8/10
- Buenos días, doctor. ¿Ha visto alguna vez la serie Urgencias?
- Si, como no. Todo médico ha visto alguna vez esa serie. No para aprender, sino para intentar averiguar qué hacían bien y qué eran fallos de guión.
- ¿Encontró algún fallo de esos que usted dice?
- La verdad es que los podría contar con los dedos de una sola mano. Y me sobrarían dedos. Es increíble como una serie de televisión puede rozar de esa manera la exactitud médica.
- ¿Exactitud médica?
- Poner al alcance del público conceptos que para nosotros están totalmente normalizados. Es, digamos, acercar la jerga médica a los pacientes. Recuerdo que había personas que llegaban a la consulta utilizando términos especializados. Afortunadamente, eran escasos los que utilizaban palabras como asistolia, cianosis, fibrilar y demás términos propios de las frenéticas consultas de Urgencias.
- ¿Hay algo de exagerado en la serie? ¿Esa velocidad con la que entran los pacientes en las salas de Trauma? ¿Ese frenetismo, como usted ha dicho?
- Hombre, no se qué decirte. Nunca he trabajado en Estados Unidos y menos en un hospital de una capital. Pero hay de todo. Días de ritmo más alocado y jornadas más relajadas. En la serie, si te acuerdas, hay tanto de uno como de otro.
- Entonces, ¿usted está de acuerdo con la mayor parte de la crítica, que alaba a Urgencias de manera latente, aumentando un éxito y curiosidad entre aquellos que no la han visto, en que es una de las mejores series hechas?
- Efectivamente. Hay opiniones para todos los gustos. Urgencias es la antítesis de series tan irregulares como, ya que estamos en España, MIR, Hospital Central, Médico de Familia y todas esas cosas que parecían tener más dosis de morbo que fidelidad a la realidad.
- Un momento, doctor. Estará usted de acuerdo conmigo en que Hospital Central es un logro en la ficción televisiva española.
- Podría ser. Pero pecaba de exceso de sangre y de historias muy poco creíbles. A mi no me hacía mucha gracia, pero entiendo que fue un éxito.
- ¿Y Anatomía de Grey?
- Es una serie que le gusta mucho a mis hijas. Pero no tiene nada que ver. En Anatomía de Grey se fijan más en las relaciones personales. Urgencias era más, como decirlo, profesional.
- Si le digo ahora: Medicina en Televisión, ¿qué me recomienda?
- Pues la verdad es que poca cosa. Aunque hay que tenerle un respeto al doctor House. El problema es que me cae muy mal ese hombre. Lo veo en la pantalla y me resulta desagradable. Se que es su personaje y Hugh Laurie es un grandísimo actor. Pero la serie no me termina de llenar.
- ¿El objetivo de House es que te caiga mal no?
- Podría ser. Pero, si hablamos de Urgencias, te diré por ejemplo que el papel de Kerry Weaver (Laura Innes) es de absoluto despropósito. Pero, por activa o por pasiva, siempre le encuentras un punto positivo a su favor.
-Para gustos, colores. ¿Verdad, doctor?
- Eso es.
- Yo ya he visto la serie entera y soy uno de los adeptos a Mark Green, Doug Ross o la enfermera Hathaway. Se que es la epinefrina, la dopamina, el salino... Lo que yo quiero es que convenza a los lectores de El Cine que Vivimos Peligrosamente de por qué deben ver Urgencias. Hágame un panegírico, por favor.
- De entrada diré que es una serie que comenzó en 1994. Por tanto, algunos de los procedimientos ya están obsoletos gracias a los avances de la tecnología médica. Hay que situarse en el contexto de los Estados Unidos de mediados de los 90, donde la sanidad era privada y donde una placa de tórax le costaba varias decenas de dólares a los seguros. En esa sociedad, en el County General de Chicago, tiene lugar una sucesión de acontecimientos a los que asistiremos como si fueran propios. Tiene un guión a la altura de las circunstancias. Frenético cuando necesita serlo y pausado para mostrar los momentos en las que las relaciones sociales entre profesionales salen a la luz dejando la medicina de lado, aunque esto sólo ocurra a veces. Es lo que más me gusta de la serie. En un capítulo asistimos a unas lecciones de cirugía y al siguiente asistimos al entierro de un familiar de uno de los médicos o las enfermeras. Los guionistas han sabido dosificar al espectador para no aburrirle con tantas medicinas, jeringuillas y enfermedades incurables.
Y qué decir del tema principal. Tengo entendido que fue el respetado James Newton Howard el que compuso esta inolvidable melodía que ha abierto durante 15 temporadas una serie marcada por todas y cada una de las interpretaciones que han asaltado a este hospital. Desde estrellas invitadas como Mickey Rooney, Alan Alda, William H. Macy o Susan Sarandon pasando por los inolvidables médicos: Anthony Edwards, George Clooney, Julianna Margulies, Sherry Stringfield, Laura Innes, Eriq La Salle o Maria Bello, por no nombrarlos a todos. Algunos empezaron sus carreras aquí y otros las consagraron.
En fin, una serie para disfrutar de la medicina de Urgencias, de las salas de cirugia y, por qué no, de un buen culebrón americano que no te hará levantarte del sillón sin haber visto antes otro capítulo.
- Se ha explayado, doctor. Eso es bueno. Es señal de que hay un hueco en su filmoteca para una serie que nos ha marcado una época, una juventud en mi caso, a todos los que hemos disfrutado de ella.
- Eso mismo he querido expresar. Los avances del vídeo doméstico y la tecnología han hecho que volvamos a disfrutar de ella en DVD, de la primera a la última temporada. Riamos, lloremos y nos sintamos como uno más acompañando al cámara en sus largos planos-secuencia, que hacen que Urgencias sea una de las mejores series jamás exhibidas en televisión.
- Una cosa, doctor. ¿Sabe quien creó la serie? ¿Se sorprendería si le dijera que fue el mismo que escribió Parque Jurásico?
- ¿Eso es bueno? ¿O malo?
Juzguen ustedes mismos.
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