Una cinta con un humor inteligente con finos y ácidos diálogos acerca de la vida y de la muerte sirven de base para una de las películas más importantes de la primera etapa de la filmografía de Woody Allen. La Última Noche de Boris Grushenko también es una parodia que no deja títere con cabeza acerca de la Rusia profunda en tiempos de guerras napoleónicas. Una Rusia cuyos tópicos alcanzan hasta nuestros días.
De nuevo con Diane Keaton, Allen teje una película en la que la sátira histórica mezclada con hilarantes situaciones relacionadas con la muerte, el suicidio, el asesinato, la filosofía, el amor, la vida y la religión. Boris Dimitrovich es nuestro protagonista y sus monólogos merecen cada minuto de visión de esta película realizada en 1975 y que sirve de precursora a una larga lista de obras maestras de las que nos ocuparemos en este blog.
Boris Grushenko mantiene la base filosófica que hará que Woody Allen triunfe con Annie Hall, Interiores o Manhattan. La diferencia directa y objetiva es el surrealismo que Allen le dota a estas obras anteriores a 1977 otorgándole un mayor verismo-realismo a las cintas posteriores. Los expertos califican las cintas precedentes a Annie Hall como "obras menores". Es una época donde las situaciones absurdas, estúpidas, surrealistas e inverosímiles son la nota predominante.
Pero Boris Grushenko da un giro a la orientación de la filmografía del director neoyorquino. La cada vez más lograda madurez de Allen se hace más patente en esta película pseudo-histórica. No obstante, reiremos cuando veamos a un oficial napoleónico cubano o un prólogo y monólogo final como casi nadie recuerda en la filmografía de Woody Allen. Escenas míticas de seducción en un teatro, un duelo "a vida o muerte" y un baile final que nadie olvidará.
La Última Noche de Boris Grushenko es una película destinada a que el espectador, además de divertirse, intente hacerse cuestiones acerca de los inquietantes temas de la vida y la muerte, con el sexo de por medio. Son temas francamente recurrentes en todas las películas de Allen. De una forma u otra, Allen siempre se las ingenia para interrelacionar todos estos temas y salir indemne mientras se pregunta acerca de temáticas prácticamente aisladas al pensamiento cotidiano del ser humano.
Pero para eso está Woody Allen. Para lograr algo que poca gente consigue. Hacernos reír mientras nos interrogamos a nosotros mismos acerca de nuestra existencia.
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