Showtime nos ha venido ofreciendo durante los tres últimos años una de las mejores series del panorama televisivo. Si en esta sección dedicada por entero a las series hemos comentado ya Perdidos y Los Soprano, no podía faltar uno de los éxitos de los últimos tiempos.
Sin duda ninguna me atrevo a decir que el cine ahora se ha mudado a la televisión. Ya no se cuentan buenas historias en la gran pantalla y todo pasa mediante un trasvase de actores, directores y guionistas al salón de nuestra casa. Historias de la Mafia, familias destrozadas, médicos sinvergüenzas, hermanos y madres, comedias, dramas psicológicos, fantasmas y humanos y toda una serie de relatos que productoras y cadenas como ABC, Showtime, FOX y en mayor medida y con más éxito, HBO, han traído hasta nuestras casas. El que escribe siempre estuvo bien acostumbrado a ver series de televisión y recuerda con cariño las series que marcaron su infancia y juventud. Léase MacGyver, El Equipo A, El Coche Fantástico o Los Vigilantes de la Playa, no sin olvidar su serie de cabecera: Los Simpsons, que algún día tendré el placer de "criticar" en este blog. Es por eso que, después de unos años dedicados por entero a ver cine y toda una serie de películas de todos los estilos, géneros y épocas, parece que el gusanillo de seguir capítulo a capítulo una serie ha vuelto a renacer.
Lo hizo cuando comencé a ver Los Soprano, devorando cada una de sus entregas como si fuera el último capítulo. Decidí buscar la serie en DVD una vez que laSexta dio por finalizada su emisión. Lo mismo sucedió con Perdidos y Urgencias, series de las que Televisión Española me privó cuando era más joven y que ahora, gracias al mercado del DVD, vuelven a las estanterías de mi habitación. Ese nuevo cine que propaga la televisión está presente en historias como Mad Men, The Wire, Los Tudor o Hermanos de Sangre. Y como no, en Dexter.
La historia acerca de este forense especializado en analizar marcas de sangre que de día es un amable miembro de la Policía de Miami y de noche un sanguinario y despiadado asesino en serie no es nueva. La bipolaridad de un personaje puebla decenas de guiones en toda la Historia del Cine. Pero en Dexter se nos hace partícipes de esa bipolaridad. Y es que nuestro protagonista no está loco. En primera instancia, pensaríamos que le falta algo en la cabeza si se dedica a la vida que lleva, con tanta jactancia como podemos observar. Pero no. Es un superhéroe de los que ya no quedan. Limpia la sociedad de malas hierbas. Es, en su manifiesta crueldad, un personaje que ejerce un bien público. Resulta totalmente indecente lo que estoy escribiendo. Lo se. Pero gracias a que en cada capítulo nos introducimos de lleno en su mente, sabemos que Dexter Morgan no es un villano. Simplemente es un luchador contra el crimen y las injusticias que hacen que la sociedad viva intimidada. Dexter utiliza métodos poco ortodoxos. El empleo de sierras motorizadas y cuchillos de gran tamaño no hacen que sea una serie apta para todos los públicos. No vemos nada, pero el simple hecho de observar sus rituales de muerte, ya eriza la piel. Las bolsas de basura sirven como instrumento final para llevar a cabo sus "buenas obras".
Con un guión que consiste en dar vueltas alrededor del personaje principal mientras su mente cabila con el fin de que no consigan darle caza por sus crímenes, el espectador debe sentirse atrapado ante todas y cada una de las maniobras que Dexter realiza para escapar del peso de una ley para la que él mismo trabaja. Interpretaciones sobresalientes y una fotografía muy particular para ser una serie de suspense e intriga con toques de comedia negra así como una banda sonora, compuesta por Daniel Licht, que atrapa al televidente en una atmósfera extraña nunca antes vista.
Michael C. Hall, un actor al que ya vimos destacar en A Dos Metros Bajo Tierra ofrece una interpretación portentosa, creíble y que hace sentir una tremenda simpatía ante tamaña representación del mal (o del bien) humano. Galardonado con un Globo de Oro esta pasada edición, Hall acumula nominación por temporada que la serie ha estado en antena. Ha competido con pesos pesados como Hugh Laurie y su House y Jon Hamm y su exquisito Donald Draper (Mad Men). Sin duda, Michael C. Hall es lo más notable de una serie en el que cada uno de los actores cumple con su papel de una manera fantásticamente creíble construyendo uno de los mejores repartos de serie de televisión de la última década.
Acompañando a nuestro protagonista está su novia en la ficción, Julie Benz (inolvidable papel en Mejor... Imposible); Jennifer Carpenter, esposa en la vida real de Michael C. Hall y su hermana en la ficción. Ella es el contrapunto a la doble vida de su hermano. Por otro lado, todos los actores secundarios merecen un reconocimiento en especial aquellos actores invitados como John Lithgow, Keith Carradine, Jaime Murphy y Jimmy Smits, contruyendo excelentes referentes secundarios dentro de un elenco que incluye a C. S. Lee, Lauren Velez (gran interpretación de la teniente LaGuerta) y a David Zayas (portentoso Ángel Batista).
Gran serie, fantástico entretenimiento, suspense, comedia, drama y crimen para una de las mejores series que hemos tenido el placer de contemplar en los últimos años. Van cuatro temporadas y la quinta ya está en marcha.
Eché de menos a Tony Soprano. Eché de menos a Jack Shepard y me costará echar de menos a Dexter Morgan.
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