El cine español suele ser, de forma recurrente, sujeto pasivo de toda clase de críticas y desprecios varios por parte de un público que ha asimilado con entusiasmo los patrones culturales estadounidenses (en este caso, en el ámbito cinematográfico) y rechazado, consecuentemente la peculiar visión de nuestros autores. Y, en ocasiones, no están faltos de razones en este manifiesto malestar ante la calidad cuanto menos cuestionable de las diferentes propuestas anuales. No obstante, este es el cine que tenemos, el que debemos defender como patrimonio cultural irrenunciable, ese que muestra la realidad única de nuestro país tal y como la sentimos; es, al fin y al cabo, ese reflejo tan necesario donde mirarnos. Los premios Goya son, en ese sentido, una fiesta en la que rememorar, más allá de ausencias sorpredendes, candidaturas cuestionables o cierta monotonía entre las elegidas, lo mejor que nos ha dejado en el año el cine español.
Con el reciente anuncio de los nominados para la gran gala del próximo 13 de Febrero (presentadas como el año pasado por Andreu Buenafuente), nos van quedando algunas cosas meridianamente claras. Una de ellas es que el cine español vive un curioso affaire con unos de los autores más genuinos del panorama nacional, el cual compagina sus labores de hábil diplomático entre las bambalinas de la Academia con su faceta más puramente creativa. En virtud de esta última ha cosechado nada menos que 15 candidaturas para la presente edición de los Goya, donde su última creación, Balada triste de Trompeta parte como clara favorita acaparando buena parte de las categorías a concurso, incluyendo Mejor Película y Director, y erigiéndose como la producción más importante del año también auspiciada por su apreciable paso por taquilla.
Con el reciente anuncio de los nominados para la gran gala del próximo 13 de Febrero (presentadas como el año pasado por Andreu Buenafuente), nos van quedando algunas cosas meridianamente claras. Una de ellas es que el cine español vive un curioso affaire con unos de los autores más genuinos del panorama nacional, el cual compagina sus labores de hábil diplomático entre las bambalinas de la Academia con su faceta más puramente creativa. En virtud de esta última ha cosechado nada menos que 15 candidaturas para la presente edición de los Goya, donde su última creación, Balada triste de Trompeta parte como clara favorita acaparando buena parte de las categorías a concurso, incluyendo Mejor Película y Director, y erigiéndose como la producción más importante del año también auspiciada por su apreciable paso por taquilla.
Otra de las enseñanzas extraídas de este esperado anuncio de nominaciones ha sido el escaso plantel de posibilidades ofrecidas a los académicos españoles para la confección de su terna de favoritas. Se echan de menos más producciones de envergadura que compitan tanto por galardones como por el beneplácito del público, demasiado alejado (salvo juveniles excepciones) de la realidad cinematográfica del país. De este modo, no es de extrañar que tan sólo cuatro películas compartan la mayor parte de las candidaturas. Si la mencionada Balada triste de trompeta acumula 15, Pan Negro, la casi inédita película de Agustí Villaronga (que ya sorprendió en el pasado Festival de San Sebastián) le sigue a la zaga con 14, También la Lluvia, la recién estrenada obra de Icíar Bollaín, hace lo propio con 13 y Buried (Enterrado) la radical apuesta de Rodrigo Cortés por el cine de género, algo más alejada, con 10, completan la terna de favoritas como candidatas a las categorías de mayor enjundia.
En el apartado interpretativo, destaca la reeditada pugna figurada entre Javier Bardem (claro favorito por su desgarrado rol en Biutiful) y Luis Tosar, a los que secundan Antonio de la Torre (la ausencia de Carlos Areces es cuanto menos sorprendente teniendo en cuenta que él es el verdadero protagonista de Balada triste de Trompeta) y el norteamericano Ryan Reynolds; al mismo tiempo que entre los secundarios sobresale la majestuosa presencia de Karre Elejalde en También la lluvia, quien tendrá una dura competencia con Sergi López (Pan Negro), Eduard Fernández (Biutiful) y Álex Angulo (El gran Vázquez). Entre las féminas, Nora Navas, galardonada en San Sebastián por su papel en Pan Negro, parte como favorita frente a intérpretes de la entidad de Emma Suárez (La Mosquitera), Belén Rueda (Los Ojos de Julia) y Elena Anaya (Habitación en Roma), mientras que en los roles secundarios la veterana Terele Pávez (Balada triste) buscará el galardón ante la siempre magnífica Laia Marull (Pan Negro), Pilar López de Ayala (Lope) y Ana Wagener (Biutiful).
En las categorías técnicas, la cinta de época Lope se erige como la principal candidata a los premios, a los que concurre con siete nominaciones. En clara contraposición, en las categorías de noveles es donde se dan cita buena parte de las propuestas más personales del año, dando cabida a cintas como Bon Apettit, Planes para Mañana, Elisa K o Todas las canciones hablan de mí. Entre las curiosidades, destaca la nominación al Mejor Guión adaptado para 3 metros sobre el cielo (comentarios aparte) o el injustificado olvido de la nueva película de Fernando León de Aranoa, Amador.
Así pues, tan sólo quedan algunas semanas para conocer definitivamente qué producciones españoles se alzarán con la gloria en una gala que promete hacer perdurar la figura de Álex de la Iglesia como representante supremo de nuestro cine. Desde luego, lo preferimos a otros inefables personajes ministeriales.
Consulte el listado completo de nominados aquí
En las categorías técnicas, la cinta de época Lope se erige como la principal candidata a los premios, a los que concurre con siete nominaciones. En clara contraposición, en las categorías de noveles es donde se dan cita buena parte de las propuestas más personales del año, dando cabida a cintas como Bon Apettit, Planes para Mañana, Elisa K o Todas las canciones hablan de mí. Entre las curiosidades, destaca la nominación al Mejor Guión adaptado para 3 metros sobre el cielo (comentarios aparte) o el injustificado olvido de la nueva película de Fernando León de Aranoa, Amador.
Así pues, tan sólo quedan algunas semanas para conocer definitivamente qué producciones españoles se alzarán con la gloria en una gala que promete hacer perdurar la figura de Álex de la Iglesia como representante supremo de nuestro cine. Desde luego, lo preferimos a otros inefables personajes ministeriales.
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Ganará la trompeta de Alex
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