casos más sonados, que tienen que ver con el cine clásico. La mayoría de ellos son puramente comprobables y están recogidos en multitud de libros acerca del cine de los años 30 hasta los 80. Este viaje comienza con los siguientes casos:

- En el Estanque Dorado (Mark Rydell, 1980): Una de las grandes interpretaciones de Henry Fonda también fue su última aparición en la pantalla. De lo que también fue consciente fue de la antipatía que se tenían su hija Jane Fonda y su compañera de reparto, la gran Katharine Hepburn. Ésta última, ganadora de su cuarto Oscar a la mejor actriz, recibió una llamada de teléfono de Jane Fonda a la cual respondió con un tajante "Ahora ya nunca podrás alcanzarme", en referencia a los dos premios de Fonda y los cuatro que ya poseía la esposa de Spencer Tracy.
- Johnny Guitar (Nicholas Ray, 1954): La protagonista de la cinta, Joan Crawford, tuvo que marcharse a su vestuario y rasgarse literalmente las vestiduras cuando todo el set de rodaje prorrumpió una sonora ovación a Mercerdes McCambridge ante la calidad de una interpretación que acababa de realizar. Ella no lo aceptó y a punto estuvo de dejar el rodaje de esta obra maestra del western.
- ¿Qué Fue de Baby Jane? (Robert Aldrich, 1962): Lo de Joan Crawford se estaba convirtiendo en costumbre. Su compañera de reparto, Bette Davis, sentía auténtica repugnancia por su compañera de reparto. El logro de Aldrich fue reunirlas a las dos y conseguir terminar la película. Las escenas de pelea resultan tremendamente reales. ¿Por qué será?
- Con Faldas y a lo Loco (Billy Wilder, 1959): Todos los participantes en el rodaje de la película terminaron hasta el moño de Marilyn Monroe. Sus escasas dotes interpretativas toparon con las exigencias del gran Wilder y con los muslos de pollo de Tony Curtis. Y es que hubo una toma que tuvo que ser repetida 27 veces y en la que Curtis mordisqueaba un muslo de pollo antes de besar a la Monroe. Ella se equivocaba una y otra vez haciendo que el bueno de Tony Curtis perdiera los nervios y le cogiera manía a tan exquisito manjar.
- Naúfragos (Alfred Hitchcock, 1944): La actriz protagonista y gran reclamo de la cinta, Tallulah Bankhead, tenía el refinado gusto de trabajar sin ropa interior durante el rodaje de las películas. Naturalmente, es un rumor pero que aparece en cientos de publicaciones. El maestro del suspense se hartaba fácilmente. Y ésta no iba a ser una excepción.
- Rebelión a Bordo (Lewis Milestone, 1962): No podía dejar pasar la oportunidad de hablar de mi actor predilecto, Marlon Brando. Un egocéntrico actor que chocó con la práctica totalidad de compañeros en el Hollywood de la época. Richard Harris fue su víctima en esta genial película llegando a solicitar al director no compartir ni una sola escena con Brando. Acabaron usando dobles para no tener que verse las caras durante el tiempo que duró el tormentoso rodaje.
- La Huella (Joseph L. Mankiewicz, 1973): No se llevaban mal, pero eran dos actores profundamente ególatras. Dos geniales actores británicos que tuvieron sus más y sus menos durante el rodaje de esta obra maestra. Laurence Olivier y Michael Caine solventaron sus problemas pero quedó alguna rencilla.
- Marathon Man (John Schlesinger, 1976): De nuevo, el protagonista de la anécdota es Olivier. Ahora con razón. Y es que Dustin Hoffman tuvo la osadía de espetarle al gran actor británico que "sobreactuaba mucho". Sobran los comentarios.
- Saraband (Ingmar Bergman, 2003): El director sueco le pidió a su actriz protagonista, Liv Ullman, que se desnudara para una de sus escenas. Ella, con 60 años, se negó. Comenzó entonces una pelea en la que volaron objetos de todo tipo. Finalmente, todos recogieron los platos rotos y las aguas volvieron a su cauce.

Avanzamos un poco en el tiempo para introducirnos en el cine de nuestros días. Actores más conocidos para el gran público son víctimas también de rencores, odios y enemistades que vamos a comentar a continuación:

- Kill Bill Vol.2 (Quentin Tarantino, 2004): Se dice que el odio que se tenían Uma Thurman y Daryl Hannah llegaba a tanto que las escenas de pelea fueron extremadamente reales. Se evitaban durante las presentaciones de la película y parece que no querían saber nada una de la otra.
- La Sombra del Diablo (Alan J. Pakula, 1997): De sobra conocida es la historia que dice que Harrison Ford y Brad Pitt tuvieron que hacer de tripas para no darse más puñetazos de la cuenta. Dos grandes actores del cine moderno enfrentados en una historia "irlandesa".
- Los Ángeles de Charlie (McG, 2000): Lucy Liu es una actriz de carácter. Bill Murray un pedazo de intérprete. Y a punto estuvimos de quedarnos sin él. Una fortísima discusión casi hace que Liu utilizase las artes marciales contra Murray. Las escenas en las que ambos aparecían juntos se rodaron todas en un sólo día. Para la segunda parte, Murray fue sustituido por el malogrado Bernie Mac.

Hay más, pero tienen que ver con Sarah Jessica Parker y Matthew McCounaghey o Jennifer López y Ben Affleck. Peleas, discusiones, enemistades. Algunas son totalmente ciertas. Otras rumores y leyendas de la Historia del Cine. Todas estas anécdotas han venido construyendo algo igual de importante que las películas que vemos: la intrahistoria del cine. Aquello que casi nadie conoce. A los que nos gusta el cine nos apasiona también conocer las relaciones interprofesionales de nuestros actores y directores favoritos.
Porque no sólo de ver películas vive un cinéfilo.

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